“Que tiemble el Estado, los cielos, las calles.
Que teman los jueces y los judiciales.
Hoy a las mujeres nos quitan el alma.
Nos sembraron miedo, nos crecieron alas”…fue sin duda la canción ya convertida en himno que se escuchó todo el fin de semana en Chihuahua, en el país entero, un grito desgarrador en contra de la violencia contra las mujeres.
Esta misma canción la escuche en una escuela primaria al norte de la ciudad; las niñas y niños se encontraban en un “evento cívico”, desde luego conmemorando el Día de la Mujer, un tema primordial que se debe abordar desde temprano edad del respeto y protección a la mujer… pero que lamentablemente se observa cargado de un fuerte resentimiento llegando a la confrontación con el hombre.
Y es que al término de las estrofas de esta arenga, se escuchó por el altavoz la voz de una niña “Luchemos por las mujeres”, con un sentimiento de odio que en realidad esperemos que a su corta edad no haya tenido motivos para expresarla.
Es cierto, no lo podemos ocultar, la lucha por la defensa de los derechos de las mujeres ha sido un camino muy doloroso, ha cobrado muchas vidas y sufrimientos, pero hoy el camino de la igualdad se debe construir en conjunto, porque la polarización a la que estamos llegando no traerá nada positivo, al contrario, se pueden acrecentar los odios y la violencia.
Las expresiones, los gritos, pero sobre todo los excesos de violencia a los que se llegaron el día de ayer no sólo en Chihuahua sino en todo el país habla de que la herida en lugar de ir sanando se abre más, y son los radicalismos quienes buscan mejor la confrontación que buscar soluciones.
La bandera del 8M en lugar de ir zanjando las diferencias entre hombres y mujeres para llegar a esa igualdad que se pregona, se observa cada vez más lejana, un abismo los separa fomentado por el odio y la violencia.
En este espacio lo vuelvo a repetir: ¿Tienen derecho a manifestarse?, sin ninguna duda… ¿tienen derecho a protestar de manera violenta, poniendo en riesgo la integridad de otras personas y la suya misma”, creo que no.
No puedo dejar de repetir que las condiciones de las mujeres de hoy son muy, por muchísimo muy distintas.
En las aulas desde temprana edad y hasta las universidades se puede observar ese gran avance que ha representado la lucha feminista en nuestro país, y qué ejemplo más claro es el que hoy los destinos del país los dirige una mujer, Claudia Sheinbaum, o en el estado con Maru Campos.
Sin llegar a una conclusión estricta, podemos pensar que México avanza en materia de equidad de género, por lo menos en el ámbito del ejercicio del poder y la toma de decisiones, y que la llegada de la primera presidenta se traducirá en avances para la agenda feminista.
Si bien es cierto que se abre una oportunidad de avanzar en los derechos humanos de las mujeres, falta mucho por hacer, hoy en el campo de las políticas públicas que cuenten con recursos suficientes y un enfoque de derechos humanos.
En el tema de la violencia, la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH), realizada por el INEGI, recoge diversas violencias vividas por las mujeres de 15 años y más en los ámbitos escolares, laborales, comunitarios, familiares y de pareja.
Según el estudio el 34.7% de las mujeres en México han vivido violencia física a lo largo de la vida, y el 10.2% del total de mujeres experimentaron tal violencia durante los 12 meses previos a la encuesta. Además, el 49.7% de mujeres han vivido actos de violencia sexual (23.3% en los últimos 12 meses).
Con ello confirmamos que aún falta mucho por hacer, pero se insiste en que se debe actuar juntos, hombres y mujeres.
Ante los excesos que se presentan en la celebración de este día, vale la pena preguntarse, ¿se podrá conmemorar este 8 de marzo evitando la confrontación y la violencia?, es una pregunta que deberán responder las manifestantes y desde luego las autoridades.
En un pensamiento utópico personal esta conmemoración debiéramos presentarnos todos, hombres y mujeres, no confrontados entre feministas y extremistas, muchos menos entre hombres y mujeres, porque en el tema de la violencia contra la mujer no todos los hombres participamos y lo peor que puede surgir con estos ejercicios sociales es fomentar la confrontación, el rechazo al sexo opuesto y la división social.
Y con gusto, mujeres y hombres, cantemos juntos:
“Cantemos sin miedo, pedimos justicia.
Gritamos por cada desaparecida
Que retumbe fuerte: ¡Nos queremos vivas!
¡Que caiga con fuerza el feminicida!
¡Que caiga con fuerza el feminicida!”.
Opinión
Domingo 09 Mar 2025, 06:30
Mujeres y hombres, juntos no enfrentados
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Nicolás Juárez Caraveo
