Sí, aquí me quiero quedar a vivir.
En todo caso, ¿a qué regreso a Chihuahua?
Allá, como quien dice, el horno no está para bollos. Después de la polvareda que levantó la líder del PAN local, Daniela Álvarez, al utilizar los recursos del partido para promover su imagen y el risible y frustrado intento de limpiarse la carita (el despropósito puede verse en el sitio: https://www.tiempo.com.mx/noticia/pronunciamiento-daniela-alvarez-cde-pan-espectaculares-eleccion-2027/), queda poco —o mucho— por hacer, según se mire.
El origen del problema está, precisamente, en esa serie de desafortunadas pseudoaclaraciones que no van al punto y que tienen a Daniela, como gibona, andándose por las ramas. Me explico, dijo ella: “Con toda la claridad y la franqueza” lo que se está planeando, organizando y ejecutando en el seno del partido se da “dentro del marco de la legalidad”; malo, ya nada más empieza uno a hablar con toda claridad y franqueza es porque la gente no cree ni tantito en lo que uno anda o está haciendo; además, que lo que esté tramando (cualquier cosa que eso sea) lo haga dentro de ese marco de legalidad no aporta ni poquita certeza a los rumbos del panismo chihuahuense.
En segundo lugar, ciertamente, quienes la conocemos, sabemos que Daniela no es una mujer de dos caras, que no le gusta la simulación y que es “honesta y sincera”. En efecto, Daniela suele ser muy franca (casi transparente), pero el asunto aquí no versa sobre su talante abierto o llano; el tema es otro, muy otro.
Y ese tema, infaustamente, no lo abordó en el video en cuestión; sí dijo que quería hacer un señalamiento sobre su permanencia en el CDE y que su único objetivo y proyecto era fortalecer al PAN en el Estado de Chihuahua; agregó que está y estará al frente de él y que ésos son su “único objetivo, la única motivación y es el único proyecto”; pues sí, muy vistoso malabarismo verbal, pero aquí, el quid del asunto es que no dijo por cuánto tiempo ésos van a seguir siendo su único objetivo, su única motivación y su único proyecto.
Sería bueno que, para tranquilidad de todo el panismo chihuahuense —a menos de dos años de entrar a la contienda más ardua, más difícil y más dura que jamás hayamos enfrentado—, la responsable de los destinos del partido aclare qué sí está (y qué no) dentro de sus planes futuros en el largo plazo, pues, como luego se dice, no se puede tañer las campanas y andar en la procesión —o, dicho en cristiano, estar en misa y repicando—, porque el que mucho abarca poco aprieta y el que a dos amos sirve con alguno queda mal; es decir, no se puede chiflar y tragar pinole, ni estar en dos sillas al mismo tiempo (eso trastorna las leyes de la física y compite estrepitosamente con la ubicuidad divina), ni —ya puestos en plan teológico— estar con Dios y con el diablo a la vez.
Lo único que Daniela Álvarez tendría que decir, sin tanto alarde, es lo siguiente: “No, no voy a contender por ningún cargo de elección popular en el 27 ni me voy a autodesignar diputada plurinominal, federal ni local, y aquí me voy a quedar hasta el final, sea cual sea el resultado de esa elección que, por lo demás, vamos a ganar con Marco Bonilla a la cabeza del proyecto; y a la oposición local, manos les van a faltar…”; y tantán. Eso, o bien: “¿Saben qué? Ya lo pensé mejor y sí me voy, porque quiero ser… ¡tá tán!”.
No lo hace por dos razones: porque se le olvidó al momento de emitir su séntido mensaje o porque está viendo por dónde soplan los vientos políticos y eso, repito, es malo para el partido. Planear, organizar y prepararse para la elección del 27 no es un asunto de largo aliento, si acaso de mediano plazo, porque las elecciones están ya, virtualmente, a la vuelta de la esquina y demandan todo el talento, concentración y esfuerzo posibles. Ya basta de “canallitas”.
Por eso, me pregunto yo, cual nuevo San Agustín ensimismado (se dice que dudaba de sí mismo, de la memoria, del tiempo: “Si nadie me lo pregunta, lo sé; si quiero explicarlo, no lo sé”): ¿Para qué regreso a Chihuahua por más bonito que esté (… Chihuahua, obvio)? ¿Para qué me regañen por hocicón? ¿Para vistimizarme (dicho así, en español chileno)? ¿Para papar moscas? Mejor me quedo aquí, a ver los farallones que construyen las olas, a comer pescado y a comprarme una moto con toldo para pasear turistas —porque los dos doctorados, las cuatro maestrías, las dos especialidades y la docena de diplomados que saqué en México, no creo que me sirvan mucho por acá—.
En cuanto a las graciosas declaraciones de Santiaguito (que, parece, recién se está estrenando como cómico), de ésas habrá que ocuparse en la siguiente entrega.
Continuará…
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Luis Villegas Montes.
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