No crea que me apasiona el futbol, ni de chiste. Le confieso que no soy ni fan ni seguidor de algún equipo o como pomposamente se les llama “escuadra”. En mi niñez, sólo por darle gusto a mis amigos me declaré americanista, pero jamás supe el nombre del portero.

Es más: cuando le fui al Cruz Azul, allá por mis años de adolescente, me tenía que esconder cuando los cementeros se iban a la última posición del torneo y, de pronto, me nacía sentirme fan de los pumas de la UNAM.

No crea que soy traidor; lo que pasa es que como nunca supe de marcadores, ni eso de que con tantos goles pasan a cuartos de final o que si empatan o pierden se quedan con puntos para la siguiente etapa, pues simplemente le seguía la corriente a los que sí sabían.

De hecho, a estas alturas de mi vida, cuando estoy en reunión con mis amigos, los escucho darse verdaderos tiros discutiendo por qué perdieron o por qué están a punto de salir de una copa o torneo (¿cuál copa?: la que sea, no las identifico).

Créame: no sé nada de futbol, pero lo que sí sé, es que México es un país de contrastes y de maravillosas riquezas, entre ellas, que somos una nación futbolera de corazón y beisbolera hasta el tuétano. Nos encanta la pasión de esos deportes que llenan estadios y rebasan pasiones hasta el punto, a veces,  de debatir los resultados a golpes en las calles.

Los seguidores son capaces de elevar la pasión a la bronca callejera, pero es parte del enamoramiento que se tiene por determinado equipo deportivo. Creo que en México somos devotos a dos importantísimas secciones de la vida: al deporte y a la religión. El tema de los partidos políticos es un asunto que nos apasiona -ni tanto-, cada determinado tiempo, en época de elecciones. Después nos olvidamos de ello y le seguimos con el fut y el beis.

Le decía pues que el futbol no es para nada algo que me quite el sueño, aunque he visto gente llorar cuando su equipo se va a la lona o un poco más allá. Lo que sí me agrada es ver los partidos de nuestra selección mexicana en torneos internacionales, como el que recientemente acaba de concluir… concluyó para nuestra selección, porque la copa sigue.

Pero aquí empiezan los problemas y mis constantes preguntas. Mire: México ha estado presente en 17 ediciones del máximo torneo de la FIFA, en los que superó, en nueve ocasiones la primera fase, jugando siete veces los octavos de final y en dos ocasiones cuartos de final, mientras que en otros ocho certámenes fue eliminado en la fase de grupos. 

O sea nunca ha ganado un mundial. Lo de la sub17 es otro boleto. Los chavos se la parten y se la parten bien, porque además han sido campeones mundiales al menos en dos ocasiones. Me refiero a la selección mexicana donde juegan, se supone, los mejores en la cancha, los que mandamos a que le ganen a los brasileños, a los argentinos o a los norteamericanos. Los que mandamos… esa frase es con la que quiero cerrar.

La última copa en la que jugó nuestra selección fue la “América”. La primera vez que participó fue en 1993 y la última hace una semana. Nunca ha ganado y en esta ocasión, fue eliminado a la primera de cambio. Lo bueno es que no perdieron el vuelo de regreso, al menos eso cuentan los memes que, por cierto, para eso, en México nos pintamos solos, porque ahí sí, nadie nos gana.

La afición mexicana le reclamó a su equipo el haber tenido una participación de mediocre para abajo, con un vergonzoso final, porque, según mis asesores expertos en la materia, se pudo haber hecho algo mejor pero, como siempre, va por delante eso de que los seleccionados son amigos, compadres o preferidos de quienes deciden, aunque no sepan jugar ni a las canicas.

Por eso mi texto de este día: ahora que anda de moda eso de que hay que elegir democráticamente todo lo que se mueva en México, mi pregunta es (seguramente puede tomarse a broma, y creo que así será)… ¿no podríamos también someter a votación a los jugadores de nuestra selección mexicana?

Digo, por aquello de que podrían ser los mejores… ¿qué pasa si de pronto sometemos a una votación democrática la conformación de nuestro equipo selectivo de futbol? Ni es ironía ni burla, pero si tanto queremos que mejore nuestro deporte, quizá valdría la pena que por voto ciudadano digamos quién nos representa en los torneos de futbol del mundo, ¿o no?

Estamos a unos días de que inicien los juegos olímpicos de París 2024… ¿quiénes van de México? ¿Cómo fueron seleccionados? ¿Cuántas medallas hemos obtenido desde que tenemos memoria de nuestra participación en las olimpiadas? ¿Acaso van siempre los mejores? ¿Y ahora a quiénes mandamos a la capital francesa a que nos represente en la competencia deportiva más importante del mundo? Los que mandamos, ¿son los mejores? Al tiempo.