Santa Fe, Nuevo México.- Cada año, Santa Fe incinera una gigantesca efigie de la Zozobra --- el ritual que pretende eliminar la ansiedad y promover la tranquilidad.
Para la mayoría de millones de viajeros que hacen el recorrido cada año, no existe ninguna razón para no ir a Santa Fe, excepto ir a Santa Fe.
Se puede llegar fácilmente a esta pequeña población situada a 7 mil pies de altura, cuyo aeropuerto es una pequeña parte de un supermercado típico estadounidense.
Aunque esta ciudad de 90 mil residentes trata de asegurarse de que su singularidad sea razón suficiente para visitarla.
Zozobra es una bestia que vive en las montañas cercanas. La gente de Santa Fe la invita a la ciudad cada año con el pretexto de hacer una fiesta en su honor.
Cuando llega a la fiesta vestida formalmente, oscurece la ciudad y le quita “la esperanza y los sueños a los niños de Santa Fe”, a quienes también secuestra.
La gente de la ciudad trata y no puede dominarlo con antorchas. Pero luego, el Espíritu del Fuego, que es llamado por una colaboración entre los ciudadanos del poblado, aparece y ofrece buenas vibras, lucha contra la Zozobra hasta que es consumido por el fuego.
Si tiene la fortuna de estar en el lugar una noche al final del verano --- el viernes antes del Día del Trabajo --- se verá rodeado de residentes de Santa Fe que gritan cargando en un poste a un humanoide hasta una colina desde donde se pueden ver sus casas y lo queman hasta que muere.
Probablemente, hace un siglo la población actual descubrió el violento secreto de la felicidad en esta población árida y situada a una gran altitud --- y que anualmente se convierte en un ritual en donde es eliminado por las llamas.
Los ciudadanos locales matan a ese monstruo cada años desde hace 100 años. El objetivo es incinerar la tristeza.
El nombre de la bestia procede del diccionario en español y se deriva del verbo “derrotar”. Como nombre, zozobra tiene un segundo significado poético que es “ansiedad” o estar inmerso en los propios pensamientos.
Si la ansiedad es definida como pensamientos obsesivos y la constante imaginación de escenarios desastrosos, no hay duda de que nuestra era se siente excesivamente ansiosa, ya que invitamos constantemente esos pensamientos a nuestra mente.
Se siente bien quemar una efigie que pueda eliminar los problemas de una persona o el de toda una ciudad o país.
La ansiedad es anticiparse a lo que pueda suceder y pueda salir mal. Una vez que se materializa el futuro, sobrevive agregando un nuevo objetivo para rumiar, así que, ¿por qué no incinerarla antes de que se propague?
La primera vez que se quemó la zozobra fue en 1924 y fue en un patio. La Zozobra medía seis pies de alto y se elaboró con pedazos de papel en los que algunas personas describieron lo peor que había sucedido en sus vidas.
Cien años después, la torre de la Zozobra mide 50 pies y su quema anual se ha transformado en una celebración con margaritas frías, un picnic y pirotecnia.
El monstruo sigue llenándose con pedazos de papel en donde se escriben las preocupaciones. Aunque actualmente no hay límites para rellenar el cuerpo de la Zozobra: contiene álbumes con fotos de boda, facturas médicas, reporte de calificaciones, cenizas de los seres queridos, multas del estacionamiento, fotos de Osama bin Laden, una guitarra y una gran variedad de vestimentas --- de boda, hospital, algunas pertenencias de Marilyn Monroe, que no se vendieron en la subasta --- y el espectáculo sigue el script original.
De acuerdo a los registros del evento, 71 mil 69 personas acudieron este año a la quema, de los cuales, una gran mayoría, 53 mil 440, pertenecen al Condado Santa Fe.
Santa Fe es el tercer estado más pobre del país, después de Mississippi y Louisiana.