Nueva York.- Aplausos entusiastas y un mar de teléfonos en el aire recibieron al Presidente Trump cuando subió al escenario y declaró: "La época dorada de Estados Unidos oficialmente ha comenzado".

Apenas llevaba un mes en el cargo cuando la conferencia de inversionistas en Miami, respaldada por Arabia Saudita, fue testigo del optimismo. "El Nasdaq ha subido casi 10% en sólo unos meses", dijo Trump, repasando una lista de indicadores económicos. "El Promedio Industrial Dow Jones ha avanzado 2,200 puntos". Ese mismo día, el 19 de febrero, el S&P 500 alcanzó un máximo histórico.

Pero cuando Trump desató una guerra arancelaria intermitente con los principales socios comerciales de EU, esas ganancias se desvanecieron.

En sólo unas semanas, el S&P 500 perdió 4 millones de millones de dólares en valor debido a su política comercial veleidosa, a una caída en el optimismo sobre un auge de la inteligencia artificial y una confianza del consumidor a la baja causada por amenazas de precios más altos y crecimiento más débil.

Un indicador de la confianza del consumidor cayó en marzo por cuarto mes consecutivo, alcanzando su nivel más bajo desde enero del 2021, reportó el martes el Conference Board, un grupo de investigación empresarial.

Los mercados han recuperado algunas pérdidas la semana pasada, pero Trump prepara su próxima sacudida: una serie de aranceles recíprocos el 2 de abril, "Día de la Liberación", que él dice se aplicarán a cualquier socio comercial que aplique aranceles u otras barreras comerciales a los productos estadounidenses.

Directores ejecutivos y cabilderos, buscando claridad y preocupados por lo que consideran un enfoque descuidado, han inundado de llamadas al equipo de Trump, dicen fuentes en la Administración. Algunas de estas personas afirmaron que la Casa Blanca se ha mostrado receptiva a escuchar las preocupaciones de las empresas, pero señalaron que no está claro si los argumentos a favor de un enfoque más moderado y específico han convencido a Trump.

Entre otros factores, los inversionistas se quedaron atónitos por la animadversión de Trump hacia Canadá, que no figuró en la campaña electoral. Los mercados globales se vieron entonces sacudidos por las consecuencias de la reunión en la Oficina Oval entre Trump y el Presidente ucraniano Volodymyr Zelensky, que derivó en una pelea a gritos.

Es espectáculo llevó a Alemania a aprobar un acuerdo antes inconcebible de gasto en defensa de un millón de millones de euros con contratos para fabricantes europeos. El paquete ha disparado los rendimientos de la deuda soberana alemana y podría reducir el apetito por los bonos del Tesoro estadounidense.

"A finales del año pasado, la actitud era: 'A toda máquina, esta será una agenda excepcionalmente pro crecimiento y se ejecutará con claridad'. Todo eso se ha revertido", afirmó Ed Al-Hussainy, estratega global de tasas de interés en Columbia Threadneedle Investments.

Durante la campaña electoral, Trump elogió el uso de aranceles, calificándolos de "la palabra más hermosa del diccionario". Sin embargo, los inversionistas de Wall Street y las grandes empresas creían que a final de cuentas moderaría su discurso y se centraría más en impulsar el crecimiento, aplicar aranceles específicos contra China y apoyar a industrias críticas.

Ahora, los directores ejecutivos que celebraron los recortes fiscales y regulatorios de Trump se han vuelto cada vez más pesimistas, aunque muchos se muestran reticentes a pronunciarse por temor a las críticas públicas de la Administración.

Funcionarios de la Casa Blanca afirmaron que Trump está haciendo lo que prometió en campaña y argumentan que los mercados siempre fluctuarán. Indicaron que los vaivenes en los aranceles con Canadá y México estaban relacionadas con la seguridad nacional, la migración y la lucha contra el fentanilo. Señalan a otros indicadores económicos positivos, como una tasa de desempleo estable y un aumento en la construcción de viviendas.

'Perspectiva a 100 años'


Una liquidación del mercado se aceleró durante las siguientes dos semanas al tiempo que Trump y sus asesores indicaron estar dispuestos a aceptar dolor a corto plazo para reestructurar un sistema de comercio global que ha contribuido a la caída constante de los precios de los bienes de consumo durante los últimos 30 años.

"Si nos fijamos en China, tienen una perspectiva a 100 años", declaró Trump en una entrevista el 9 de marzo en Fox News. Al día siguiente se habían esfumado todas las ganancias de los tres principales índices bursátiles desde la elección de Trump.

En un evento de Yale en Washington el 11 de marzo que reunió a líderes empresariales como Jamie Dimon de JPMorgan, el multimillonario Michael Dell y Albert Bourla de Pfizer, los directores ejecutivos reunidos en la sala respondieron con una mezcla de gemidos y risas nerviosas tras el anuncio de que Trump estaba considerando duplicar los aranceles al acero y al aluminio procedentes de Canadá.

Buscan auge de fusiones y adquisiciones


Los negociadores y los jefes financieros figuraban entre los más entusiastas por Trump.

En octubre, antes de las elecciones, Marc Rowan, director ejecutivo de Apollo Global Management, declaró ante una multitud en Arabia Saudita que la Administración Biden había perjudicado los tratos. "Creo que la política actual ha frenado por completo la actividad de fusiones y adquisiciones, y creo que se verá una mayor fluidez si hay un cambio de régimen", declaró Rowan.

El volumen de tratos en EU ha disminuido 0.7 % este año al 24 de marzo en comparación con el mismo periodo el año pasado, reflejan datos del London Stock Exchange Group, muy distante al aumento en actividad previsto por los líderes empresariales. Excluyendo la adquisición de la startup de ciberseguridad Wiz por Alphabet, matriz de Google, por 32 mil millones de dólares, el volumen de tratos ha disminuido más del 9% respecto al año anterior.

'Sensación de impotencia'


Las empresas en general se han mostrado reacias a contratar o invertir dada la creciente incertidumbre sobre la economía y las políticas de la Administración. Una de cada tres empresas manufactureras encuestadas por la Reserva Federal de Filadelfia creía en marzo que aumentarían los pedidos nuevos en los próximos seis meses, contra dos tercios en la misma encuesta en enero. La caída de dos meses en el indicador fue la mayor en cualquier periodo de dos meses desde que comenzó la encuesta en 1968.

"Hay una sensación generalizada de impotencia" entre los ejecutivos ahora, afirmó Sean West, cofundador de la empresa de software Hence Technologies y autor de un nuevo libro sobre los riesgos empresariales modernos. "Los CEOs se sienten aturdidos y no están acostumbrados a sentir que no tienen buenas opciones". (Nick Timiraos, Alex Leary y Chip Cutter / THE WALL STREET JOURNAL)