Berlín.- A finales del mes pasado, el presidente ruso Vladimir Putin se enfrentaba a una cruda realidad: estaba a punto de perder al presidente Donald Trump, el único dirigente occidental que posiblemente estaría dispuesto a ayudarlo a salirse con la suya en Ucrania y a lograr su antiguo objetivo de romper el orden de seguridad europeo.
Tras meses intentando que Putin pusiera fin a la guerra, Trump se había cansado de llamadas telefónicas y conversaciones ineficaces, y había empezado a lanzar ultimátums. Peor aún para Putin, Trump parecía haber arreglado su relación con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, a pesar de un altercado en el Despacho Oval a principios de año que le gustó a Moscú.
No estaba claro que Trump pudiera o quisiera cumplir sus amenazas de imponer aranceles punitivos a los países que compraran petróleo ruso, ni qué impacto real tendrían esas medidas en Moscú. Pero el plazo fijado por Trump para que Putin pusiera fin a la guerra se acercaba rápidamente, presagiando algún tipo de nueva ruptura entre la Casa Blanca y el Kremlin.
Así que Putin cambió ligeramente de táctica.
A pesar de las negativas anteriores de los funcionarios rusos a negociar sobre el territorio en la guerra entre Rusia y Ucrania, el dirigente ruso, durante una reunión en el Kremlin la semana pasada, dejó al enviado especial de Trump, Steve Witkoff, con la impresión de que Rusia estaba ahora dispuesta a participar en alguna negociación sobre la cuestión del territorio.
“Vamos a recuperar algo y vamos a cambiar algo”, dijo Trump el viernes. “Habrá algún intercambio de territorios para el bien de ambos”.
Al hablar un idioma que Trump entiende— el idioma inmobiliario—, Putin aseguró algo que llevaba buscando desde enero: una reunión a solas con el líder estadounidense, sin la presencia de Zelenski, para exponer sus argumentos y llegar a un acuerdo.
“Ha sido una semana muy buena para Putin”, dijo Sam Greene, profesor de política rusa en el Kings College de Londres. “Se ha sacado a sí mismo de una posición de gran vulnerabilidad. Ha maniobrado para convertir todo este proceso en algo que es más o menos exactamente lo que él necesitaba que fuera”.
Al mismo tiempo, han reaparecido las tensiones entre Washington y Kiev.
Zelenski dijo el sábado que la Constitución ucraniana no permite a Kiev negociar la cesión de las tierras del país. En un principio, Trump dijo a funcionarios europeos que a la reunión con Putin seguiría una cumbre de tres partes con Putin y Zelenski. Pero el Kremlin no tardó en decir que no se había hecho tal promesa. La Casa Blanca procedió de todos modos.
Pocos analistas creen que el dirigente ruso se contente con detener la guerra basándose únicamente en una negociación inmobiliaria.
Putin ha dejado claro que, entre otras cosas, quiere una promesa formal de que Ucrania no entrará en la OTAN ni en ninguna otra alianza militar occidental, no acogerá soldados occidentales en su territorio ni se le permitirá construir un ejército que amenace a Rusia, lo que haría a Kiev perpetuamente vulnerable.
“Lo fundamental para Rusia es la dominación”, dijo Greene.
Alexander Gabuev, director del Centro Carnegie Rusia Eurasia de Berlín, dijo que Putin llegaría a la reunión del viernes en Alaska persiguiendo varios escenarios.
Entre ellos, un acuerdo favorable con Trump que el presidente estadounidense imponga con éxito a Ucrania o un acuerdo favorable con Trump que Zelenski rechace, provocando que Estados Unidos se aleje de Ucrania, dijo Gabuev.
La tercera opción, señaló, es que el líder ruso continúe su camino actual durante otros 12 a 18 meses, con la expectativa de que Ucrania se quede sin soldados más rápido de lo que se agota la economía de guerra rusa.
Putin comprende que Trump está dispuesto a ofrecer cosas que pocos líderes estadounidenses considerarían jamás, lo que podría ayudar a Rusia a fracturar Ucrania y dividir la alianza occidental.
“Si consiguieras que Trump reconociera la reivindicación rusa de la mayor parte del territorio que ha tomado, entendiendo que los ucranianos y los europeos podrían no estar de acuerdo, abrirías una brecha a largo plazo entre EE. UU. y Europa”, dijo Greene, del Kings College de Londres.
Pero a pesar de querer esas cosas, Putin no detendrá la guerra por ellas, si conseguirlas significa aceptar una Ucrania soberana con un ejército fuerte, alineado con Occidente, que sea capaz de fabricar sus propias armas, dijo Gabuev.
“Trump es una gran oportunidad para él”, dijo Gabuev. “Creo que lo entiende. Pero, al mismo tiempo, no está dispuesto a pagar el precio de que Ucrania se le escape para siempre”.
Stefan Meister, analista de Rusia en el Consejo Alemán de Relaciones Exteriores, dijo que los dos líderes llegarían a la cumbre con objetivos diferentes: el de Trump, poner fin a la guerra, y el de Putin, reposicionar estratégicamente a Rusia.
“Para Putin se trata realmente de objetivos mayores”, añadió Meister. “Se trata de su legado. Se trata de dónde se situará Rusia después de esta guerra. Es mucho más fundamental. Esto crea una disposición diferente a pagar costes”.
Y a pesar de las negociaciones sobre la tierra de su país, Zelenski no estará en la sala.
“Para Ucrania, es un desastre”, dijo Meister.