Ensenada, México.- Quienes la conocieron, saben que Valentina Guzmán Murillo, de apenas 11 años, hizo honor a su nombre cada día de su vida, fue una niña valiente que estuvo luchando contra una malformación en la médula espinal.
Tras terminar su tratamiento de meses en el hospital Shriners, fue una de las seis personas que viajaban a bordo del Learjet 55 que se estrelló el viernes en Filadelfia, Pensilvania.
En el vuelo la acompañaba su mamá, Lizeth Murillo Osuna, de 31 años, ambas conformaban una pequeña familia del Puerto de Ensenada, quienes luchaban contra la enfermedad y las secuelas de ésta a pesar de sus escasos recursos económicos.
César Esparza, un amigo de la familia, detalló que los tíos de Valentina se encuentran desconsolados tras enterarse que ambas viajaban en la ambulancia aérea que se estrelló en una concurrida avenida de Filadelfia.
"Estamos hablando de una niña guerrera", subrayó, "ella estaba desde finales de agosto (del 2024) en Filadelfia, tenía que estar allá por varios meses debido a varios temas, su condición le generaba hidrocefalia, tenía una llaga en la espalda que era un problema gravísimo, le quitaba movilidad total, en fin, era una batalla constante su vida".
"Ha sido un golpe muy fuerte para mi familia también, es algo que aún estamos procesando", agregó, "el tío de Valentina sigue en shock, no hemos podido hablar bien con él ni siquiera para la documentación necesaria, no pudo tomar la llamada".
"No puede ni hablar, es tremendo".
Lizeth, madre soltera, y Valentina, hicieron todo lo posible por una calidad de vida a pesar de la enfermedad de la menor y los escasos recursos económicos a los que se enfrentaban.
"La enfermedad de Valentina era mielomeningocele, lo más grave de una malformación en la médula espinal (la cual se produce cuando la columna vertebral del bebé no se cierra por completo durante el embarazo), era una guerrera, por esta condición no se esperaba que pudiera llegar a los 12 años", destacó Esparza.
La mielomeningocele consiste en un canal espinal que está abierto a lo largo de varias vértebras en la parte baja o media de la espalda, por ello recibió apoyo de la organización estadounidense Shriners, desde Tijuana, y viajó para sus terapias a Filadelfia.
Valentina había sido dada de alta este 31 de enero, se trasladaba en una ambulancia aérea con su mamá, así como dos profesionales médicos, un piloto y copiloto, todos de origen mexicano, cuando la avioneta Learjet 55 (XA-UCI) se precipitó a escasos 30 segundos de su despegue.