-Faltan amarres para dirigencia del PAN
-La promoción de Bonilla casa por casa
-Marco en CdMx, el reloj a su favor
Los reclamos de los abogados al recién instalado Poder Judicial del Estado arreciaron en las últimas horas, al conocerse que, todavía sin entrar en funciones al 100 por ciento en todos los órganos administrativos y jurisdiccionales, ya tienen su megapuente patrio este fin de semana e inicio de la otra.
El acuerdo del pleno del Tribunal Superior de Justicia del Estado no es nuevo, está vigente desde el comienzo de este año, antes de la dizque renovación judicial, pero no han sido contempladas modificaciones a la velocidad de tortuga de los juzgadores estatales.
Todo el aparato judicial suspenderá sus funciones el viernes 12 de septiembre, por ser el glorioso día mundial de los sindicalizados del estado de Chihuahua; luego descansará como días sagrados de la nómina pública los días sábado 13 y domingo 14; para sumarle el 15 por ser san lunes y el 16 porque obliga la ley.
Cinco días de vacaciones sin siquiera tener una quincena de trabajo parece ser un malísimo mensaje del Poder Judicial a la población, en especial para los ingenuos ciudadanos que compraron la idea de que habría un cambio de rumbo en el aparato de justicia.
No obstante, nada preocupados por ello se han visto los integrantes del nuevo Órgano de Administración Judicial, dirigido por Karla Esmeralda Reyes, no electa por el pueblo, sino designada en la oscuridad de los sótanos político-judiciales.
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En medio del puentecito burocrático como si no existiera gran rezago de la justicia, no cesan las especulaciones sobre quién o quiénes son los que mandan en el reconstituido Poder Judicial, por las herencias políticas del pasado y la nueva composición todavía sin forma.
Entre los abogados hablan de que es clara la intención de limitar la fuerza política de los magistrados promorenistas recién arribados al Tribunal Superior de Justicia del Estado, así como la de establecer el centro del poder en el Órgano de Administración Judicial (OAJ).
Entre los enjuagues destaca la alianza entre el magistrado Gerardo Acosta Barrera y la conductora del OAJ, Karla Esmeralda Reyes, que pasa por encima de la misma magistrada presidenta del TSJE, Marcela Herrera Sandoval y de todos los demás grupos que han comenzado a operar internamente.
El jaloneo político sigue siendo la prioridad en el aparato de justicia, no la obligada labor jurisdiccional que supuestamente habría de cambiar con la reforma.
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Tal vez sea mucho el trabajo que tenga César Komaba en su oficina de la Subsecretaría de Movilidad, pero hasta ahora no ha trascendido información de qué esté esforzándose en establecer alianzas con los grupos panistas, a unos días de que sea designado por aclamación popular como nuevo dirigente municipal del PAN. Ha de andar arreglando semáforos.
Los militantes del albiazul esperaban que antes del 14 de septiembre, cuando es la asamblea para elegirlo como presidente del Comité Directivo Municipal, hubiera ciertos acuerdos para incluir a los que aspiraban a esa posición, pero fueron frenados desde las alturas del poder para avisarles que el candidato de unidad era Komaba.
Tampoco ha sido posible conocer si la dirigente estatal, Daniela Álvarez, o cuando menos la saliente lideresa municipal, Sarahí Franklyn, han hecho la talacha para lograr la inclusión en el CDM de los que se quedaron colgados de la brocha y con la mano levantada para buscar esa posición.
Poquito o mucho, quienes pensaban contender por la posición que le cayó del cielo a Komaba tenían su capital dentro del partido. Sumaban gente, tenían su pegue y sus patrocinadores más arriba hasta que vino el lineazo a favor del todavía funcionario de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal, tan cuestionado que los panistas piden, nomás, que no vaya a manejar el PAN como manejó los semáforos y las vialidades de Chihuahua.
Por eso, es obvio el trabajo de sumar a esos que ya estaban haciendo su luchita, Félix Martínez, Daniel Terrazas, Pamela Montes y René Rascón, cuyos proyectos terminaron abortados. Pero hasta ahora no se han dado visos de inclusión, a menos que hayan sido tan discretos y efectivos como la brillante labor del funcionario en Vialidad.
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Han salido con todo brigadas del ayuntamiento de Chihuahua a entregar propaganda escrita sobre el cuarto informe de gobierno.
Bajo la premisa de que todavía hay un gran sector que lee impresos, no solamente redes sociales, equipos de cuatro a seis personas, con chalecos azules y logotipos del ayuntamiento, han salido a tocar, casa por casa, para consultar la opinión de los ciudadanos sobre la labor del edil.
Una pregunta que destaca es, “¿qué próximo cargo público le gustaría que encabezara el presidente municipal?”, así como también “¿le gustaría formar parte del grupo de Amigos de Marco Bonilla?”.
El cuestionario se va sobre los rubros de la administración municipal que le parecen mejor, pero también los que tendrían qué mejorarse.
Es, dentro de todo, responder un cara a cara, que escuchar una computadora por teléfono que de entrada ni saluda, solo un click metálico, con el típico “esta es una encuesta…”. Lo que sin duda lleva a que muchas personas cuelguen el teléfono.
Por lo menos en el caso de las visitas caseras, alguien que no simpatiza con determinada casa puede alegar “disculpe, ahora no tengo tiempo” o un simple “no, mucha gracias”.
Pero más allá de los formalismos es el movimiento político que ya se siente en el PAN. Ya se le “ve hambre” a Bonilla.
El encarte impreso son cuatro hojas media carta, a full color, con muchas fotos y títulos, divididos en temas de seguridad, obras públicas, desarrollo de la familia, educación, deporte, economía, y dos páginas con información general.
Tras el virtual auto destape de Bonilla, el cuatro de septiembre, y el abierto espaldarazo de la gobernadora, Maru Campos, el panismo chihuahuense debe estar listo para enfrentar el avasallamiento de programas sociales que respaldarán a los colores guindas en la campaña electoral.
Para Marco Bonilla, de ser el candidato, no solo es confrontar un rival muy fuerte, sobre todo si es su homólogo de Ciudad Juárez, sino al propio sistema en sí. Como en el ‘86, para que se entienda.
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Salió vivillo el alcalde, Marco Bonilla. Tiene buen timing. Justo tras la presentación del paquete económico 2026, el presidente municipal chihuahuense apareció en el Congreso de la Unión, para ser precisos en la Cámara Alta, para presentar sus proyectos.
Ni tarde ni temprano: en el momento preciso. Sabe el edil que Chihuahua necesita esa plataforma para impulsar lo que viene y no perder un minuto en la ruta hacia el futuro.
Sabemos que Bonilla fue recibido muy bien. Hubo aplausos, sonrisas y hasta “apapachos” de parte de las y los senadores. Ricardo Anaya, coordinador de bancada, lo felicitó por el trabajo que se ha hecho en Chihuahua y por el reciente informe de gobierno.
No fue “Ricky Canallín” en aplaudir; senadores de Guanajuato y Nayarit también reconocieron la manera en que se está gobernando en la capital del estado.
Y aprovechando su paso por la CdMx, tuvo un encuentro con medios de comunicación nacionales, donde puso los puntos sobre las íes y les compartió lo que su administración ha hecho en seguridad, transparencia, infraestructura y otros temas que honestamente suelen ser el talón de Aquiles de muchos gobiernos.
Por supuesto que el ambiente no podía estar completo sin que se hablara de la inevitable grilla. Y ahí, Bonilla no rehuyó la pregunta: dejó claro que él está puesto para lo que viene, pero con la condición de cumplir primero —y muy bien— con Chihuahua Capital, así que la jugada es clara: trabajo y resultados primero, aspiraciones después.
Así, en política, el fondo importa, pero el timing lo es todo. Y Marco Bonilla quiere jugar con el reloj a su favor.