Todo mexicano tiene la libertad de optar por el partido, candidato y postura política que desee, independientemente de que se tenga una condición de rico, pobre, soberbio, humilde, capitalista, socialista, católico, protestante, afrodescendiente, tarahumara, etc. Es un derecho plasmado en la Constitución, así como en diferentes tratados internacionales. 
Pero, ¿cómo concebir que, cuando se habla de política, sin más, hay quienes se arrogan el tener a Dios de su lado, utilizándolo hasta para despreciar a quienes piensan diferente a ellos? Igualmente, ¿cómo poder asimilar que, en las distintas denominaciones religiosas, entre sus jerarquías, sus servidores y sus feligreses, haya quienes repudian a los que desde su punto de vista supuestamente son pecadores?
En un propósito de ilustrarnos cómo una persona creyente en Dios, específicamente un católico debiera participar en política, habrá que recurrir a lo que el Papa Francisco ha señalado sobre el particular: “Ser católico comprometido en la política no significa ser un recluta de algún grupo, organización o partido, sino vivir dentro de una amistad, dentro de una comunidad” (Papa a CAL: ser católico en política no significa ser recluta de un grupo, Vatican News, nota de Manuel Cubias, 04 de marzo de 2019).
Igualmente, citando a San Óscar Romero, el Santo Padre refiere que “el cristiano verdadero debe preferir su fe y demostrar que su lucha por la justicia es por la justicia del Reino de Dios, y no otra justicia”, añadiendo que estas palabras “las pronunciaba Romero para que los fieles laicos fueran libres y no esclavos, para que reencontraran las razones por las que vale la pena hacer política pero desde el evangelio superando las ideologías”. De la misma manera, el Papa indica que “hacer política inspirada en el evangelio desde el pueblo en movimiento puede convertirse en una manera potente de sanear nuestras frágiles democracias y de abrir el espacio para reinventar nuevas instancias representativas de origen popular” (Ídem).
El Sumo Pontífice también ha expresado que “una misma fe cristiana puede conducir a compromisos diferentes.  Por eso, los invito a que vivan su fe con gran libertad. Sin creer jamás que existe una única forma de compromiso político para los católicos”. Por otra parte, ha mencionado, recordando la figura de San Juan Diego y de la Virgen de Guadalupe: “Encomendémonos a su intercesión para que cuando las fuerzas nos falten al luchar por nuestro pueblo, recordemos que es precisamente en la debilidad que la fortaleza de Dios puede hacer su mejor trabajo (cf. 2 Co 12,9)” (ibidem).
Entonces, en palabras de quien es el más alto jerarca de la Iglesia Católica en el mundo, al participar en política, un católico debe hacerlo en libertad, amistosamente, anteponiendo el evangelio a cualquier ideología, y SIN CONSIDERAR QUE EXISTE UNA SOLA FORMA DE COMPROMISO POLÍTICO PARA ELLOS. Si realmente se desea buscar la justicia del Reino de Dios —no la que el hombre presenta a modo—, es menester tener presente todo, pero absolutamente todo lo que dice el evangelio y, en el tema que nos ocupa, cotejarlo minuciosamente con el pensar y el actuar de los partidos políticos, candidatos, gobernantes y demás influencias de poder público, antes de creerles y seguirles a ciegas. 
En tales condiciones, por ejemplo, por mucho tiempo circularon en las redes sociales memes donde se decía que no votarían ni apoyarían a quienes, entre otras cosas, estuvieran a favor del aborto, en clara alusión —con razón o sin ella— a las personas postuladas por la coalición “Sigamos Haciendo Historia” (Morena, PT y PVEM); sin embargo, dichos comunicados han cesado prácticamente por completo, toda vez que la candidata de la coalición “Fuerza y Corazón por México”, Xóchitl Gálvez, ya ha manifestado el no estar de acuerdo con que se criminalice a ninguna mujer que se practique un aborto.
Ha referido: “Desde mi punto de vista no habrá paso atrás en ningún derecho obtenido por las mujeres, no estoy de acuerdo con criminalizar en absoluto a ninguna mujer que se practique un aborto, estoy totalmente en contra y en ese sentido serán los partidos políticos los que definan esa agenda”. Asimismo, mencionó que la Suprema Corte ya se ha pronunciado al respecto para garantizar que es un derecho “y no vamos a dar un paso atrás en esos derechos” (Las mujeres deben decidir sobre sus cuerpos, dice Xóchitl Gálvez sobre el aborto, el Sol de México, nota de Javier Divany, 07 de marzo de 2024).
En otros temas de suma relevancia para la Iglesia Católica, consideran a los pobres como el centro del Evangelio, y el Papa Francisco ha señalado que: “Los pobres de cualquier condición y de cualquier latitud nos evangelizan, porque nos permiten redescubrir de manera siempre nueva los rasgos más genuinos del rostro del Padre. «Ellos tienen mucho que enseñarnos. Además de participar del sensus fidei, en sus propios dolores conocen al Cristo sufriente. Es necesario que todos nos dejemos evangelizar por ellos. La nueva evangelización es una invitación a reconocer la fuerza salvífica de sus vidas y a ponerlos en el centro del camino de la Iglesia…” (Mensaje del Santo Padre Francisco en la V Jornada Mundial de los Pobres, 14 de noviembre de 2021, www.vatican.van).
Por otra parte, Francisco señala: “El Evangelio de Cristo impulsa a estar especialmente atentos a los pobres y pide reconocer las múltiples y demasiadas formas de desorden moral y social que generan siempre nuevas formas de pobreza. Parece que se está imponiendo la idea de que los pobres no sólo son responsables de su condición, sino que constituyen una carga intolerable para un sistema económico que pone en el centro los intereses de algunas categorías privilegiadas. Un mercado que ignora o selecciona los principios éticos crea condiciones inhumanas que se abaten sobre las personas que ya viven en condiciones precarias. Se asiste así a la creación de trampas siempre nuevas de indigencia y exclusión, producidas por actores económicos y financieros sin escrúpulos, carentes de sentido humanitario y de responsabilidad social” (ídem). 
De esa manera, para un católico debería ser relevante cómo se les ha tratado a los pobres, si se les ha soslayado por décadas, o si se les ha tendido la mano para ir saliendo de esa inescrupulosa e inhumana condición. 
Ahora bien, como mera información, conforme a los datos proporcionados por el INEGI, en 2020 había en México una población total de 126,014,024, de la cual 90,224,559 (71.59%) profesaba la religión católica —considerando a la población de 5 años y más—, por lo que atendiendo a tales cifras, así como a los porcentajes de votación por las diferentes opciones políticas, indudablemente los católicos han venido llevando al triunfo electoral a izquierdas y a derechas.
Salvo que alguien considere que el Papa Francisco está equivocado, y que hay una mejor opinión a la de él, ningún católico está obligado a simpatizar con determinado político, gobernante o partido, ni a secundar las manifestaciones, marchas o acciones que le quieran imponer en materia política.

*Por la similitud del tema, las líneas anteriores se elaboraron en lo general con base en mi colaboración “Los católicos en la política”, publicada en este prestigiado medio el 24 de octubre de 2023.