Nueva York.- El ex Presidente Donald Trump despejó el camino a la Casa Blanca al redoblar las mismas cosas que los demócratas dijeron lo hacían incapaz de regresar a la Oficina Oval.
A lo largo de la campaña de Trump, el candidato del Partido Republicano fue grandilocuente, maldiciento y frecuentemente mentiroso, afirmando que le robaron la elección del 2020, que no tenía ninguna responsabilidad por el ataque del 6 de enero del 2021 al Congreso y que el Presidente Biden había orquestado sus acusaciones penales y condenas por delitos graves.
Trump también hizo lo que mejor sabe hacer: conectó con las multitudes, atacó y ofreció una visión clara a los electores.
El intento del Partido Demócrata y de la Vicepresidenta Kamala Harris por resaltar las palabras y acciones de Trump, retratándolo como un peligro para el país, no logró aflojar el control del ex Presidente sobre el electorado. En lugar de obstaculizar su candidatura, los problemas legales de Trump impulsaron los donativos. Negó toda fechoría.
Los electores estadounidenses que buscan un cambio de suerte apostaron a las promesas de Trump de impulsar la economía, bajar precios e impuestos, resolver conflictos extranjeros y poner fin a la inmigración ilegal. El líder del Partido Republicano se retrató exitosamente como un luchador, esquivando por un pelo la bala de un asesino, y como una víctima de, sus oponentes políticos, los medios de comunicación y los llamados adversarios del Estado profundo. Amplió su apoyo entre los electores negros y latinos, así como entre los hombres jóvenes, formando una coalición que fortalecerá al partido en el futuro.
Trump aprovechó hábilmente los pasivos políticos de Harris y la Administración Biden. En discursos largos, a menudo incoherentes, ante multitudes vitoreantes, Trump culpó a Harris de presidir la inflación más alta en 40 años y un número récord de cruces ilegales de la frontera entre EU y México. Aprovechó la nostalgia de los electores por la sólida economía estadounidense que prevaleció después de su elección en el 2016 hasta que la pandemia trastornó la vida en el 2020.
Harris batalló para distanciarse de Biden y le dijo a una entrevistadora el mes pasado en "The View" que ella no habría hecho nada diferente al Presidente. Las encuestas mostraron que la mayoría de los estadounidenses creía que EU iba por el camino equivocado, un dato que ilustra cómo los electores estaban ansiosos por un cambio.
La campaña de Harris recaudó más de mil millones de dólares, más que la recaudación de Trump, y llevó a cabo una operación entre electores más amplia en Estados en disputa. Trump superó esas ventajas presentándose menos como un candidato tradicional y más como el líder de un movimiento.
Su estilo agresivo y despreocupado contrastaba con Harris, más cautelosa como política. Trump prometió recortes de impuestos y más aranceles sin tener en cuenta las consecuencias, y prometió deportar a millones de inmigrantes que viven ilegalmente en Estados Unidos, sin decir cómo.
La campaña vendió camisetas con la fotografía policial de Trump en su acusación por cargos de que buscaba anular ilegalmente la victoria de Biden, convirtiendo lo que parecería un obstáculo político en una oportunidad de ganar dinero.
Trump, de 78 años, hizo mancuerna con Elon Musk, el hombre más rico del mundo y antiguo crítico de Trump que gastó decenas de millones de dólares para impulsar la participación electoral en los Estados en disputa. Trump obtuvo el respaldo de Robert F. Kennedy Jr., un candidato presidencial idiosincrásico y antivacunas que ofreció sus propios seguidores leales después de abandonar la carrera.
Harris provocó un estallido de entusiasmo cuando reemplazó a Biden en julio como candidato demócrata. Después de una jubilosa Convención Nacional Demócrata, Harris fue ridiculizada por Trump y los republicanos por sus posturas pasadas sobre inmigración, fracking y cuestiones transgénero.
Trump ignoró la ideología tradicional del Partido Republicano, abogando por aranceles y aislacionismo militar. Expresó admiración por líderes autocráticos como Xi Jinping de China y el Presidente ruso Vladimir Putin.
Demasiado viejo
El anuncio de la candidatura de Trump en noviembre del 2022 se produjo en un punto bajo de su carrera política.
Sus rivales republicanos esperaban que Trump fuera marginado por los casos penales en su contra. Pero el equipo de abogados de Trump ganó demoras en los tribunales y el ex Presidente convirtió sus comparecencias ante los tribunales en oportunidades recaudadoras de fondos. Su campaña dispuso que camiones con conexiones vía satélite se estacionaran afuera de la Torre Trump en NY, donde Trump habló con reporteros de estaciones de TV en Estados indecisos. Hizo campaña en el Bronx para demostrar que su atractivo se extendía más allá de su base de seguidores mayoritariamente blanca.
Los casos revitalizaron la campaña de Trump, que siguió una estrategia que combinaba críticas a las políticas económicas y fronterizas de Biden con ataques a su aptitud para servir. Biden enfrentó preocupaciones en su partido y entre los electores de que era demasiado viejo para volver a postularse.
La campaña de Trump y el Comité Nacional Republicano armaron un equipo de redes sociales que "sacó provecho a todo" para insinuar las fallas de la Casa Blanca, dijo un funcionario de la campaña de Trump. El equipo también hizo circular videos de Biden cayendo, tropezando al hablar o luciendo confundido, que la Casa Blanca descartó como falsificaciones editadas.
'Dios está de mi lado'
Una calurosa tarde de sábado, Trump subió a un escenario al aire libre en Butler, Pensilvania, el 13 de julio, dos días antes del inicio de la Convención Nacional Republicana en Milwaukee. Menos de 10 minutos tras iniciar su discurso, Trump se volvió para mirar una gráfica sobre inmigración.
Pum, pum. Trump se llevó una mano a la oreja derecha y se tiró al suelo. Pum, pum, pum.
Agentes del Servicio Secreto ayudaron a Trump a levantarse. La sangre corría por su mejilla mientras apretaba el puño, diciendo: "Peleen, peleen, peleen".
Trump llegó a Milwaukee para la convención con la oreja vendada, recibido por un Partido Republicano unido detrás de él como nunca. Anunció al Senador JD Vance como su compañero de fórmula, seleccionando a un populista franco en lugar de un candidato más atractivo para los electores centristas.
Al aceptar la nominación del Partido Republicano, Trump dio una nota de humildad. "Tuve a Dios de mi lado", dijo al público de la convención. En su discurso la última noche, pronto volvió a su estilo habitual, criticando la inmigración ilegal y atacando a sus detractores. (Alex Leary y Tarini Parti / THE WALL STREET JOURNAL)