El 12 de octubre de 1492, el navegante genovés Cristóbal Colón llegó a América
El 12 de octubre de 1492, el navegante genovés Cristóbal Colón llegó a América. Este evento marcó el inicio de uno de los capítulos más importantes para la humanidad, pues no solo supuso el “descubrimiento” de un nuevo continente, sino también el inicio de un proceso de colonización que transformaría la vida de los pueblos indígenas de América.
Hace más de cinco siglos de la llegada de los conquistadores españoles a América, y hoy se vuelve más importante el debate sobre la necesidad de que España pida disculpas a México por los horrores cometidos durante la conquista. Esta petición que inicia Andrés Manuel López Obrador y ha continuado con la presidenta Claudia Sheinbaum. Esto no debe considerarse como un gesto simbólico, por el contrario, es un acto de justicia histórica que busca reconocer y responsabilizarse por las consecuencias de uno de los episodios más brutales de colonización en la historia mundial.
La solicitud del gobierno mexicano está acorde a lo realizado por otros países que han dado pasos similares al ofrecer disculpas por los crímenes cometidos en el pasado. Estos actos de contrición han sido muy importantes para la reconciliación entre los pueblos y para el cierre de viejas heridas. Siguiendo estos ejemplos, es necesario que España reconozca la existencia de atrocidades durante la conquista y ofrezca una disculpa formal a México.
La conquista de México, liderada por Hernán Cortés en 1519, fue un proceso extremadamente violento con lo que no solo se buscó el sometimiento sino el exterminio de una cultura. Es importante aclarar que no se trata de dejar de lado que los españoles contaron con el apoyo de numerosos pueblos indígenas cansados del sometimiento de los mexicas; sin embargo el esperado sentido de civilización español brilló por su ausencia en el sometimiento indígena. Además de derrocar al emperador Moctezuma II, se implementó un régimen de explotación y opresión que afectó a las poblaciones indígenas durante siglos. Los testimonios históricos de la época, como los escritos de Bernal Díaz del Castillo en Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, narran episodios de brutalidad extrema, saqueo y destrucción cultural que acompañaron la toma de Tenochtitlán, la capital mexica.
La conquista significó el derrumbe social de las civilizaciones indígenas, el despojo masivo de tierras, la implantación de un sistema de trabajo forzado bajo las encomiendas y la imposición violenta del cristianismo. Las poblaciones indígenas fueron sometidas a una profunda “disminución demográfica”; en gran parte causado por la llegada de enfermedades europeas como la viruela, para las cuales no tenían inmunidad. Según estimaciones del historiador David E. Stannard, la población indígena de América Latina pudo haber disminuido significativamente durante las primeras décadas tras la llegada de los europeos.
Los gestos de reconocimiento de abusos, incluso de crímenes en la historia reciente han delineado el camino a la reconciliación entre las sociedades y las naciones. Uno de los ejemplos prominentes son las disculpas formales y repetidas de Alemania por las atrocidades cometidas durante la segunda guerra mundial en contra de los judíos. En 1970, el canciller alemán Willy Brandt hizo historia al arrodillarse ante el monumento a las víctimas del gueto de Varsovia. Otro gesto similar fue el del ex primer ministro australiano Kevin Rud, que ofreció disculpas a las poblaciones aborígenes reconociendo el daño causado por el robo de niños durante el siglo XX en lo que se ha conocido como “Generaciones Robadas”. En 1995, Japón pidió perdón a los países asiáticos que sufrieron bajo la ocupación nipona durante la segunda guerra mundial.
En 2019, el expresidente Andrés Manuel López Obrador envió una carta al gobierno español y al Papa Francisco solicitando que se ofrecieran disculpas por los acontecimientos durante la conquista. El representante del gobierno español Pedro Sánchez se negó a hacerlo argumentando que “Los acontecimientos de hace 500 años no pueden juzgarse a la luz de las consideraciones actuales”. Por su lado el Papa Francisco ofreció la disculpa reconociendo que se han cometido graves pecados contra los pueblos originarios de América en nombre de Dios.
Pedir perdón no deshace los crímenes del pasado, pero es un acto esencial de responsabilidad que establece las condiciones para una reconciliación genuina. Al seguir el ejemplo de otros países que han reconocido sus errores históricos, España tiene la oportunidad de dar un paso significativo hacia la construcción de una memoria compartida y honesta con México y América Latina. La disculpa no debe verse como una imposición externa, sino como un acto de justicia que reconoce las heridas cometidas durante la conquista, y que aún tienen eco en las realidades contemporáneas de ambos países.