Nuestro parque acuático local abrió el fin de semana del Día de los Caídos y, por supuesto, los niños nos rogaron que los lleváramos. Mi marido y yo cedimos fácilmente —también nos gusta tirarnos por los toboganes en los días calurosos— pero estaba lleno como nunca lo habíamos visto. Al observar la piscina de olas, repleta de adultos sudorosos y niños llenos de mocos, no pude evitar preguntarme qué tipo de gérmenes asquerosos se escondían en ella. ¿Y qué hay de otras albercas y lagos abarrotados en verano? ¿Se parecen más a fosas sépticas que a piscinas?
Es difícil obtener una respuesta clara a esta pregunta porque nadie sabe cuántos estadounidenses enferman cada año por gérmenes a los que se exponen al nadar. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés) informan cada año de entre 20 y 60 brotes de enfermedades infecciosas relacionadas con la natación y el uso recreativo del agua, lo que no parece mucho, pero esas cifras representan “una fracción de lo que realmente ocurre ahí fuera”, dijo Michele Hlavsa, jefa del Programa de Natación Saludable de los CDC.
“No detectamos muchos brotes”, dijo, porque quien enferma después de nadar no suele ir al médico, y mucho menos informar de su enfermedad a las autoridades sanitarias locales. Y como la gente puede viajar largas distancias para visitar piscinas, lagos, océanos y parques acuáticos, las enfermedades causadas por el agua rara vez se rastrean hasta su origen.
Aun así, la mayoría de la gente no se enferma después de nadar, y ninguno de nosotros, por suerte, se sintió mal después de nuestra multitudinaria aventura del Día de los Caídos. Pero aprendí que algunas piletas son más peligrosas que otras.
Ten cuidado con las piscinas y jacuzzis de los hoteles
Entre los brotes conocidos causados por gérmenes en piscinas, jacuzzis y parques acuáticos de Estados Unidos entre 2015 y 2019, un tercio se originó en hoteles y moteles. Los CDC no están seguros de por qué las piscinas de los hoteles están tan cargadas de gérmenes, pero una teoría es que la persona responsable de mantener la calidad del agua en un hotel es también “responsable de otras 100 cosas”, dijo Hlavsa, y a veces elude sus obligaciones de mantenimiento de la piscina.
Cuando los investigadores de los CDC realizaron inspecciones rutinarias de miles de albercas y jacuzzis públicos de Estados Unidos como parte de un estudio de 2016, descubrieron que el 9,2 por ciento de las piscinas y el 19,2 por ciento de las tinas de hidromasaje incumplían los requisitos de desinfección, por ejemplo, por no tener suficiente cloro. Muchos de los niveles de pH de las piscinas tampoco cumplían las directrices recomendadas, lo cual es preocupante porque el pH influye en la eficacia de la desinfección con cloro. (Los CDC recomiendan que las piscinas contengan al menos 1 parte por millón de cloro, y que los jacuzzis contengan al menos 3 partes por millón. El pH del agua debe estar entre 7,2 y 7,8. Puedes comprar kits o tiras de análisis de cloro y pH en ferreterías y tiendas de artículos para piscinas).
Incluso cuando las albercas contienen suficiente cloro, el producto químico no mata los gérmenes inmediatamente, dijo Marirose Trimmier, médica de familia de la Facultad de Medicina de la Universidad del Sur de Alabama, quien recientemente coescribió un trabajo de investigación sobre las enfermedades relacionadas con la natación. De hecho, algunos microbios pueden persistir en el agua clorada durante bastante tiempo. El parásito Cryptosporidium, responsable de casi la mitad de todos los brotes recientes de enfermedades infecciosas relacionadas con las piscinas entre 2015 y 2019, y que causa diarrea, fiebre y fatiga, puede sobrevivir en el agua clorada durante más de una semana, dijo Hlavsa. Los norovirus, que son una causa frecuente de infecciones estomacales, también pueden ser resistentes al cloro, al igual que los diminutos parásitos causantes de diarrea conocidos como Giardia.
Una cosa que se desprende claramente de los datos es que las bañeras de hidromasaje contienen el agua más asquerosa de todas: según los CDC, el 70 por ciento de los brotes recientes se debieron a ellos. Los jacuzzis pueden estar cargados de gérmenes por varias razones, dijo Hlavsa. En primer lugar, el cloro se descompone con especial rapidez en el agua caliente, y la aerosolización del agua de los chorros de la bañera hace que el cloro sea aún menos eficaz, dijo, por no mencionar que los chorros pueden arrojar agua con gérmenes directamente a la nariz o la boca. (Algunos operadores de jacuzzis utilizan ahora bromo, en lugar de cloro, para eliminar los gérmenes, ya que es más estable al calor). Además, algunas bacterias crecen bastante bien en el agua caliente, como la Legionella, causante de la enfermedad del legionario, parecida a la neumonía, que hace poco mató a dos personas en un brote en el Bronx.
Otro germen que suele encontrarse en las tinas de hidromasaje es la Pseudomonas, una bacteria que provoca erupciones corporales, dijo Allen Perkins, médico de medicina familiar de la Universidad del Sur de Alabama. Esta erupción, que aparece en el cuerpo en forma de protuberancias rojas dispersas, suele aparecer 48 horas después de un baño en una bañera de hidromasaje y será peor en las zonas de piel que haya cubierto tu traje de baño, porque este atrapa las bacterias cerca de la piel, dijo. También se ha demostrado que estas bacterias son cada vez más resistentes al cloro. Afortunadamente, la mayoría de estas infecciones son tratables si acudes al médico.
Los parques acuáticos podrían no sean tan malos
Volviendo a mi querido parque acuático local: ¿Hasta qué punto son asquerosas estas populares atracciones? Hlavsa dijo que no se preocuparía demasiado. “De hecho, pienso llevar a mis hijos a un parque acuático el próximo fin de semana”, me dijo cuando hablamos. Como los parques acuáticos están gestionados por profesionales, suelen tener cuidado de seguir las directrices de desinfección, dijo. También me alivió saber que en algunos estados, incluido Nueva York, el agua utilizada en los parques acuáticos, que aerosolizan agua sobre los usuarios y son frecuentados por niños más pequeños (es decir, más germinales), no solo se trata con cloro, sino también con luz ultravioleta, que mata los microbios resistentes al cloro.
Hlavsa señaló que los usuarios preocupados de los parques acuáticos (o de las piscinas) también deberían poder acceder a los datos de las inspecciones de salud pública, igual que se puede hacer con los restaurantes. En cuanto a dónde encontrar estos registros, depende del estado en que te encuentres, dijo. Las inspecciones las puede hacer el condado, la ciudad u otro municipio. Sugirió que llames al departamento de salud de tu localidad para obtener más información.
Evita los lagos turbios, sobre todo después de una lluvia fuerte
Si piensas bañarte en un lago, río, arroyo u océano, busca señales físicas que indiquen que el agua es segura o insegura para nadar. (O consulta en internet las condiciones de calidad del agua de tu estado). Es especialmente importante hacerlo después de una lluvia intensa, porque al fluir y escurrir, la lluvia recoge todo aquello con lo que entra en contacto —incluidas las heces de animales— y puede depositarlo, con gérmenes y todo, en las zonas de nado, dijo Perkins. Evita también bañarte en zonas en las que haya tuberías que desaguan.
Si tienes una herida abierta, aunque solo sea un rasguño, también es mejor que evites nadar o vadear, sobre todo en aguas saladas donde los ríos desembocan en el océano, dijo Trimmier. Como mínimo, cubre las heridas con un vendaje impermeable. La bacteria Vibrio puede entrar en el organismo a través de heridas leves y causar infecciones graves, aunque poco frecuentes.
Evalúa también el agua del lago, río u océano antes de meterte en ella. “La regla general es: si el agua parece turbia, no te bañes en ella”, dijo Perkins. Tampoco te bañes si huele mal, y aunque huela bien, no la bebas.
En general, usa el sentido común. Perkins dijo que una vez tuvo un paciente con una terrible sinusitis. “Resultó que había hecho una apuesta a que podía aspirar una ostra por la nariz”, dijo. “No lo hagas”.