Damasco, Siria.- El liderazgo de Siria no es el único aspecto del país que está cambiando como resultado del derrocamiento este mes del antiguo Presidente Bashar al Assad. También está en marcha el desdibujamiento de sus fronteras, desde Israel al suroeste hasta Turquía al norte.

El Ejército israelí no perdió tiempo en avanzar sobre Siria después de que Assad fuera derrocado por rebeldes liderados por islamistas hace dos semanas, con tropas moviéndose hacia el este en una zona de amortiguamiento establecida por un alto el fuego entre los dos países hace 50 años. El Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, está alerta ante una nueva amenaza después de más de un año combatiendo a grupos respaldados por Irán como Hamas y Hezbolá en la región.

"Israel no permitirá que grupos yihadistas llenen ese vacío y amenacen a las comunidades israelíes", dijo la oficina de Netanyahu la semana pasada. Describió el despliegue como temporal hasta que una nueva administración siria -ahora liderada por Hayat Tahrir Al Sham, una ex filial de Al Qaeda- se comprometa con el acuerdo de 1974.

Turquía ha mostrado una urgencia similar al afirmar su influencia sobre una porción mucho mayor de Siria, y el Presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, ha calificado al país como un actor clave en la configuración del panorama político posterior a Assad.

Una de las prioridades clave del Presidente Recep Tayyip Erdogan es frenar a los grupos kurdos en el norte vinculados al PKK, una organización que ha luchado durante mucho tiempo por una región kurda autónoma dentro de Turquía.

El objetivo final de Erdogan es crear una zona de amortiguamiento a lo largo de los 900 kilómetros de la frontera entre Siria y Turquía, aunque ese objetivo parece difícil de lograr en su totalidad.

El avance de Israel ha extendido su control sobre los Altos del Golán, una zona estratégica en disputa internacional.

Ankara tiene un fuerte incentivo para asegurar su influencia sobre cómo se gobierne eventualmente Siria. Turquía alberga a más de 3 millones de refugiados de su vecino del sur, un legado de más de 13 años de guerra, mientras que las empresas turcas podrían ser grandes beneficiarias si se inicia la reconstrucción tras el conflicto.

El Ministro de Relaciones Exteriores de Turquía, Hakan Fidan, visitó Damasco ayer y se reunió con el líder de HTS, Ahmed Al Sharaa.

Fidan declaró la semana pasada que "lo último" que Turquía desea es ser vista como la potencia regional con control final sobre Siria, aunque el Gobierno ha establecido contactos y logrado avances militares en el norte.

"Ankara buscará moldear el panorama político y económico en Siria para expandir los intereses turcos", escribieron analistas del Grupo Eurasia, incluido Emre Peker.

"Un buen resultado en Siria ayudaría a Erdogan a proyectarse como un líder global influyente y a mejorar su popularidad históricamente baja".