Los mercados mundiales oscilaron bruscamente el lunes, mientras los inversores evaluaban los esfuerzos para moderar un renovado brote de hostilidad en la guerra comercial latente entre Estados Unidos y China.
Las acciones en Estados Unidos y Europa se recuperaron de las fuertes caídas del viernes, después de que Donald Trump publicara en las redes sociales que estaba considerando un “aumento masivo de los aranceles” sobre los productos chinos y amenazara con cancelar una reunión prevista con el líder de China, Xi Jinping. Pero en los últimos días, Trump y sus aliados han adoptado un tono más diplomático hacia China.
Scott Bessent, secretario del Tesoro, dijo en una entrevista en Fox Business el lunes que las dos partes habían “reducido considerablemente la tensión” y restó importancia a la posibilidad de nuevos aranceles elevados. Trump dijo el domingo en las redes sociales que Estados Unidos no quería “perjudicar” a China y añadió que “¡todo estará bien!”.
Los futuros del índice S&P 500 subieron más de un 1 por ciento en las primeras operaciones del lunes, y recuperaron parte del terreno perdido en la sesión anterior, en la que registró la mayor caída en meses. El índice Nasdaq, de gran peso tecnológico e impulsado por empresas como el fabricante de chips Nvidia, que se ha visto atrapado en la lucha por la primacía tecnológica entre Estados Unidos y China, ganó cerca de un 2 por ciento.
Los mercados europeos también cotizaron mayoritariamente al alza, y el índice Stoxx 600 subió ligeramente.
Pero las bolsas de Asia cayeron el lunes; el Hang Seng de Hong Kong cedió aproximadamente un 1,5 por ciento. Los índices de referencia de Corea del Sur y Taiwán cayeron alrededor de un 1 por ciento, mientras que el índice compuesto de Shanghái también bajó ligeramente. Los mercados de Japón estaban cerrados por festividades, pero su índice Nikkei de futuros había caído alrededor de un 5 por ciento el viernes antes de recortar parte de esas pérdidas.

Las últimas amenazas de Trump, que incluían un arancel del 100 por ciento sobre los productos chinos a partir del 1 de noviembre, se produjeron en respuesta al anuncio de China de que frenaría las exportaciones de algunos minerales de tierras raras necesarios para fabricar productos de alta tecnología, como semiconductores, vehículos eléctricos y aviones de combate.
El reciente episodio de volatilidad fue el más notable desde abril, cuando los mercados se desplomaron después de que Estados Unidos y China anunciaran que impondrían aranceles de más del 100 por ciento a los productos del otro. En mayo acordaron recortar temporalmente los aranceles, y los inversores tomaron esa medida como una señal de que su conflicto comercial se suavizaba.
La moderación de la amenaza arancelaria de Trump del viernes podría verse como otra señal de que las caídas del mercado actúan como un “freno consistente para los legisladores”, escribió Henry Allen, del Deutsche Bank, en una nota el lunes. “Hay grandes incentivos para evitar las ventas masivas, y hemos visto numerosos retrocesos en las políticas bajo la presión del mercado”, añadió.
Aun así, los frenos comerciales de Pekín y las amenazas arancelarias de Trump muestran lo rápido que la calma puede dar paso a la confrontación entre las dos mayores economías del mundo.
Los últimos acontecimientos “plantean la posibilidad de que los dos países entren de nuevo en una guerra comercial”, dijo Takahide Kiuchi, economista ejecutivo del Instituto de Investigación Nomura en Tokio. “Si esto ocurriera, el impacto sobre la economía mundial sería grave”, dijo.
La pregunta clave para los inversores es si las amenazas de aranceles más altos y controles a la exportación van en serio o son meros intentos de ganar peso negociador antes de las conversaciones bilaterales entre China y Estados Unidos previstas para finales de este mes, según escribió el banco de inversión Goldman Sachs en una nota.
“Nos inclinamos por esta última interpretación y esperamos que la resolución final sea una prórroga de la actual pausa arancelaria”, dijo.
Hasta el mes pasado, las tensiones comerciales con Estados Unidos no habían frenado los envíos chinos al exterior, según los datos publicados por el gobierno chino el lunes. En septiembre, las exportaciones globales crecieron un 8,3 por ciento, en comparación con el año anterior. Los envíos a Estados Unidos cayeron un 27 por ciento, pero China compensó ese descenso con fuertes exportaciones a la Unión Europea, el sudeste asiático y África.
Las relaciones entre China y Europa recibieron un golpe después de que el gobierno neerlandés dijera a última hora del domingo que tomaba el control de Nexperia, un fabricante de chips de propiedad china con sede en los Países Bajos, debido a “graves deficiencias de gobernanza”. Wingtech, la empresa matriz del fabricante de chips, dijo en un comunicado que se oponía firmemente a la acción del gobierno neerlandés, que describió como impulsada por “prejuicios geopolíticos”. Las acciones de Wingtech cayeron un 10 por ciento en Shanghái el lunes.
Los inversores, pendientes de la geopolítica, también calibran el impacto del cierre del gobierno estadounidense, que se acerca a su tercera semana. El cierre “comenzaba a afectar a la economía real”, dijo Bessent en Fox Business.
Los operadores están a punto de recibir un lote de información sobre el estado de la economía estadounidense por parte de las empresas, que comienzan a comunicar sus últimos resultados trimestrales. JPMorgan Chase, Goldman Sachs, Johnson & Johnson y otros indicadores económicos publicarán sus resultados el martes.
JPMorgan dijo el lunes que facilitaría unos 1,5 billones de dólares en financiación e inversiones en los próximos 10 años, centrados en industrias “cruciales para la seguridad económica nacional y la resiliencia” de Estados Unidos. “Ha quedado dolorosamente claro que Estados Unidos se ha permitido depender demasiado de fuentes poco fiables de minerales, productos y manufacturas críticos”, dijo en un comunicado Jamie Dimon, consejero delegado de JPMorgan.