Culiacán, México.- La narcoguerra entre "Los Chapitos" y "Los Mayos", facciones del Cártel de Sinaloa, ya no sólo causa terror en Culiacán y sus alrededores, sino que se extendió en la últimas semanas a por lo menos otros 13 municipios del estado con balaceras, bloqueos carreteros, asesinatos, emboscadas y desplazamientos forzados.
A ocho meses del inicio de la pugna, lo cual ha dejado una estela de unos mil 200 asesinatos y alrededor de mil 400 desaparecidos, sicarios de ambas organizaciones llevaron la guerra a Salvador Alvarado (Guamúchil), Mocorito, Guasave, Badiraguato, Navolato, Angostura, Escuinapa, Mazatlán, Concordia, San Ignacio, Cosalá, Eldorado y Elota.
Mientras tanto, tanto el Gobierno estatal como el federal, ambos liderados por Morena, no han explicado la razón de la expansión violenta en medio de rumores de una presunta narcoalianza entre Ismael Zambada Sicairos, "Mayito Flaco", hijo de Ismael "El Mayo" Zambada, con Fausto Isidro Meza, "Chapo Isidro", considerado líder del Cártel de Guasave.
La crisis armada ha alcanzado a niñas y niños, con el asesinato de 39 de ellos, la mayoría por terminar en medio de tiroteos entre criminales o entre fuerzas estatales y civiles armados, mientras que existe el reporte sobre la desaparición de 120 menores de edad, de acuerdo con datos de la Fiscalía General del Estado.
Desde el 9 de septiembre de 2024 no hay día en Sinaloa en que no ocurra un hecho relacionado a la disputa que estalló tras de la detención en Estados Unidos de Ismael "El Mayo" Zambada el 25 de julio, tras una presunta traición de "Los Chapitos".
Apenas en la primera semana de mayo, la narcoguerra ha dejado 15 bloqueos, 53 asesinatos -entre ellas dos niñas y cuatro policías-, así como ataques con balas y fuego a por lo menos 20 viviendas.
En la zona rural de Sinaloa hay 60 planteles escolares que cerraron porque no hay manera de que las niñas y niños asistan a clases, por lo que terminarán el ciclo de esa manera si la violencia no cesa.
Hay pueblos en municipios de Concordia, San Ignacio, Cosalá y Elota que reportan desplazamiento forzado de personas. Aunque no hay una cifra exacta, autoridades locales establecen que podría tratarse de al menos 500 familias entre todas.
La violencia más visible tiene lugar en ciudades como Mazatlán y Culiacán, los polos turísticos y económicos del estado, pero en las zonas rurales de ambas urbes, así como en Navolato, Eldorado, Elota, San Ignacio, Angostura, Badiraguato, Mocorito, Concordia y Escuinapa, son territorios silenciados por las actividades criminales.
El tercer efecto de este periodo criminal ha sido la afectación económica sobre distintos sectores. Cálculos del Colegio de Economistas y de cámaras empresariales, como Centro Coparmex Sinaloa, establecen que se trata de una de las peores crisis en la historia, con pérdidas que superan los 8 mil millones de pesos.
Reportes del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) señalan que durante este periodo se han perdido cerca de 15 mil empleos formales, los cuales sólo permiten ver una realidad, pues el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) podrá reflejar datos sobre empleos informales en el Medición de la Economía Informal (MEI) a final de año.
Ciudades como Culiacán y Mazatlán muestran cientos de negocios cerrados, cadenas de restaurantes que decidieron suspender actividades, lotes de venta de carros, tiendas de ropa, tiendas de muebles, centros nocturnos y hasta supermercados locales.
La Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda (Canadevi) asegura que ambas ciudades sufren una caída del 70 por ciento en las ventas de vivienda, lo que llevó a posponer la construcción o continuación de al menos 100 proyectos residenciales y de departamentos entre los dos municipios.
La venta de vehículos también se ha visto mermada, con una baja del 30 por ciento, según datos de empresas automotrices como Grupo Premier.
La violencia se ha extendido a más municipios de manera gradual, señalándose a través de supuestos comunicados de asociaciones y alianzas entre grupos criminales, las cuales no han sido confirmadas por las autoridades.
Esto último no es nada oficial, pero lo que sí es un hecho es que de septiembre a la fecha, Culiacán y Mazatlán se convirtieron en ciudades en donde sus pobladores se sienten inseguros, de acuerdo con en la última publicación de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU).
Y en todo este tiempo, la mayor de todas las prevalencias ha sido la negación del Gobierno estatal sobre un estado en crisis.