Algunos filósofos, observando desde el infinito y más allá, que los seres humanos ven en modo lelo la televisión por horas, se preguntaron: ¿Por qué las personas y en especial la niñez ven horas de películas y series en plataforma streaming? Responde Heráclito: porque necesitan moverse permanentemente para que su inteligencia esté en constante cambio; dice Parménides: porque el niño es estático, no puede moverse, pero lo abarca todo como ver la televisión.  
Al fondo grita Epicuro: por el placer de ver las series y películas. Alega Sócrates: bueno, pero en verdad: ¿conocerán la finalidad de los contenidos de las plataformas streaming? Brinca Platón y precisa: porque buscan salir de la caverna de la ignorancia y creen encontrar el bien supremo.  Aristóteles refuta: lo hacen porque está en su naturaleza, nada más.  Descartes comenta: no señores, ven streaming porque si lo hacen creen que luego existen con otra identidad como en los Avengers; finalmente, aparece Carlos Marx y grita: ¡esas plataformas son capitalistas destrúyanlas!
Es difícil saber el número de series o películas a disposición de la niñez en streaming; pero es fácil comprender que el uso excesivo de este tipo de plataformas niñeras del siglo XX y XXI, tiene sus riesgos de los cuales destaco la influencia negativa en los menores.
Los dueños y productores de streaming, además de conocer acerca de la inclinación natural que tenemos hacia aquellas cosas que nos proporcionan placer sensible; también saben acerca de una manifestación en nuestra vida psicológica, que es atraída y digamos capturada de forma envolvente por las imágenes y contenidos en las series o películas, al grado tal que a algunos niños y adultos se les dificulta sustraerse de éstas; esta manifestación es lo que conocemos por la psicología racional como la “atención”, fenómeno psíquico que advertimos y vivimos en nuestra experiencia diaria.
En la “atención” encontramos un dirigirse o centrase hacia algo, una cosa, un objeto; así de acuerdo con Teodoro Soria, podemos entender esta como el encauzamiento o concentración de la actividad psíquica hacia determinados contenidos [2], en palabras simples es la aplicación de nuestra inteligencia hacia un objeto olvidándonos de lo demás que está a nuestro alrededor.
Esta manifestación de nuestra vida psicológica, en cualquier época de nuestra vida, pero en especial en la niñez, puede verse influenciada negativamente por los contenidos de las plataformas streaming, como tal encontramos: falta de estudio, omisión de realizar las tareas, en consecuencia disminución del rendimiento escolar; lo más grave es la pérdida de la inocencia resultante de las imágenes lascivas a las que son muchas veces expuestos, entiéndase a lo sensual, erótico, libidinoso; como resultado encontramos problemas de sueño por sobreestimulación y perdida de habilidades sociales para interactuar con otros niños. 
En el momento en que un niño o niña se encuentra frente al televisor, tiene ante sí todo el universo de intencionalidad de quien produjo la película o serie de televisión, toda la carga ideológica que captura su atención, frente a esto la niñez concentra toda su actividad o capacidad cognoscitiva y afectiva; en otras palabras, aplican toda su atención al conocimiento de esa vivencia o de esos hechos que se presentan en el televisor en gran número de ocasiones nocivos. 
Aunque no debe satanizarse el uso de tecnologías entre las cuales se encuentran las plataformas streaming, pues bien empleadas permiten darnos cuenta de temáticas y situaciones actuales nocivas que nos permiten desarrollar proyectos de mejora moral en la vida individual y comunitaria. Sin embargo, no dejan de ser preocupantes los efectos negativos que producen, sobre todo en la niñez, por ello sí debemos estar atentos y preguntarnos: ¿Para qué la niñez ve horas y horas de películas y series en plataforma streaming?  A la reflexión sigue la acción.

[1] JOLIVET, R. CURSO DE FILOSOFÍA. EDICIONES DESCLÉE, DE BROUWER 
[2] SORIA, T. PSIOCLOGÍA. EDITORIALS ESFINGE. MÉXICO.