Tuvo que ser el FBI quien finalmente arrestara al capo mexicano “Mayo” Zambada ya en sus 76 años de edad –con la ayuda de “Los Chapitos”, y a cambio de beneficios en sus sentencias– en territorio estadounidense, después de más de 60 años de una extensa carrera delictiva, exhibiendo al gobierno del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien ha sido criticado por su blandura en contra de los capos del narco durante su mandato, y quien, presionado por acusaciones que difundió la DEA a principios del año sobre la posible inyección de dinero del narcotráfico a su campaña en contra de Felipe Calderón en el 2006, cuando todavía pertenecía al PRD, respondió indignado, negándolo categóricamente. AMLO culpó a la institución antidrogas –que no comprobó sus insinuaciones con pruebas irrefutables– de intervencionismo y de violaciones a la soberanía nacional de México. La agencia había difundido que, supuestamente, varios millones de dólares del Cártel de Sinaloa financiaron su campaña presidencial. Esto tensó la relación del gobierno mexicano con la DEA, y atrasó la entrada ya planeada de varios agentes norteamericanos al territorio nacional. 
Zambada es considerado uno de los cofundadores del Cártel de Sinaloa. El gobierno de las barras y las estrellas ofrecía una recompensa de 15 millones de dólares por su captura.
El arresto, como trascendió, se hizo engañando al capo, quien al abordar el avión, supuestamente no sabía que “El Chapo” Guzmán junior, y también líder de en la poderosa organización que fundó su padre, ya había negociado y lo entregaría a los federales gabachos aterrizando su avión cerquita de México muy cerca, en el aeropuerto de Santa Teresa, para luego ser trasladado a El Paso, Texas.
Enseguida enlisto una serie de hechos que se me vinieron a mi mente analítica:
Recuerdo que en febrero pasado, después de la reacción de AMLO sobre las acusaciones de la DEA, el gobierno del presidente estadounidense Joe Biden, ante la falta de pruebas, minimizó el incidente para no entrar en controversias políticas con el gobierno mexicano, y para no afectar la relación bilateral entorpeciendo las recientes elecciones presidenciales mexicanas. 
Lo que es una realidad es que la DEA sí investigó en el 2010 algunas afirmaciones de supuestos testigos infiltrados en las campañas del PRD durante esos tiempos, posiblemente con la intención de entorpecer la llegada de un presidente de izquierda al gobierno mexicano. AMLO, debido a estos rumores, finalmente quedó como un presidente que pudiera estar en deuda con traficantes ante un sector del gobierno estadounidense conservador.
Ahora, en el mejor de los tiempos posibles para el partido demócrata debido a la masiva atención mediática positiva que recibió Donald Trump después del atentado en su contra, los federales norteamericanos, y Biden, presumen un éxito policiaco de su gobierno también altamente mediático. De película. Esto, se supone, preocupará a las altas esferas políticas y militares corruptas de México. Sin duda, el conocimiento que décadas de carrera delictiva impune le dejaron al Mayo Zambada sobre la descomposición en el interior de los altos mandos del gobierno mexicanos, generará polémica durante las campañas presidenciales en EU y la relación bilateral con México. “El Mayo”, hasta hace unos días había logrado evadir a la justicia mexicana a base de “plata o plomo”, y seguramente la información que le pueda proveer a la inteligencia estadounidense será valiosa.  
Pero siendo imparciales, el problema de la corrupción es internacional. No se puede acusar a un solo lado o partido o grupo político del gran poder que han alcanzado los violentos cárteles en México. El dinero y las armas provienen de allá. Hagamos poquita memoria. 
Sea como sea, es evidente que el narcotráfico ha permeado las más importantes instituciones mexicanas desde el siglo pasado. En los viejos tiempos del PRI cuando fue presidente Carlos Salinas de Gortari, su hermano incómodo fue quien pasó un buen tiempo en la cárcel, mientras que él se compró un castillo y se retiró a Irlanda. En el PAN, Genaro Luna también purga su condena actualmente en una cárcel de los Estados Unidos (EU). ¡Y era el funcionario policiaco ‘estrella’ del expresidente Felipe Calderón, quien ahora vive en España! Ahora, con esta detención, que afecta la imagen de AMLO, vamos a ver hasta dónde llegan las indagaciones, que seguramente llevarán meses. 
Por otro lado, también habría que recordar cómo la DEA negoció clandestinamente a principios del milenio con el Cártel de Sinaloa, con “El Mayo” Zambada y con “El Chapo” para debilitar a poderosos enemigos comunes que EU consideraba más peligrosos por su posible relación con grupos radicales internacionales, de acuerdo con investigaciones de la periodista experta en el tema Anabel Paredes. Esto terminó fortaleciendo a la empresa sinaloense. 
Por los tiempos como se dan las cosas; a solo escasos meses de la salida de AMLO como presidente, y de las próximas elecciones presidenciales en EU en noviembre, no falta quien mal piense que esto fue básicamente una entrega negociada para el gobierno norteamericano, y que se puede tratar de un acto político entre las altas esferas de gobierno salientes. Claudia Sheinbaum, presidenta electa de México, quedaría libre de sospechas, y sus vientos diplomáticos serían favorables en caso de que la virtual candidata del partido demócrata, la vicepresidenta de EU, Kamala Harris, ganara la presidencia de EU.    
Además, las agencias federales como el FBI quedan bien después de este golpe al Cártel de Sinaloa, ya que, últimamente, habían sido el blanco de fuertes críticas por la oposición republicana de su país, así como por parte de los presidentes de países rivales como China y Rusia. Tanto la eficiencia de Biden como de las agencias federales han sido ridiculizadas por Trump en su campaña. El servicio secreto, por ejemplo, fue muy cuestionado por su ineptitud en la preparación del evento en donde Trump fue baleado, lo que finalmente resultó en la remoción de su directora, quien contrató a oficiales poco capacitados en el cargo por priorizar la diversidad de empleo sobre la aptitud –la diversidad es una política atribuida usualmente a los ideales demócratas en EU–. 
Sin embargo, después del atentado en contra de Trump, las tendencias electorales se mueven de nuevo. Con el arresto de Zambada, los focos reflectores de la política cambian a favor del partido demócrata, el partido de Biden. Ya en las últimas encuestas se detectó un avance después de su renuncia a la casa blanca, lo que favoreció a Kamala Harris. 
Trump ha sido muy enfático sobre la supuesta incapacidad mostrada por México para detener el tráfico de fentanilo hacia EU. En esta semana, días antes de las detenciones de los capos, dijo que los cárteles en México tienen tanto poder que “podían quitar al presidente en dos minutos”, algo que molestó a AMLO. El mismo Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Nacional de EU actual, confirmó que la captura de “El Mayo” y de Guzmán Junior se debió a esfuerzos del FBI y de la Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI) de EU, o sea, ayuda de agencias mexicanas, en las que obviamente no confían los gabachos.
“Piensa mal y acertarás”, dice algún proverbio atribuido al renacentista italiano Nicolás Maquiavelo. En nada le convino este arresto a Trump, y sí a sus oponentes. Pero a final de cuentas, difícilmente cambiarán las tendencias del gran negocio del narcotráfico en el mundo.
Hay mucho dinero y avaricia de por medio. “Si me atrapan o me matan, nada cambia”, había declarado Zambada en una entrevista privada en el 2010 con el célebre periodista Julio Scherer García. 
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