Este espacio editorial me ha permitido dar alguna opinión de temas variados; reflexionar sobre el acontecer nacional o mundial; e, incluso, comentar sobre temas particulares o personales. Tal como lo haré en esta ocasión.
El miércoles pasado, 27 de noviembre, mi papá cumplió 75 años de edad. Está en plenitud. En un gran momento de lucidez, de claridad, de haber vivido las mejores experiencias. Siento gran orgullo de ser su hija. Es por ello que deseo externar públicamente lo que significa para mí.
El Profe Durán, mi papá, se llama Francisco Ernesto. Desde la manera en que se pronuncia su nombre, (siempre los dos nombres juntos), denota un carácter fuerte y decidido. Desde el nombre, se distinguen rasgos de personalidad.
Mis abuelos, Cristina y Florentino, procrearon 5 hijos. Mi papá es el segundo. Creció en una familia tradicional. Los 5 son tan diferentes, en sus gustos, creencias, aficiones y formas de ser.
Mi papá, conoció a mi mamá, cuando eran muy jóvenes; desde los 14 años de edad, se hicieron novios; a los 22 se casaron; a los 25 nací yo; vivieron felices para siempre. Ese “siempre”, duró hasta hace 5 años. Cuando desafortunadamente el cáncer venció a mi mamá y le causó su muerte (DEP). Es decir, fueron pareja, estuvieron juntos, se acompañaron, vivieron y convivieron día tras día, en las buenas, en las malas, en las peores, sin separarse ni un instante, por más de 55 años. De hecho se conocieron un 24 de julio y mi mami murió un 25 de julio de 56 años después.
Mi papá es la persona más inteligente y culta que conozco. Sabe de todos los temas. Es mi enciclopedia viva personal. De cualquier cosa que quiera platicar con él, va a tener una opinión al respecto. Es alguien con quien no te aburres, de tantas historias, anécdotas o datos que tiene, para contar.
Es un orador imponente. Le he escuchado decir discursos o declamaciones, que hacen que a cualquiera se le ponga “la piel chinita”, con su elocuencia, voz firme, serena, fuerte, con una entonación precisa. Quienes lo han escuchado hablar, saben que no exagero al afirmar que es un magnífico orador.
Tiene el don de la palabra. En varios sentidos. Tanto para expresarse en público, (incluso ante miles de personas o presentando a algún Presidente de la República, como ya lo ha hecho, en actos masivos); como para, escribir, cuentos, biografías, poemas. Así como, para redactar toda clase de textos, artículos discursos, o para revisar, editar y corregir lo que otros escriben y le consultan. Es autor y coautor de varias publicaciones. Está por lanzar un nuevo libro, que tratará de viajes familiares.
En todo momento, desde siempre, mi señor padre ha sido para mí un guía, un ejemplo de probidad, integridad, honradez. Me ha enseñado tanto, que es imposible terminar de agradecerle lo que ha hecho por mí.
Dedicarme a la academia, es por él. Pues aunque mi formación profesional es como abogada y como administradora, estoy en la docencia desde hace más de 25 años. Por seguir de alguna manera, sus pasos. Mi papá es Profesor normalista, con especialidad en Español y Maestría en Educación. Ha formado a múltiples generaciones de estudiantes, tanto de nivel secundaria, como media superior, superior y posgrado. Ha tocado que les he dado cursos, a algunos de sus exalumnos de maestría y doctorado. Obviamente, me es imposible superar “la vara tan alta” que él deja. Pero hago mi mayor esfuerzo para no defraudarlo.
Mi pasión por la política, también es algo que me ha inculcado. No me dedicaría a esto, si no fuera porque mi papá me traía con él en eventos, prácticamente desde que nací. Me ha motivado a seguir en este ámbito; a ayudar a la gente; ser empático y solidaria ante la necesidad humana; a resolver o al menos intentar aminorar los problemas sociales. A entender la política en su más limpia y pura acepción.
Darme tantas libertades, de creer y pensar lo que yo quiera. De hacer o no hacer lo que me plazca. De ir y venir a donde sea. Es algo que le agradezco a mi Papá. Que sea como sea y aunque me equivoque, sigue creyendo y confiando en mí.
Desde enseñarme a andar en bicicleta, hasta aconsejarme en mi edad adulta, pasando por ser comprensivo en mi rebeldía adolescente, incentivarme en mis locuras juveniles, enseñarme el camino correcto de la vida, acompañarme en mis momentos de enfermedad, estar ahí, atento, cauto, vigilante, dispuesto, en todo momento. Siempre ahí para mí.
Feliz Cumpleaños Papi. Le deseo lo mejor, porque se merece lo mejor.
Ya es momento…
Opinión
Viernes 29 Nov 2024, 06:30
Feliz cumpleaños papi
.
Kenya Durán Valdez
