Texas.- Un jurado federal declaró el miércoles a una pareja de Texas, propietaria de una panadería en la frontera entre Texas y México, culpable de albergar a trabajadores que ingresaron ilegalmente a Estados Unidos, meses después de que su querida tienda se viera atrapada en la agresiva ofensiva migratoria del Presidente Donald Trump.
Las autoridades federales acusaron a la pareja, Leonardo Báez, padre de siete hijos, y a su esposa, Nora Alicia Ávila, ambos migrantes mexicanos con residencia permanente, de emplear y albergar a sabiendas a trabajadores sin estatus legal permanente. El caso fue uno de los primeros presentados contra empresarios, mientras el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) intensificaba los arrestos.
El miércoles, un jurado en la ciudad fronteriza de Brownsville, Texas, falló a favor del Gobierno federal tras un juicio de tres días que enfrentó a dos pilares de la comunidad de Los Fresnos, un pequeño pueblo fronterizo, contra la Administración Trump y sus políticas migratorias. Además del cargo de encubrimiento, la pareja fue declarada culpable de conspiración para transportar migrantes que se encontraban en el país sin autorización.
La sentencia se fijó para noviembre. Ambos enfrentan hasta 10 años de prisión y la pérdida de su estatus legal.
Sus acciones no solo violan las leyes federales de migración, sino que también explotan a personas vulnerables con fines de lucro, declaró Craig Larrabee, agente especial a cargo de Investigaciones de Seguridad Nacional en San Antonio.
"Esta condena envía un mensaje claro: quienes participan en el tráfico y encubrimiento de personas con fines de lucro serán investigados, procesados y rendirán cuentas", dijo.
Sylvia González-Gorman, politóloga y experta en migración de la Universidad de Texas en el Valle del Río Grande, se mostró preocupada por el precedente de lo que ella llamó un procesamiento selectivo.
"Lo inquietante es que este caso se llevó a juicio desde el principio", dijo.
"Históricamente, a las grandes corporaciones que empleaban a migrantes indocumentados se les imponía multas, no un posible encarcelamiento".
El 12 de febrero, justo al inicio del segundo mandato de Trump, un equipo de Investigaciones de Seguridad Nacional llevó a cabo lo que describió como una operación de control de seguridad en el lugar de trabajo de Abby's Bakery, ubicada junto a una carretera transitada cerca de Brownsville. Los agentes detuvieron a trabajadores que, según afirmaron, se encontraban en el país sin documentos y acusaron a la pareja de "conspirar para transportar y albergar a migrantes indocumentados", según una denuncia penal.
Para algunos migrantes de Los Fresnos, la redada destrozó la sensación de seguridad en la comunidad de 8 mil 500 habitantes, de mayoría latina. También dividió a las familias. Más del 52 por ciento del condado de Cameron, antes firmemente demócrata, votó por Trump en noviembre, lo que refleja una tendencia nacional que ha visto a los latinos de clase trabajadora irse a la derecha.
Según los documentos judiciales del fiscal, Baez y Avila, propietarios de la panadería desde hace casi 15 años, "admitieron que sabían que los extranjeros estaban presentes ilegalmente en los Estados Unidos en violación de la ley, y albergaron a los extranjeros en su propiedad personal".
Videos publicados en Facebook mostraron a agentes armados escoltando a trabajadores esposados fuera de la propiedad. Se puede escuchar a la mujer que grabó el video decir: "Se llevaron a todos los trabajadores de aquí, de Abby. ¡Miren cómo se los llevan!".
Los fiscales también mostraron fotografías de una pequeña habitación en el centro comercial que incluye la panadería, dispuesta con seis colchones en el suelo, donde dijeron habían dormido empleados no autorizados para trabajar en el país.
Los investigadores encontraron a ocho trabajadores que se encuentran en el país sin autorización legal y que, según documentos judiciales, aparecen como contratados y protegidos conscientemente por la pareja.
Una semana después del allanamiento, la pareja reabrió la panadería con unos siete empleados legales, incluyendo familiares. Ávila opera un restaurante contiguo que abrió el año pasado.
En una entrevista con The New York Times, la familia Baez sostuvo que eran migrantes trabajadores que se habían sacrificado para alcanzar el sueño americano. Leonardo Baez aprendió a hacer pan con un mentor y comenzó a venderlo en las calles de Ciudad Victoria, Tamaulipas, un estado mexicano fronterizo con Texas.
Allí conoció y se casó con su esposa, cuando ella tenía 18 años y él 28. Poco después, la pareja se mudó con su suegra a una pequeña casa de ladrillo con techo de metal y letrina, en Los Fresnos. Empezó a hacer su propio pan y a venderlo en las calles desde la parte trasera de una camioneta, con sus hijos.
Poco a poco, su fortuna mejoró. Los Baez compraron una casa de madera con un baño funcional. En 2011, Leonardo Baez pidió dinero prestado a miembros de su iglesia para alquilar su tienda y comprar equipo básico para hacer pan.
Los Baez ahora son dueños de todo el centro comercial que incluye la panadería.
"Desde que abrimos, los clientes nunca dejaron de venir", recordó Leonardo Báez en una entrevista.
"Dios nos ha bendecido así".
Una pena de prisión podría poner en peligro todo eso.