El INEGI publicó en estos días la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana[1], que aporta información sobre estimaciones en áreas urbanas de interés acerca de la percepción de la población sobre la seguridad pública en su ciudad. Proporciona información al público en general y provee elementos para la toma de decisiones de política pública en materia de seguridad.
La encuesta realizada mostró resultados al mes de junio de 2025, en la cual el 63.2 % de la población de 18 años y más, residente en 91 áreas urbanas de interés, es decir, que 6 personas de cada 10 consideraron que era inseguro vivir en su ciudad, estas áreas urbanas de interés referencian al menos un área urbana por cada entidad federativa, es decir, un área de cada estado que forma parte la República Mexicana.
Si analizamos un poco más coloquialmente los datos anteriores, podríamos decir, que de cada cinco matrimonios 3 estiman inseguro vivir en su ciudad, de cada 5 noviazgos 3 igual consideran lo mismo, de cada 10 personas que trabajan en la administración pública 6 piensan igual, de cada 10 universitarios 6 tienen la misma idea, y podemos irnos enlistando más ejemplos, pero con eso es suficiente.
No dudamos que existen servidores públicos honestos, trabajadores, convencidos de lo que hacen para el bien de la sociedad, que trabajan para prevenir, resolver y contener los problemas de inseguridad, personas sobre las cuales ni siquiera sabemos quiénes son o tenemos noticias, incluso arriesgan su vida y la seguridad de su familia. Como ves, no son necesariamente de aquellos que aparecen sonrientes en la foto para mandar el mensaje de que todo está bien y que se están combatiendo los grupos que generan la inseguridad.
Ahora bien, la percepción de seguridad pública no implica solo las respuestas que dan las personas a una encuesta, ni las fotos tomadas por medios de comunicación a ciertos servidores públicos con la finalidad de publicarlas para enviar el mensaje en el sentido de que se está combatiendo el crimen, no, las acciones de combate al delito o grupos de criminales implican tener como objetivo principal la seguridad de las personas, de los grupos sociales y de la sociedad en general.
También las acciones relacionas con la seguridad de las personas, de los grupos sociales y de la sociedad en general deben considerar cuestiones de orden psicológico y moral que nos permiten entender cómo las personas se sienten y reaccionan a partir de un hecho delictivo que invade o afecta su zona o esfera de seguridad, su familia, el trabajo, el trayecto de la escuela al hogar, etcétera, y como una vez vivido el hecho buscan reconstruir o reiniciar su estado de seguridad y bienestar en sociedad; sobre esto muchas veces no se habla ni se atiende y menos se disemina por las autoridades ni por medios de comunicación, por las razones que tú quieras enunciar.
La seguridad en las personas, desde una perspectiva psicológica, es un tema neural abordado por la psicología y la moral o ética; platicando con una doctora en esta materia, me decía que no se puede enseñar psicología si esta no cuenta con un sustento filosófico sólido; de igual manera, no se puede abordar el tema de la seguridad o inseguridad sin filosofía, antropología filosófica y psicología; en otras palabras la seguridad en las personas no se reduce solo al combate de grupos que generan inseguridad, esto es solo un medio más de combatirlo, tampoco se reduce a la mera ausencia de peligro, que es lo que se pretende con los mensajes que en ocasiones envían a través de medios de comunicación las autoridades, no, no es así.
La seguridad de las personas va más allá, es una aspecto o condición de orden subjetivo, que se sustenta en una cuestión integral de la persona y la comunidad orientada al bien, la virtud y la justicia, sobre lo cual escribiremos más adelante.
[1] https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2025/ensu/ENSU20205_07_RR.pdf