El Instituto de Cultura del Municipio (ICM) de Chihuahua mantiene abierta al público en general, la exposición 'Silvita', de la artista Victoria Elizabeth Chávez Mora, una muestra íntima y profundamente humana que documenta, a través de la fotografía, el proceso de enfermedad y la fragilidad de la memoria en la tercera edad, que estará disponible durante las vacaciones decembrinas.
La exposición narra la historia de Silvita, una mujer adulta mayor que atravesó la pandemia de 2020 y que en noviembre de ese mismo año sufrió un infarto que la llevó al límite entre la vida y la muerte. Tras ser dada de alta ante un pronóstico incierto, comenzó una nueva etapa en compañía de su hija y su nieta.
A través de imágenes sensibles, honestas y respetuosas, 'Silvita' invita a reflexionar sobre la vulnerabilidad, el acompañamiento familiar, el paso del tiempo y la dignidad en los procesos de enfermedad.
La obra de Chávez Mora convierte la cámara en un puente hacia la empatía, mostrando lo cotidiano, lo frágil y lo profundamente humano.
Su trayectoria en la arquitectura le otorgó una mirada aguda para la composición, la luz y el espacio, elementos que ha trasladado con maestría al arte de la fotografía.
Autodidacta en sus inicios, en 2021 complementó su aprendizaje con un Diplomado en Comunicación, Contenidos y Audiencias en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas, donde su interés por la fotografía documental y el ensayo periodístico tomó un nuevo rumbo.
A través de su lente, Victoria captura la esencia de lo cotidiano, transformando momentos aparentemente simples en relatos visuales llenos de profundidad y significado.
Su trabajo busca no sólo documentar la realidad, sino también provocar una reflexión en el espectador, invitándolo a mirar el mundo con una sensibilidad renovada.
Silvita, de 83 años, forma parte de los 15.07 millones de adultos mayores que viven en México: 12 por ciento del total de la población. Con los crecientes avances de la medicina y atención a la salud estiman que para el 2050 la población mayor alcance el 22 por ciento contra el 19% de población infantil.
A principios del 2020, llegó una enfermedad respiratoria hasta entonces desconocida y extremadamente contagiosa; algunas personas se mostraban asintomáticas ante ella y muchas otras no consiguieron afrontarla. Los servicios de salud colapsaron.
Las personas tenían miedo de salir de sus casas y de ver a sus seres queridos: principalmente papás y abuelos; ya que factores como la edad, hipertensión o algún otro padecimiento previo generaba más vulnerabilidad ante esta enfermedad.
Las escuelas cerraron, también los supermercados, las actividades no esenciales se suspendieron. La gente trabajaba desde sus hogares, las personas morían y los servicios de salud y funerarios no se daban abasto.
Ella había vivido dos años en una casa de retiro debido a que no quería ser una carga para sus hijos. Ella no entendía lo que sucedía. Ya no había visitas, sus hijos que antes acudían casi todos los días a verla ya no lo hacían más, ya no iban sus fisioterapeutas, las enfermeras nunca se dirigían a sus casas. Nadie salía y nadie entraba. Durante casi un año pocas veces pudo ver a sus seres queridos, a través de una ventana, y con un trapo que les tapaba la mitad de la cara.
Durante estos meses, sus síntomas de demencia y depresión se agravaron, disminuyó su apetito y en noviembre del año 2020 sufrió un infarto hasta el punto de casi morir.
Los médicos decidieron darla de alta ya que no podían hacer nada más por ella. No consideraban que lograría estar con vida durante mucho tiempo.
A partir de entonces, Silvita vive con su hija y su nieta. Seis meses han pasado. Día tras día transcurre sin mucha novedad.
Con días buenos y días malos A veces las reconoce, a veces no se reconoce a sí misma. Sus recuerdos son borrosos y por más que trata de aferrarse a ellos se le escurren como agua entre sus dedos.
¿Quién es Silvita? ¿Es lo que queda de ella? ¿Es todo el conjunto de lo que familiares y amigos recuerdan de ella? ¿Quiénes somos cuando no recordamos quiénes somos? ¿Qué proporción de nuestra personalidad, de nuestra identidad, está marcada por nuestros recuerdos? ¿Qué nos queda cuando nuestros recuerdos nos abandonan? ¿Quiénes somos cuando la memoria nos falla y no nos reconocemos a nosotros mismos o a quienes son importantes para nosotros?
“Silvita” permanecerá disponible del hasta el 1 de marzo de 2026 en el Centro de Desarrollo Cultural, ubicado en la avenida Independencia 209 de la colonia Centro, donde el público podrá acercarse a esta historia que, aunque individual, refleja realidades compartidas por muchas familias.
El Instituto de Cultura reitera la invitación a visitar esta muestra y seguir fortaleciendo los espacios que permiten al arte narrar, acompañar y transformar la experiencia humana.
Para más información de este y otros eventos culturales se puede consultar las redes sociales del Instituto de Cultura y el Gobierno Municipal.