Durante la guerra con Israel, Irán ejecutó a varios prisioneros acusados de espiar para Israel, lo que provocó temores entre los activistas de que podría llevar a cabo una ola de ejecuciones después de que el conflicto terminara.
Ahorcó a tres prisioneros más el miércoles por cargos de espionaje, elevando el número total de ejecuciones por espionaje a seis desde el 16 de junio.
Los ahorcamientos ocurrieron en la prisión de Urmia, en la provincia de Azerbaiyán Occidental de Irán, que es la provincia más al noroeste del país. La agencia estatal IRNA citó al poder judicial de Irán para la noticia, diciendo que los hombres habían sido acusados de llevar “equipo de asesinato” al país.
Irán identificó a los tres hombres como Azad Shojaei, Edris Aali y el ciudadano iraquí Rasoul Ahmad Rasoul. Amnistía Internacional había expresado previamente su preocupación de que los hombres pudieran ser ejecutados.
Durante los 12 días de guerra, al menos 28 personas murieron en Israel y más de 1.000 resultaron heridas, según funcionarios.
En Irán, el gobierno el martes situó el número de muertos en 606 personas, con otras 5.332 heridas. El grupo Activistas de Derechos Humanos, con sede en Washington, publicó cifras el miércoles que sugieren que los ataques israelíes en Irán han matado al menos a 1.054 personas y herido a otras 4.476.
El grupo, que ha proporcionado cifras detalladas de bajas de múltiples rondas de disturbios en Irán, dijo que de los muertos había identificado a 417 civiles y 318 miembros de las fuerzas de seguridad.
Teherán experimentó intensos ataques aéreos israelíes durante toda la guerra, incluidos algunos contra la cúpula militar de Irán y otros lugares asociados con la teocracia que controla el país.
Con el alto el fuego en vigor, los iraníes comenzaron a intentar retomar su vida cotidiana.
Los medios estatales describieron un tráfico intenso alrededor del área del mar Caspio y otras áreas rurales fuera de la capital, Teherán, mientras la gente comenzaba a regresar a la ciudad.