Chihuahua, Chih.- Todos tienen más de 70 años, pero siguen tocando bien las polkas y norteñas con un tololoche, dos saxofones y un banjo. El grupo llamado 'Libertad 1' ameniza todos los días el tránsito de los peatones que circulan por la calle Libertad, en el centro de la ciudad, mismos que les dan cooperación, con la que sacan para el gasto, ya que no tienen otra forma de trabajar.
Con su sombrero, camisa, pantalón de vestir grueso y zapatos de vestir, están afuera de una tienda de ropa de color negro.
Ahí, debajo de la cornisa que les da un poco de sombra, forman en semicírculo y ponen un bote de aluminio forrado con una bolsa plástica, donde reciben la cooperación de quienes voluntariamente desean dar alguna propina.
Tocan polkas y las melodías que saben, y pueden complacer a quienes les llegan a pedir alguna canción, pues suelen ser los que les dan mayor propina. Ya no tienen otro oficio, pues por su avanzada edad es lo único que pueden hacer, además de que les gusta.
Son cinco en el grupo, pero faltó el cantante porque había enfermado y los demás tuvieron que cantar.
Lo que más falta son cantantes, dicen, y a pesar de que el vocalista no los acompañó en esta ocasión, corearon las letras de “El Corrido de Chihuahua".
Salvador Romero tiene 74 años y toca el saxofón. Hace más de 30 años que trabaja en la 'Liber', dice, y junto con los demás compañeros comenzó a formar este grupo. También sabe tocar el banjo, el violín y el tololoche.
Jesús Manuel Aispuro tiene ya 80 años y toca el tololoche, y, a falta de Arturo, el vocalista, él hace la primera voz.
Él tiene apenas 20 años de trabajar en "la Liber" cantando. Antes laboraba en la construcción y en la siembra en las labores cuando vivía en el municipio Rosario.
Ahora toca el bajo o tololoche, ya que ya no puede tocar la guitarra por su edad, dice. Como ya no puede hacer otra cosa, diariamente asiste a esta calle a tocar y ganar dinero para su subsistencia, ya que aún tiene a su esposa, que depende de él. Cuenta que tiene cinco hijos, pero ninguno se ha dedicado a la música.
Los hermanos Izquierdo, Miguel y Álvaro, son más reservados, pero comenzaron a tocar instrumentos desde los 15 años. Álvaro toca todos los instrumentos y ha aprendido de manera lírica, afirma, mientras que su hermano Miguel, que tiene 20 hijos, toca la guitarra, el banjo y el tololoche.
Con lo que ganan ahí apenas logran subsistir. Jocosamente dicen: “a veces nada el pato y a veces ni agua bebe”, pero aseguran que no cuentan con ningún otro tipo de ingreso. Alguno tiene la pensión que ofrece el gobierno, pero confiesa que no le alcanza.
Sin embargo, mantienen el ánimo y tocan lento, pero con el ritmo que les ha dado la edad y la vida, con lo que logran una experiencia gratificante para muchos de los transeúntes que, por empatía, solidaridad o admiración, deciden echar monedas y algunos billetes a su bote.