La retención de la gubernatura no está fácil para el PRIAN en Chihuahua. Serán 16 gubernaturas las disputadas, pero la de Chihuahua y la presidencia municipal de la capital tienen una relevancia muy especial: para Morena, que las quiere con entusiasmo, y para el PRIAN, que las defiende con uñas y dientes.
Los hechos son que, a cada momento, al PRIAN le llega información más y más preocupante sobre la fuerza con la que, a dos años de la elección, los progresistas han organizado un enorme ejército electoral y ya iniciaron la lucha desde hace rato. Los conservadores respondieron de inmediato, dando banderazo a la “galopada” para posicionar sus proyectos. Pero los reaccionarios avanzan y reculan, vacilando en esa decisión. Dice la primera prianista en el Estado que “se esperen, que respeten, que sean leales a la reina, pues le quedan dos años de vida”. Percibimos, salvo mejor análisis, que esa vacilación o dudas en el liderazgo conservador surgen porque no tienen claridad ni la fuerza para enfrentar con viabilidad al fenómeno de la transformación, organizada en un ejército electoral muy poderoso rumbo a la elección.
En efecto, Morena ha fortalecido notoriamente su estructura electoral y el PRIAN no ha logrado aumentar ni conservar ilesa la suya. Al contrario, constantemente se quejan de que muchos militantes y cuadros operativos están desertando del proyecto conservador y optaron por sumarse al proyecto de la Transformación. A lo que el líder de Morena, Cuauhtémoc Estrada, les aclaró: “Los chihuahuenses tienen libertad de cambiar de partido cuando quieran”.
Por eso, el liderazgo de la reacción local se nota desorientado: vacila, da banderazo a la galopada y luego pone rienda, para evitar el inevitable desgaste de legitimidad que le ocasiona a la gubernatura. Y da palos de ciego con ocurrencias como el “relanzamiento” del PAN, que en realidad debería ser una refundación ideológica y programática para sustentar el tono reaccionario frente al proceso progresista inédito del despertar de la conciencia política colectiva. Pero si ese “relanzamiento” o ese “dar de qué hablar” del PAN consiste en posicionar la imagen de “LA DANIELA ES CABRONA” o “VIRGENCITA, CUIDA MUCHO A LA DANIELA”, o en frases como “hay que volver a las clases medias”, entonces lo único que denotan es oportunismo, división y debilidad, producto del miedo de enfrentar a la poderosa fuerza electoral de la Transformación. Las dudas que tiene el PRIAN en Chihuahua son miedo. Y punto. Y decimos “del PRIAN” porque esa alianza conservadora va a continuar en el estado.
Y cómo no van a estar desesperados y divididos los del PRIAN, viendo la descomunal fuerza político-electoral que se les viene encima y la persistente predisposición electoral que tienen en contra. En efecto, Luisa María Alcalde, dirigente de Morena, está organizando en Chihuahua 3,231 comités seccionales en todo el territorio, que se siguen eligiendo semanalmente; además lograron inscribir a 300 mil nuevos militantes registrados. Y en la reciente visita, Claudia Sheinbaum informó que “casi un millón de chihuahuenses” están recibiendo puntualmente, sin contratiempos, todos los beneficios de los Programas Sociales. Es más que evidente que la fuerza operativo-territorial de la potencial movilización del voto de Morena —que se dejó ver en esa visita presidencial y a dos años de la elección— es gigantesca frente al PRIAN, que va en caída libre. Cómo no va a temblar de miedo cualquier estratega electoral ante semejante fuerza.
Para enfrentar a las fuerzas de la transformación, el conservadurismo buscó organizar “cuando menos a 5 mil panistas en Juárez” y cuenta con el apoyo económico de la oligarquía local, la operatividad electoral de la burocracia estatal y municipal, además de unos 10 mil beneficiarios de programas sociales del gobierno local, más la propaganda sucia para debilitar a personajes de Morena. Pero está probado que al movimiento de la transformación no le han hecho mella. Incluso el clero político reaccionario está muy activo desde el púlpito, regañando para disuadir a los feligreses de sumarse a la Transformación.
En base a ese escenario, muchos analistas en redes se preguntan si ¿no será mejor entregar la plaza antes de la elección?
Respecto a la “predisposición electoral”, esta se expresa en los resultados demoscópicos semanales. Del desentrañar cómo votan los electores y los procesos personales de cómo se va tomando la decisión de votar por uno u otro, es que los estrategas electorales afirman: “las elecciones se ganan antes de empezarlas”. Y así es: la predisposición electoral en las encuestas sigue dando a MORENA una ventaja de 46% frente a un 33% del PRIAN. Lo peor para el conservadurismo es que esas anticipaciones empiezan a convertirse en tendencia, que se mantiene semana tras semana.