P: En el verano pasado me empezó a doler y a picar mucho el oído después de nadar. ¿Cómo puedo evitarlo este año?
La otitis externa es una infección del conducto auditivo que puede afectar a los amantes del agua y a cualquiera que sude, se duche o que simplemente viva en un clima húmedo.
Casi 1 de cada 10 personas sufrirá una infección de este tipo a lo largo de su vida. Como es de esperar, el verano es el mejor momento para la otitis externa. Tanto los niños como los adultos pueden contraerla, y quienes están inmunodeprimidos, padecen diabetes u otras enfermedades subyacentes corren mayor riesgo de contagiarse y sufrir complicaciones.
Esto no debe confundirse con la molesta sensación de agua atrapada en el oído. La otitis externa aguda llamará tu atención rápidamente. “Es muy dolorosa”, dijo Sapna Singh, pediatra y jefa médica del Texas Children’s Pediatrics de Houston. “He atendido a adolescentes que llegan llorando”. El conducto auditivo puede picar e hincharse, y es posible que libere líquido o una secreción maloliente.
La buena noticia es que, con gotas para los oídos recetadas, la mayoría de la gente empieza a sentirse mejor al cabo de unos días. Sin embargo, los médicos recomiendan mantener el agua fuera del conducto auditivo durante una semana o más, dependiendo de la gravedad de la infección.
Si no se trata pueden surgir complicaciones, como la otitis externa crónica y, en casos más raros, una infección que se extienda más allá del conducto auditivo.
Las causas
Mallory Raymond, otorrinolaringóloga de la Clínica Mayo de Jacksonville, Florida, dijo que la combinación de humedad en algún lugar del conducto auditivo externo y una lesión, por pequeña que sea, puede desencadenar la otitis externa. El rasguño de una uña puede bastar para dañar la delicada piel del conducto auditivo y crear una puerta de entrada para la infección.
En la mayoría de los casos, las bacterias ―que suelen encontrarse en jacuzzis, piscinas y aguas abiertas― son las responsables de estas infecciones. A pesar del nombre, puedes contraer la infección sin nadar. Anthony Tolisano, otorrinolaringólogo del Centro Médico Militar Nacional Walter Reed de Bethesda, Maryland, suele atender este tipo de casos en sus pacientes que utilizan audífonos de ayuda auditiva, los cuales pueden atrapar pequeñas cantidades de agua.
Normalmente, un médico de atención primaria puede diagnosticar la infección, que suele tratarse con gotas antibacterianas para los oídos. Si no te encuentras mejor en una o dos semanas, Tolisano recomienda acudir a un especialista para descartar otros problemas.
Aunque menos frecuentes, los hongos también pueden ser culpables, sobre todo en las regiones tropicales y húmedas, dijo John Cho, otorrinolaringólogo de Hawaii Pacific Health en Honolulu, por lo que es importante que te revisen el oído para asegurarse de que recibes el tratamiento adecuado.
Consejos de prevención
Para evitar la otitis externa en el futuro, evita que el agua permanezca en tus conductos auditivos. Pero si sientes los oídos húmedos o te pican, resiste el impulso de utilizar un hisopo de algodón, que puede crear microdesgarros o dejar fibras en el conducto auditivo.
“Q-tip es una mala palabra” entre los otorrinolaringólogos, dijo Tolisano. “Se siente bien, ¿verdad? Pero creo que la gente no se da cuenta de lo delicada que es esa piel”.
Limpiarte los oídos también puede alterar su protección natural contra las infecciones: la cera. “Los oídos se limpian solos”, dijo Cho. El cerumen defiende al oído de microbios y residuos.
En cambio, para secar el oído de manera segura después de estar en el agua, dijo Raymond, “mi opción es utilizar un secador de pelo”. Recomienda utilizar un ajuste de temperatura bajo y mantener el secador a una distancia segura, normalmente al menos a 30 centímetros de la oreja.
Para las personas que pasan mucho tiempo en el agua, Raymond sugiere que se enjuaguen el conducto auditivo con una mezcla de agua, vinagre blanco destilado y alcohol isopropílico al salir del agua. Esto eliminará las bacterias, restablecerá el pH natural del oído y ayudará a secarlo.
Mantener limpios los dispositivos como los auriculares y quitárselos con regularidad ―sobre todo después de un entrenamiento sudoroso― también puede reducir la posibilidad de agua atrapada y la consiguiente infección. Algunas evidencias limitadas sugieren que quienes se quitan regularmente los auriculares tienen menos probabilidades de padecer otitis externa que quienes los usan durante periodos prolongados.
Los expertos dijeron que la otitis externa suele ser un problema puntual. Pero algunas personas, como las que tienen conductos auditivos estrechos o afecciones como el eccema, que afectan la piel del oído, pueden tener casos recurrentes. Muchos de los pacientes de Singh propensos a las infecciones usan tapones para los oídos, solos o con gorros o con cintas de natación cuando están en el agua. En el caso de los niños, sugiere consultar al pediatra antes de utilizar tapones o gotas para los oídos de venta libre.
Si sientes molestias o dolor que duran más de unos días con medidas preventivas ―o si te han recetado gotas para la otitis externa pero no mejoras―, ponte en contacto con un médico.
“El dolor extremo siempre es una señal de alarma”, dijo Raymond. “Es una razón para que te revisen los oídos”.