Nuevo Casas Grandes— Nuevo Casas Grandes.- Al grito de: “¡Ese es el que andamos buscando!”, Rubén Alfonso jamás se imaginó que iba a vivir un auténtico viacrucis cuando fue encontrado por una patrulla militar que realizaba operativos de vigilancia en El Willy, donde elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Defensa), presuntamente lo torturaron para luego dejarlo desnudo y abandonado en la sierra de Casas Grandes.
Rubén Alfonso E.B. de 29 años y con domicilio en la colonia Héroes de la Reforma, a poco más de un kilómetro del 35 Batallón de Infantería en Nuevo Casas Grandes, por necesidad de trabajo se desempeñaba como leñador en ejido El Oro, cercano a la sierra de El Willy, a más de 90 kilómetros de su hogar.
No sabía que tras su experiencia, regresaría a su colonia pero para ser ingresado al Hospital Integral, donde se encuentra en terapia intensiva y tan golpeado y lesionado de los tablazos y golpes que le dieron desnudo, que el caso tuvo que ser puesto del conocimiento de la Fiscalía General del Estado (FGE).
Con los glúteos y piernas amoratados, con heridas abiertas y otros golpes en diversas partes del cuerpo, Rubén Alfonso tuvo “mucha suerte”, ya que cuando lo agarraron los militares que presuntamente lo torturaron, mientras uno lo encañonaba directo a la cabeza le dieron a escoger entre los tablazos, o cortarle los dedos con un cuchillo que ya tenían listo.
De acuerdo al documento del que El Diario tiene copia, el hombre tuvo la certeza de que le esperaba un destino fatal, así que lo único que atinó a decir fue: “Ya… hagan lo que ustedes quieran”.
El día fatal
Previamente, ese día miércoles 19 una cosa llevó a la otra: Rubén Alfonso tuvo diferencias con su patrón por lo que perdió el trabajo y se vio abandonado en la sierra de Casas Grandes, así que tuvo que pedir aventón hasta que alguien lo dejó en el poblado de Steven a eso del mediodía.
Fue en ese mismo poblado a 84 kilómetros de Nuevo Casas Grandes, colindando cerca de Sonora, donde a mediados de febrero un comando mixto de estatales y militares, se enfrentaron a un grupo de sicarios, logrando abatir a dos de ellos y descubriendo una narco cabaña en la que se guardaba un arsenal y vehículos robados.
Ajeno a los hechos de hace mas de un mes, el leñador tenía que regresar a su hogar en Nuevo Casas Grandes, por lo que comenzó a caminar y a seguir pidiendo aventón a quienes llegaba a ver circulando, pero nadie quería subirlo y se pasaban de largo.
Fue a eso de las 6:00 de la tarde cuando el hombre vio acercarse dos camionetas verdes en las que se transportaban militares, los cuales apenas lo vieron y se le abalanzaron mientras uno lo señalaba: “¡Ese es el que andamos buscando!”.
El denunciante relató en su comparecencia ante los agentes de la Unidad de Delitos contra la Vida, de la Agencia Estatal de Investigación (AEI), que los militares lo sujetaron y lo llevaron a la parte posterior de una de las camionetas, mientras uno lo sujetaba le indicó a otro que le mocharían los dedos por lo que sacaron una daga, pero el hombre se resistió y no se dejó.
Mientras supuestamente otro militar lo apuntaba a la cabeza, le volvieron a preguntar si prefería que lo tablearan, por lo que el afectado se sintió perdido y les contestó que hicieran ya lo que quisieran.
Sin intención de bajar el nivel de sus amenazas, los militares procedieron a bajarle los pantalones y el calzón a la víctima, para comenzar a golpearlo con una tabla mientras le advertían que lo iban a matar, pero en eso intervino el jefe de la unidad y les dijo que ya lo dejaran.
Para esto, la víctima narró que los soldados lo subieron a la camioneta y unos dieron instrucciones que lo dejarían más adelante, pero en el camino, dijo que lo estuvieron pateando y golpeando en todo el cuerpo hasta que llegaron al punto conocido como El Caracol desde donde se puede ver a lo lejos en la parte baja, la comunidad de Juan Mata Ortiz.
Todavía lejos a 45 kilómetros de su hogar, el hombre fue abandonado en ese punto, golpeado, sin pertenencias… y sin ropa, no sin antes recibir la amenaza de que “no se fuera a mover de ahí porque lo estaban vigilando”.
Solo y lleno de miedo
Temiendo por su vida, sin forma de recibir ayuda de nadie en aquella parte alta de la sierra, Rubén Alfonso quiso ser más prudente y paso toda la noche allá arriba, desnudo a la intemperie, escondiéndose de todo y temiendo que en cualquier momento aparecieran de nuevo los militares.
Al día siguiente y debilitado por el hambre y sus lesiones, el hombre se animó a continuar su camino pero así como estaba golpeado y desnudo no sabía cómo regresar.
Afortunadamente ocurrió el milagro y pese a que un hombre ya mayor le ofreció llevarlo, Rubén Alfonso ya no confiaba en nadie, menos sabiendo que los pocos viajeros en esa carretera se negaban a “ayudarlo”.
Aún así el hombre le convenció para que bajaran más hacia la carretera de Mata Ortiz a la cabecera de Casas Grandes, donde ya solicitaron una ambulancia que lo trajo de regreso a Nuevo Casas Grandes, en donde por sus lesiones, fue ingresado de emergencia al Hospital Integral, donde aún ayer permanecía.
Por último, aunque la AEI ya tomó la comparecencia de los hechos y evidencia del ataque que sufrió este ciudadano, supuestamente a manos de los militares, el Ministerio Público no le ha podido tomar la denuncia debido a que sigue convaleciendo, mientras que un bufete de abogados ya tomó el caso, para investigar el hecho y proceder a abrir un juicio por el delito de tortura en contra de quien o de quienes resulten responsables.