Una boda celebrada entre adolescentes en la comunidad indígena de San Juanito Yosocani, perteneciente al municipio de San Lorenzo, en Oaxaca, ha generado controversia tanto por la unión entre menores de edad, como por el consumo de bebidas alcohólicas por parte de niños.
El caso se ha viralizado tras la difusión de fotografías que muestran a los novios, Julio César y Jackeline, quienes contrajeron matrimonio bajo los usos y costumbres de esta localidad costeña.
Además, en videos del evento se mostró a niños y adolescentes consumiendo cerveza durante la celebración, específicamente durante el tradicional "baile de la calabaza".
En este rito, los amigos de los novios bailan frente a la pareja y, al finalizar, reciben refrescos y cervezas. La tradición dicta que la bebida alcohólica entregada, se ingiera de manera inmediata.
Los propios adultos son los que incentivan esto y les empinan las botellas para que terminen de manera más rápida el líquido, en medio de risas de los asistentes.
Incluso, en uno de los clips se escucha al animador del evento advertir al camarógrafo no subir el material a redes sociales para evitar críticas sobre el consumo de alcohol por parte de los menores de 18 años.
"Ahí al camarógrafo, fotógrafo, no me vaya a subir al Face eso que van a decir que le estamos dando alcohol a los pequeños y ellos no saben de eso", fue la petición grabada.
Habitantes de San Juanito Yosocani han defendido estas prácticas, argumentando que forman parte de sus tradiciones y usos y costumbres. Sin embargo, la difusión de las imágenes ha generado preocupación y cuestionamientos sobre la protección a niñas, niños y adolescentes.
Hasta el momento, no ha habido un pronunciamiento por parte de autoridades locales o del Sistema DIF.
La comunidad de San Juanito Yosocani se encuentra en el municipio de San Lorenzo, una zona caracterizada por su alta marginación. Según el Plan Municipal de Desarrollo 2008-2010, el municipio ocupa el lugar 166 a nivel nacional en muy alta marginación y el 71 a nivel estatal en alto grado de marginación.
Indicadores como el grado promedio de escolaridad de la población de 15 años o más, que era de 5.3 en 2010 (lo que implica que no habían completado la educación primaria), reflejan el rezago educativo en la región y la persistencia de ciertas prácticas arraigadas.