Cuando el senador Chris Van Hollen, demócrata por Maryland, intentó visitar el jueves a Kilmar Armando Abrego Garcia en una tristemente célebre prisión de El Salvador, unos soldados le impidieron el paso. En su lugar, las autoridades llevaron a Abrego Garcia al hotel del senador en San Salvador.

Allí, Van Hollen y Abrego Garcia, quien había sido deportado por error de Maryland y se encuentra en el centro de una polémica batalla legal entre el gobierno de Trump y los tribunales estadounidenses, se sentaron a la mesa de un restaurante para conversar.

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, experto en relaciones públicas, publicó inmediatamente fotos de la reunión en X y escribió que Abrego Garcia estaba “¡ahora sorbiendo margaritas en el paraíso tropical de El Salvador!”. Van Hollen ha dicho que no tomaron cócteles.

Esto es lo que sabemos sobre la prisión en la que Abrego Garcia estuvo recluido desde marzo, el Centro de Confinamiento del Terrorismo, antes de que fuera trasladado a otro centro de detención en Santa Ana, El Salvador, según declaró Van Hollen en una conferencia de prensa el viernes.

¿Qué es el Centro de Confinamiento del Terrorismo?

El Centro de Confinamiento del Terrorismo, o CECOT, situado a una hora de San Salvador, la capital, se inauguró en 2023. En un principio iba a ser un centro de rehabilitación de baja seguridad (construido en parte con fondos estadounidenses), pero se transformó en la característica “megaprisión” de Bukele, emblema de su ofensiva contra las bandas.

Se trata de un enorme complejo con ocho enormes bloques de celdas, cada uno con capacidad para unos 3000 presos. En su interior, la prisión parece ordenada y limpia hasta el punto de la esterilidad, y cuenta con sofisticados equipos de vigilancia y de otro tipo, según los videos y los relatos de quienes han estado dentro.

La prisión se ha hecho muy conocida por los videos y fotos muy estilizados del interior publicados por el gobierno en las redes sociales. Estos muestran a miles de presos tatuados obligados a la sumisión. Actualmente también alberga a casi 300 deportados venezolanos y salvadoreños acusados por el gobierno estadounidense de tener vínculos con las bandas criminales Tren de Aragua y MS-13 y enviados a El Salvador en el último mes.

Como parte de sus medidas duras contra las bandas, Bukele declaró en 2022 el régimen de excepción, el cual suspendió los derechos normales al debido proceso y ordenó detenciones masivas. Desde entonces, han sido detenidas unas 85.000 personas, según afirman grupos de derechos humanos. Las demás cárceles y prisiones del país están repletas de personas que, en algunos casos, están recluidas sin juicio, según los grupos.

El CECOT alberga a presos condenados, según funcionarios salvadoreños y los grupos de derechos. La cadena perpetua y la pena capital están prohibidas en El Salvador, pero algunos reclusos del CECOT han sido condenados a penas que ascienden a cientos de años, por lo que nunca saldrán vivos.

¿Cuáles son las condiciones de la prisión?

Kristi Noem, secretaria de Seguridad Nacional, visitó el CECOT el mes pasado, y declaró a The Wall Street Journal que los detenidos “tienen colchones; tienen comidas completas”. También dijo: “Tienen tiempo para hacer ejercicio y se les hacen revisiones médicas con regularidad”.

Este puede ser el caso de los detenidos enviados desde Estados Unidos, pero no el de los demás reclusos del CECOT, según las entrevistas con expertos en derechos humanos y varios periodistas que han estado dentro del complejo.

Esos hombres están recluidos más de 23 horas al día en celdas con solo literas metálicas, donde pueden ser vistos desde arriba por guardias que patrullan en pasarelas. No tienen colchones ni sábanas. Se les prohíbe utilizar utensilios, por lo que comen míseras comidas —tortillas, arroz, frijoles, pasta instantánea— con las manos.

Se les permite salir de sus celdas media hora al día para hacer ejercicios o estudiar la Biblia en el interior, según los funcionarios de la prisión. No tienen acceso a libros y no pueden recibir correo. Algunos reclusos parecen extremadamente delgados, según algunos videos realizados por periodistas o creadores de contenido de YouTube.

Bukele ha sugerido que duplicará el número de personas recluidas en cada celda para ampliar la capacidad de la prisión de unos 20.000 a 40.000.

Aislamiento extremo y ‘un enorme silencio’

Parte de lo que diferencia al CECOT de otras prisiones es el aislamiento extremo en el que se mantiene a sus reclusos, a los que se niegan incluso las visitas virtuales y se les impide el acceso a abogados, según grupos de derechos.

Steven Dudley, experto en El Salvador y director de InSight Crime, organización sin fines de lucro y de medios de comunicación centrada en la delincuencia organizada en Latinoamérica, dijo: “Estás apartado en un espacio sin el debido proceso y completamente incomunicado de tu defensa legal, de tu familia y de cualquier acceso a cualquier tipo de indulto constitucional o legal”.

Y añadió: “Es la versión salvadoreña de ir a Siberia”.

Lucas Menget, periodista y cineasta francés, lo calificó de “gulag tropical”. Visitó el CECOT para realizar un documental de televisión para ARTE, un canal europeo de servicio público, la semana antes de que Estados Unidos enviara los primeros vuelos de detenidos en marzo como parte de la campaña de deportación del presidente Trump.

Menget dijo que el silencio de los reclusos era lo más inquietante.

“Pensé que habría mucho ruido, como en cualquier otra cárcel del mundo”, dijo. “Cuando llegamos dentro, había un enorme silencio. Nadie hablaba”.

A todos los medios de comunicación se les deja ver lo mismo

Los periodistas y funcionarios autorizados a entrar en el CECOT reciben la misma gira, según muestran los videos. A menudo se les permite hablar con un recluso que habla inglés, que usa el alias “Psycho”, quien comparte su historia de haberse unido a una banda cuando era niño en Estados Unidos y expresa su arrepentimiento por una vida de delincuencia.

A los visitantes se les muestra una celda de aislamiento, donde, según los funcionarios de prisiones, se puede mantener a los detenidos hasta 15 días en completa oscuridad con solo un pequeño orificio de ventilación.

Recientemente, el gobierno salvadoreño ha dado acceso al CECOT a jóvenes influentes, youtubers (como el presentador de How To Survive, un canal con casi dos millones de suscriptores) y medios de comunicación de derecha.

Menget, el cineasta francés, dice que cree que se le permitió la entrada a su equipo porque estaba explorando el “modelo Bukele”, a la luz de la creciente popularidad del presidente salvadoreño entre los miembros de la derecha europea.

‘Alto riesgo de sufrir abusos’

Las muertes y los abusos físicos en el CECOT siguen sin documentarse debido a la falta de acceso a los reclusos o a quien haya sido puesto en libertad, afirmó Juanita Goebertus, directora para las Américas de Human Rights Watch.

Pero añadió: “Basándonos en la tortura y los malos tratos que hemos documentado en otras prisiones de El Salvador, tenemos motivos para creer que las personas enviadas al CECOT corren un alto riesgo de sufrir abusos”.

El propio gobierno estadounidense denunció atrocidades en las prisiones de El Salvador en 2023.

En las otras dos decenas de cárceles de El Salvador, los grupos de derechos humanos han documentado torturas sistemáticas, confesiones forzadas y lo que Noah Bullock, director ejecutivo del grupo salvadoreño de derechos humanos Cristosal, denomina “la negación intencionada del acceso a necesidades básicas como alimentos, agua, atención médica e higiene”.

“El maltrato físico combinado con esa negación sistemática de las necesidades básicas, según nuestras investigaciones”, dijo Bullock, “ha causado la muerte de al menos 368 personas. Creemos que probablemente sean muchas más”.

Y añadió: “El CECOT se vende como una instalación cuyo propio diseño es la crueldad, ¿verdad? Como si toda la prisión en sí estuviera diseñada para reducir la vida humana a no morir, pero probablemente las condiciones en las otras prisiones son peores”.