Ciudad de México.- Ésta es la metáfora que guía la obra de teatro Aprender a nadar, un monólogo que reflexiona sobre el aislamiento y la melancolía que experimentan quienes padecen este trastorno clínico.

Para el dramaturgo y director escénico Aaron Zamora, quien escribió la pieza a partir de distintas experiencias durante la pandemia de Covid 19, la figura de la isla evoca la soledad que se manifiesta con la depresión, pero que también la dispara.

"Es un síntoma, pero es una causa también", explica en entrevista. "Es como un círculo raro el aislamiento y por eso nos llamaba mucho la atención la figura de las islas, porque se volvía una forma representativa de una sensación en la que, al aislarte y alejarte del mundo, como te sucedía en la pandemia, te hundía".

El montaje refleja este estado de manera sencilla, pero contundente: una silla al centro del escenario y una mujer que no puede separarse de ella por más que lo intenta.

Esta apuesta minimalista fue concebida junto con la protagonista del montaje, la actriz Ana Banderas, quien afronta el reto de interpretar el monólogo todo el tiempo desde la silla.

"No hay un momento en que la actriz toque el suelo y eso tiene que ver con el conflicto principal de la obra: salir de ahí o no; cómo juntas la fuerza para salir de ahí, cuáles son la serie de decisiones, pensamientos, emociones, que tiene que transitar uno para decidir dar ese paso fuera de la silla", apunta Zamora.

Entendida como un proceso, la depresión se aborda desde tres momentos de la vida de la protagonista, sin que sean representados de manera lineal.

Ataviada con una gorra y traje de natación, la protagonista de la obra revive las clases de natación de su infancia, las primeras experiencias como una joven adulta con responsabilidades y la soledad que llega a consumir su vida.

La obra, que cuenta con el diseño escénico de Valeria Paulino, busca retratar también una condición que pareciera haberse hecho más habitual en los últimos años.

"La depresión es como un mal de nuestra generación. Tanto Ana, como Valeria y yo estamos entrando a los treintas, entonces hablábamos de este momento, de cómo la depresión ha afectado a nuestra generación", pondera el dramaturgo.

"Y cómo, como enfermedad mental, a veces es un poco despreciada en comparación con otros padecimientos", abunda.

Así, rodeada por un mar inmenso que la incomunica del mundo, la protagonista intentará salir de su soledad, ante la mirada de un público que, con certeza, ha llegado a sentirse como ella.

A estrenarse el 16 de enero en el Centro Cultural El Hormiguero (Gabriel Mancera 1539, colonia Del Valle sur), Aprender a nadar estará en cartelera hasta el 13 de febrero, con funciones los jueves a las 20:00 horas.