CDMX.- Las estadísticas de la industria en la temporada 2024 de las Ligas Mayores de Beisbol (MLB) muestran signos alentadores: incremento en la asistencia a estadios, en el número de televidentes y en los ingresos.

Quizás lo más alentador, de cara al envejecimiento de la audiencia del Rey de los Deportes, es que el segmento de espectadores que más creció es el correspondiente al de rango de edad de 19 a 34 años. Dentro de la población estadounidense el rango de edad que crece más rápido es el de los baby boomers, que ronda los 65 años, pero dentro de los migrantes el rango de mayor crecimiento es el de los adultos jóvenes, entre 25 y 44 años.

Es decir que el crecimiento de los fanáticos, en estadios y en medios, podría tener explicación en los cientos de miles de inmigrantes: mexicanos, venezolanos, dominicanos y coreanos que han arribado en años recientes, y que traen el beisbol en la sangre. La pregunta que surge es ¿Cómo se originó y se posicionó el Rey de los Deportes en estos países?

La hipótesis más aceptada es que el beisbol llegó a Cuba, Japón, México, Filipinas, República Dominicana y Puerto Rico, entre otros países, en la segunda mitad de siglo XIX y primera del XX, acompañando la mano militar del expansionismo estadounidense, arraigándose como parte del softpower gringo. De este universo, dos países merecen atención particular: Cuba y Japón, que fungieron como cabeza de playa para el despliegue regional del juego de pelota en otras zonas: Yucatán y República Dominicana en el primer caso, y Corea y Taiwán en el segundo.

Hoy en día, estos dos países juegan un papel muy distinto en la política internacional estadounidense y en la afanada expansión que busca las Ligas Mayores.

Cuba, al igual que todos los países latinoamericanos, con excepción de México por su tamaño de mercado, son un proveedor de mano de obra calificada, región en la que hay que invertir (lo mínimo) para mantener la factoría abierta.

El padre de uno de los peloteros latinos más caros, en una entrevista de radio en Santo Domingo a finales el año pasado ya daba cuenta de las condiciones de trabajo de las jóvenes promesas. Por su parte, la región asiática es el mercado exterior más promisorio, no solo por el abastecimiento de talento, sino por el nivel de competencia del juego en Japón aunque con una liga con un modelo de negocio distinto al estadounidense.

No por nada en este siglo la Liga ha arrancado la temporada 6 veces en Japón, incluido el tremendo espectáculo en la inauguración en el Tokyo Dome de hace una semana y en la actualidad son el campeón del último Clásico Mundial (2023).

En la década pasada ha habido sonados casos de tráfico de personas de jugadores cubanos, que, debido al embargo comercial a Cuba, tienen que pasar por un tercer país (típicamente República Dominicana o México) para llegar a la MLB.

Quizás los casos más sonados sean los de Yasiel Puig y del naturalizado mexicano Arozarena, en ambos casos con historias ligadas al tráfico de personas en manos de organizaciones criminales que se dice podrían estar ligadas a los cárteles mexicanos.

En 2019 la MLB y la Asociación de Peloteros, mostrando preocupación por la situación, firmaron un acuerdo de inversiones y trabajo conjunto, que de la mano de algunos peloteros (Pujol y Kershaw, entre otros) han incentivado la conciencia, mejores prácticas y la petición de cambios regulatorios a nivel legislativo que permita un trato justo a los jugadores importados de Cuba.

Por lo que representa a Asia y Latinoamérica para el juego de pelota, es hora de que esa deuda sea tomada más en serio por el Rey.

Los dos peloteros más caros en la historia del beisbol son justamente dominicano y japonés, quizás valdría la pena pensar en una cláusula, en esos multimillonarios contratos, que destine obligatoriamente unos puntos base a mejorar el estado y potencialice a las ligas menores en los países de esas regiones. Esto, sin duda, ayudaría a una industria que busca posicionarse entre nuevas audiencias en los mercados locales y foráneos.