Los vasos sanguíneos son una red de tubos en el cuerpo humano que transportan la sangre hacia y desde el corazón y los tejidos; por ejemplo, las arterias son vasos sanguíneos que transportan la sangre desde el corazón hacia los órganos y tejidos. Las venas son vasos sanguíneos que llevan la sangre de vuelta al corazón.
De modo como las arterias y las venas transportan sangre hacia los órganos y tejidos del cuerpo, llevando los nutrientes y el oxígeno esenciales para el funcionamiento de las células y con ello dotar de energía y vida al cuerpo; así las personas a través de sus gestos o movimientos corporales nos comunican sus estados anímicos, alegría, tristeza, enojo, etcétera, para darnos a conocer algo.
Así como un sistema circulatorio saludable, necesario para mantener la salud corporal, es la comunicación fundamental para mantener el bienestar de las personas y las relaciones entre ellas, en lo familiar, lo académico y laboral, entre otros; sin embargo, este bienestar en ocasiones se ve trastocado por la comunicación deficiente y sus hijas.
Habíamos comentado que la comunicación deficiente, es aquella en la que uno de los interlocutores considera al otro como un objeto y pretende manipularlo, siendo esta la que se presenta con mayor frecuencia, de tal modo que pareciera que no existe otro tipo de relación humana sino solo esta. Este tipo de comunicación cuenta con una serie de características a las que podemos llamar sus hijas: la incomprensiva, la defensiva, la agresiva y la vengativa.
Una comunicación incomprensiva, sobre la que hoy platicamos, es aquella en la que una persona por diversas razones no llega a conocer o comprender de manera precisa o completa los significados internos de la otra persona, es decir, las ideas, emociones, pensamientos y sentimiento que la persona tiene o siente, los cuales manifiesta por medio de las señales gestos corporales.
A veces estamos tan negados o desinteresados en atender a una persona que no nos detenemos en ver sus gestos, expresiones faciales, postura, escuchar su tono de voz, etcétera. Estas señales a menudo transmiten emociones, sentimientos, estados de ánimo o intenciones que complementan y a veces hasta sustituyen el lenguaje hablado, de tal manera que podemos decir, que la persona con el cuerpo nos está hablando, si no lo crees pregunta a los médicos, psicólogos o psiquiatras.
Sobre lo anterior, en realidad, en ocasiones no nos interesa interpretar o entender las señales que recibe y, en ocasiones, ni siquiera percibimos dichas señales, la razones igual son variadas, estamos distraídos en otra actividad, queremos atender a una persona cuando estamos hablando a la vez con otra por teléfono, incluso realizando otra actividad.
También somos omisos en atender a una persona porque no sabemos leer lo que con sus gestos o señales está intentando comunicar, o simplemente porque estamos cansados o de mala gana; de igual modo, no estamos dispuestos a poner el esfuerzo para comprender al otro en su totalidad; es más, no atendemos porque somos inconscientes de las dichas señales que nos está transmitiendo la otra persona, al extremo de decir: qué me querías decir, no te estaba poniendo atención.
Contra la comunicación incomprensiva es prudente aplicar la comunicación educativa, tengamos en cuentas que esta se inculca sobre todo en el hogar desde que somos pequeños, y una vez interiorizada llega a formar parte de nuestra personalidad, revela nuestro grado de madurez, además una comunicación así contribuye en el crecimiento intelectual, moral y social de las personas.
La comunicación educativa es personal, nos dice Gutiérrez Sáenz, porque va de una persona a otra, no la trata como un objeto o mercancía para alcanzar sus propios fines, sino que busca su bien, cuando se trata al otro como persona atendiendo a su dignidad, incluidas las ideas, emociones, pensamientos, sentimientos e interés del otro, esto permite la facilidad de su crecimiento. ¿Y cuál comunicación realizas: deficiente o educativa?