“¡Ganas! ¡ganas! ¡ganas!. ¡Eso es todo lo que necesitas!” decía Jaime Escalante a los alumnos de preparatoria. “Tienes una pizza entera, te comes 1/4 y luego tu primo se come 2/4”, pronto preguntaba: “¿Cuánto se comieron entre los dos?” “Nadie nace sabiendo sumar fracciones, pero si puedes dividir una pizza con tus compas, puedes hacer esto.”. Película: “Con ganas de triunfar”, basada en hechos reales.
La comunicación es un recurso importante para educar, pues es una forma en que se puede procurar el crecimiento de otra persona; los padres y maestros, a través de esta, podemos educar a los hijos y a los alumnos respectivamente. Después de la educación, la forma en que ellos se comuniquen en el ámbito familiar, laboral y profesional, revelará su grado de madurez.
El reflejo directo de la madurez de una persona lo podemos ver ante una situación en la que ésta muestra firmeza sin gritar ni ofender, escucha con respeto y consideración sin interrumpir, síntoma de que no está centrada en sí misma, sino en la otra persona, espera su turno para expresar su parecer con honestidad y respeto, sin menospreciar, manipular o tratar despectivamente a la contraparte; algo fundamental: reconoce errores y sabe cuándo pedir disculpas.
A decir de Gutiérrez Sáenz[1] la comunicación educativa es “una comunicación personalizada”, es decir, va de una persona a otra persona, y no trata al otro como cosa, objeto, instrumento o medio para conseguir los propios fines”, la comunicación incluye el aspecto emocional y los intereses del otro: de tal modo que encontramos benevolencia, es decir, buena voluntad y simpatía por el otro, esto contribuye fácilmente a su crecimiento y madurez.
Gutiérrez sugiere en esta, el uso de la mayéutica, o sea el arte de formular preguntas, para que el otro al crear y expresar las respuestas, se desarrolle y madure. La mayéutica es el método socrático que, en el terreno académico y psicológico, constituye el arte de fomentar la actividad intelectual del interlocutor mediante preguntas, no se trata de dar respuestas, sino de guiar a la persona a través de cuestionamientos sutiles y profundos.
La empatía, empleada en la comunicación educativa, es la capacidad que encontramos en las personas para ponerse en el lugar del otro[2], es decir, en los tenis de otra persona, para conocerla por la interacción, esto es, por el trato y plática diaria (empatía cognitiva) o bien, por un vínculo emocional o de simpatía (empatía emocional).
Gracias a la empatía una persona conoce el mundo interno de la otra y, al comunicarle ese conocimiento, contribuye a que la segunda persona perciba más claramente ese mundo. Con esto, se obtiene una experiencia de autoafirmación y autoestima, de seguridad que favorece el crecimiento. Por ejemplo: un profesor con actitud empática al comunicarse con los estudiantes adapta su forma de hablar de acuerdo al nivel emocional y cognitivo del estudiante, evita las palabras complejas y ofensivas que hacen a los estudiantes sentirse perdidos y atacados.
¿Qué logramos con una comunicación educativa y empática? Pues mucho, porque generamos mejor clima en el hogar y el aula; en clase observamos un incremento en la participación y motivación de los estudiantes, lo que contribuye a una relación más cercana entre docente y estudiante para el aprovechamiento del conocimiento, y como consecuencia un aprendizaje real; todo gracias a que aquel percibe comprensión y seguridad para hacer preguntas, equivocarse, y participar.
Si deseas realmente elevar el nivel de conocimiento y comunicación de los educandos, debes emplear la comunicación educativa, con esta lograrás que aquellos compartan el modo afectivo, sincero, esmerado, y comprensivo que prácticas como educador, además de valores, dinamismo y libertad; esta es pues, una razón de la preferencia y atracción que sentimos por las personas maduras.
[1] Gutiérrez, S. Psicología. Editorial Esfinge. Pág. 213.
[2] Merani, A. Diccionario de Psicología. Tratados y Manuales Grijalbo. Pág. 51.
Opinión
Sábado 26 Abr 2025, 06:30
Preferencia y atracción por las personas maduras
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Jesús Guerrero
