Un amigo lo comparó con el protagonista de El viejo y el mar de Ernest Hemingway, salvo que en lugar de peces, Jeffrey Epstein capturaba mujeres, “rubias, pelirrojas o morenas”.
Otro amigo describió un encuentro sexual degradante que una mujer soportó en la parte trasera de un coche y que dejó a Epstein “aullando de risa”.
“Tantas chicas, tan poco tiempo”, escribió un tercer socio de Epstein.
Estos mensajes forman parte del “libro de cumpleaños”, que se dedicó a Epstein el día de su 50 cumpleaños, en 2003.
El libro de 238 páginas, plagado de fotos, dibujos y collages, fue publicado el lunes por la Comisión de Supervisión de la Cámara de Representantes entre los documentos entregados por el patrimonio de Epstein tras recibir una citación de la comisión.
Ofrece un vívido retrato de cómo el comportamiento lascivo y libidinoso de Epstein con mujeres jóvenes era ampliamente conocido y celebrado por quienes se describían a sí mismos como sus amigos y socios más íntimos.
Recopilado por su entonces novia, Ghislaine Maxwell, el libro contenía de todo, desde una carta manuscrita de la madre de Epstein, pasando por fotos de mujeres jóvenes con poca ropa, hasta una caricatura de Epstein tumbado en una silla de playa recibiendo lo que parece ser un masaje desnudo de cuatro mujeres desnudas de la cintura para arriba.
Tras una introducción de Maxwell, el libro se abre inocentemente con el certificado de nacimiento de Epstein y una carta de su madre, quien escribió sobre su bar mitzvah y su nombramiento como uno de los solteros más codiciados de la revista Cosmopolitan a la edad de 27 años. Hay boletines de notas de su escuela primaria y fotos de su infancia.
Pero a medida que el libro avanza, los escritos se vuelven crudos y oscuros, y contienen numerosas referencias a las conquistas sexuales de Epstein y a los genitales femeninos.
Lo más notable es que el libro contiene el poema a Epstein, ahora bien conocido, que lleva el nombre de Donald Trump. Está enmarcado por un dibujo de siluetas de mujeres desnudas e incluye lo que parece ser la firma de Trump. En otro lugar hay un cheque de gran tamaño que pretende ser Epstein vendiendo en broma una mujer “totalmente devaluada” a Trump por 22.500 dólares.
Funcionarios de la Casa Blanca negaron que Trump creara la imagen de la mujer desnuda.
Pero en consonancia con el tono lascivo general del libro de cumpleaños, esa imagen y la carta encajan.
El capitalista de riesgo William Elkus describió cómo Epstein consiguió hacer aparecer una hermosa mujer de la nada durante una visita a un pueblo agrícola de Iowa, donde era difícil “distinguir entre las chicas y los puercos”. Elkus reflexionó que la habilidad de Epstein para encontrar a una “rubia alta y espectacular”, a la que luego invitó a volver con él a Nueva York, sugería que había recurrido a “algún servicio de acompañantes de larga distancia”.
Elkus, contactado por teléfono el lunes, dijo que todo pretendía ser una broma y dijo que su nota era una referencia al “carisma, que era palpable”, de Epstein.
Otra persona, llamada Leslie, escribió: “Quería darte lo que quieres”, así que “aquí lo tienes”. La breve y garabateada nota va acompañada de un dibujo de unos pechos. Y otro colaborador, quien dijo que “agonizó largo y tendido sobre qué escribir”, añadió fotos de cebras y leones practicando sexo, añadiendo que las imágenes “parecían más apropiadas que cualquier cosa que pudiera poner en palabras”.
Muchas de las contribuciones son inquietantes. En una carta, una persona que firmaba solo “Nick”, relataba una noche en Londres que dejó a Epstein “aullando de risa”. Aquella noche, dijo el colaborador, un “anciano que sonreía dulcemente” le bajó las bragas a una mujer y le puso la mano en las partes íntimas, solo para encontrarse con la mano de otro hombre que ya estaba allí. Otra carta alude a cuando Epstein, a mediados de los 70, “descubrió por primera vez a la hija adolescente de Maxwell”.
Otro poema termina señalando que, de algún modo, a los 50 años, Epstein “ha evitado la penitenciaría”.
Al cumplir 55 años, Epstein se declararía culpable en Florida de un cargo estatal de solicitar la prostitución de una adolescente, tras conseguir un acuerdo de no enjuiciamiento por parte de los fiscales federales. Pasaría entonces casi dos años en la cárcel y tendría que registrarse como delincuente sexual.
Pero nada de eso impidió que Epstein iniciara una especie de segundo acto en 2010, y los ricos y famosos siguieron relacionándose con él, algunos casi hasta su detención en julio de 2019 por cargos federales de tráfico sexual.
Maxwell, quien compiló el libro, cumple una condena de 20 años de prisión por conspirar para traficar sexualmente con menores.
Un escrito atribuido al expresidente Bill Clinton se centraba en lo que describió como la “curiosidad infantil” de Epstein y su “impulso por marcar la diferencia”.
Un portavoz de Clinton ha dicho que el expresidente desconocía los delitos de Epstein.
Otras personas poderosas cuyos nombres figuran en homenajes o se mencionan en el libro son el multimillonario minorista Leslie Wexner, el inversor multimillonario Leon Black, el abogado Alan Dershowitz y Jean Luc Brunel, un cazatalentos de modelos francés que murió en 2022 por suicidio en una celda de una cárcel francesa tras ser acusado de violar a chicas adolescentes.
También hay cartas de mujeres —algunas de sus asistentes y novias— que podrían haber sido también víctimas de Epstein. Los nombres de las mujeres están tachados.
Una mujer escribió: “Contigo, querido Jeffrey, me río como una niña y me siento como una mujer”. La siguiente página del libro muestra simplemente un corazón dibujado a mano, un breve mensaje y una foto de las nalgas de una mujer en bikini con tanga.
Otra asistente describió cómo Epstein transformó su vida, de una mujer de 22 años que se había divorciado y había trabajado en el restaurante de un hotel a una persona que viajaba por el mundo conociendo a gente poderosa. Entre ellos, enumeró a Trump, Clinton y “brillantes científicos, abogados y hombres de negocios”.
El libro se cierra con una foto de Epstein descansando en una hamaca en lo que parece ser Little Saint James, en las Islas Vírgenes de Estados Unidos. La sección termina con una breve nota de Maxwell que dice “Los próximos cincuenta años serán aún más maravillosos”.