Cd. de México.- En medio de la guerra comercial entre EU y China se encuentra un imán del tamaño de un chicle, necesario para todos los vehículos eléctricos, lo que tiene preocupados a sus productores estadounidenses, pues dependen del gigante asiático, plantea The Wall Street Journal.
El imán está hecho de disprosio, elemento con número atómico 66 y un mineral de tierras raras con un brillo metálico plateado. Más del 90% del disprosio refinado proviene de China y se utiliza en imanes que alimentan desde equipos médicos hasta motores de vehículos eléctricos.
El Journal cuenta que en represalia a los aranceles estadounidenses, China ralentizó las exportaciones de varios minerales de tierras raras e imanes, sin los cuales no se puede construir un motor eléctrico.
"Si queremos que la producción de vehículos eléctricos siga realizándose en Estados Unidos, esto tiene que solucionarse", citó sin identificar a un alto ejecutivo de la industria automotriz".
Refiere que bajo las nuevas normas chinas, las empresas estadounidenses deben solicitar una licencia para importar los minerales desde el país asiático, un proceso que dura meses y que deja a los fabricantes de automóviles con la incertidumbre de si podrán reponer sus suministros.
Incluso el director ejecutivo de Tesla, Elon Musk, afirmó recientemente que la falta de imanes podría frustrar los planes de construir el robot humanoide Optimus en las afueras de Austin, Texas.
El disprosio es, en muchos sentidos, el arquetipo de los minerales de tierras raras. Fue descubierto en 1886 por un químico francés, quien bautizó el nuevo elemento con el nombre de la palabra griega que significa "difícil de obtener".
Si bien el disprosio se extrae en China, Myanmar, Australia y EU, transformarlo en un material utilizable es un costoso proceso de varios pasos, y la mayor parte de la experiencia para refinarlo se concentra en China.
Analistas estiman que las empresas estadounidenses han acumulado imanes y minerales de tierras raras que sólo les durarán hasta finales de mayo.
La desventaja de EU es doble: actualmente sólo tiene una mina de disprosio a gran escala, en California, y las instalaciones de procesamiento apenas están entrando en funcionamiento.
El desarrollo de una nueva mina tardaría unos 29 años en EU, según un informe de S&P Global Market Intelligence.