El presupuesto de los gobiernos es una de las herramientas más importantes de la administración pública por varias razones: define el rumbo del país y establece los mecanismos económicos para llevar a cabo las acciones necesarias para avanzar en la dinámica nacional. Benito Juárez dejó constancia, en varios documentos, de su visión sobre el origen y destino de los recursos públicos: “El gobierno ha procurado en los presupuestos, los ahorros compatibles con el buen servicio público y reconoce la necesidad de dictar medidas enérgicas”. En ese sentido, el presupuesto es una herramienta del buen servicio público y de disciplina financiera.
La importancia del manejo presupuestal queda manifiesta en el artículo 74, fracción IV, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, al establecer que es facultad exclusiva de la Cámara de Diputados: “Examinar, discutir y aprobar anualmente el Presupuesto de Egresos de la Federación, previo examen, discusión y, en su caso, modificación del proyecto enviado por el Ejecutivo Federal”. Esto significa que recae en los diputados la responsabilidad de aprobar el gasto público federal; es decir, el Senado puede discutir políticas generales, pero no aprobar, modificar ni votar el presupuesto.
El objetivo del presupuesto que ha establecido la Cuarta Transformación tiene que ver con la atribución del gobierno de redistribuir los recursos de toda la nación, buscando la reducción de desigualdades, atendiendo a los grupos poblacionales más vulnerables y garantizando el derecho a la salud, la educación y las pensiones.
Para el año 2026, con el propósito de reducir la brecha entre quienes tienen seguridad social y aquellos que nunca la han tenido, se destinarán 965 mil millones de pesos, lo que representa un crecimiento del 5.8% en términos reales con respecto al año anterior. De manera particular, la asignación de 172 mil millones de pesos al IMSS-Bienestar busca llevar servicios médicos gratuitos a comunidades donde nunca existieron; en otras palabras, se busca cerrar la brecha histórica entre unos pocos que podían atender su salud y aquellos que debían resignarse a enfermar en silencio.
La educación es el mejor instrumento para democratizar y reducir las diferencias sociales. Para 2026, se destinarán 1 billón 168 mil millones de pesos al gasto de la función gubernamental de educación, lo que representa un incremento real del 4.7% en comparación con 2025. Para infraestructura educativa se asignarán 513 mil millones, para educación superior 62 mil millones, y 35 mil millones de pesos para investigación y desarrollo científico.

Las Becas Benito Juárez son un instrumento para la redistribución del ingreso y la equidad educativa, porque garantizan un ingreso constante a millones de familias en situación de vulnerabilidad. Esto reduce las desigualdades estructurales, empodera a las comunidades donde el abandono escolar ha sido históricamente alto y, sobre todo, rompe el ciclo intergeneracional de la pobreza al convertir la educación en un mecanismo de movilidad social. Por esas razones, en 2026 se destinarán 184 mil millones de pesos, con lo que se lleva esperanza a millones de familias de escasos recursos.
Bajo el gobierno de la Cuarta Transformación, el gasto público se ha convertido en una herramienta directa para la instrumentación de la justicia social. Para los programas sociales se destinarán más de 620 mil millones de pesos en Pensiones para Adultos Mayores, Pensión Mujeres Bienestar y Sembrando Vida. Esto no significa solamente un conjunto de partidas contables; por el contrario, representan millones de historias de mexicanos que hoy sí pueden sostener su alimentación, su salud o el acceso a una vida con más dignidad.
El presupuesto para 2026 no busca solo administrar recursos, sino dar orden a las prioridades del Estado mexicano, especialmente en los temas de educación, salud y bienestar. Cada peso que destinamos a estos rubros es una manera de decir que nadie debe quedar atrás. El dinero del pueblo debe regresar al pueblo, pero no como una dádiva gubernamental, sino como un derecho conquistado. En este sentido, el Presupuesto 2026 es una expresión viva de un país que elige la justicia social y la equidad.