Bien, iniciemos por definirlos:
Patria
Tierra natal o adoptiva organizada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos.
Lugar, ciudad o país en que se ha nacido.
Patriota
Persona que tiene amor a su patria y procura todo su bien.
Pues bien, nuestro amado México, resultante del choque de varios mundos que convergen en esta tierra que llamamos Patria, tiene raíces e identidades tan diversas como la indígena y la judeocristiana, pasando por la hispana cargada de reminiscencias árabes, moras y africanas, con la población de origen negro a la cual se llama “la tercera raíz”. Y si hay duda, vean a Guerrero y Morelos en este relato que aquí abordo hoy.
En fin, habría tiempo para un desglose largo y profundo; daré hoy solo el ABC de tres movimientos que tocan a nuestra patria: dos nacionales y uno local que después permeó a la nación. Ellos son, cronológicamente:
El 13 de septiembre de 1847, la llamada batalla del Cerro del Chapulín, hoy Chapultepec, que nos dio la leyenda, el mito —dicen algunos— y la real historia, según el Museo de las Intervenciones, de un grupo de jóvenes cadetes llamados Los Niños Héroes, que fueron masacrados por el ejército invasor de Estados Unidos. En ese entonces, aquel país tenía 21 millones de habitantes contra los 7 millones que se diseminaban en lo que era el territorio nacional, recién formado en 1824 bajo el nombre de México, nuestra patria, con una superficie mayor de cuatro y medio millones de kilómetros cuadrados. Sus fronteras se extendían del Suchiate, al sur, hasta el actual Wyoming y Utah, al norte. Y no digo lo que algunos señalan: que el famoso “Montana” no era sino la manera gringa de decir el nombre hispano original de “Montaña”. Pero esa es otra historia por corroborar.
Los Niños Héroes son los personajes del 13 de septiembre, y están en nuestra memoria que se hace nuestra historia.
Cronológicamente sigue la conmemoración del 15 y 16 de septiembre, porque entre la noche del 15 y la madrugada del 16, una vez descubiertos por los españoles que dominaban la escena política, los llamados insurgentes tuvieron que acelerar su levantamiento. Así, el periodo de nuestra historia conocido como la Guerra de Independencia empieza (estrictamente hablando) la madrugada del 16 de septiembre de 1810, cuando el padre Miguel Hidalgo da el llamado Grito de Dolores, y termina el 27 de septiembre de 1821 —once años después— con la entrada triunfal del Ejército Trigarante.
En este espacio de tiempo se tejen muchas de las gestas más significativas de la historia de México. Aparecen en escena personajes como Leona Vicario, Josefa Ortiz —la llamada Corregidora—, Allende, Aldama, Abasolo y después Morelos y Guerrero, que con su genial frase “La patria es primero” se queda en nuestra memoria y se hace historia. No podemos olvidar a nuestro primer presidente, Guadalupe Victoria, hombre que lucha y emerge como ha de ser un patriota: alguien que consagra su vida y afán a la nación.
En contraste, mencionaremos al reincidente en el afán de poder, Agustín de Iturbide, que después de tanta lucha fratricida deseaba aún ser emperador. De él todavía advierto herederos en ese afán de arrebatar el poder, es decir, de tomar lo de todos —la patria— para hacerlo suyo, como botín. Ese es el origen de las luchas por el poder.
México tiene herederos en ambos bandos y los podemos advertir aún hoy; pero sin duda, los mejores siguen siendo los que optan por servir a la patria, más que servirse de ella.
Chihuahua hace historia también la madrugada del 23 de septiembre de 1965, de lo que justamente este año se cumplen 60 años. Un puñado de jóvenes y adultos que deseaban un México mejor para los niños y jóvenes —algunos de ellos maestros— decidieron cambiar la realidad. El escenario fue Madera, Chihuahua, que entonces era eufemísticamente llamado “Ciudad”. Inspirados, supongo, por la triunfante revolución cubana del 1 de enero de 1959 —nótese que solo seis años antes—, se lanzaron a la misma odisea de cambio que aquellos muchachos que iniciaron su gesta el 26 de julio de 1953 en Santiago de Cuba, cuando asaltaron el Cuartel Moncada.
Ese movimiento de Chihuahua impacta a todo México. La fecha daría origen a una acción armada: el 23 de septiembre de 1965, un comando del Grupo Popular Guerrillero (GPG), liderado por el maestro Arturo Gámiz García y el médico Pablo Gómez Ramírez, decidió atacar el cuartel militar de Ciudad Madera con el objetivo de conseguir equipo militar y alimentos. No lo consiguieron, pues los militares apostados lo impidieron. En el asalto fallecieron ocho integrantes del comando. El trágico final de los guerrilleros se convirtió en símbolo de lucha para otros jóvenes, quienes, inspirados en su valentía y coraje, enfrentaron la injusticia social. Así, en Chihuahua continuaron algunas acciones guerrilleras a cargo del Grupo Popular Guerrillero “Arturo Gámiz” y del Movimiento 23 de Septiembre.
La lucha de este grupo ha significado tanto que, hoy que se cumplen 60 años, la reflexión se hace necesaria y la valoración de lo sucedido es obligada. Por ello, agradezco la amable invitación que me han hecho para participar el próximo miércoles 17 a partir de las 19:00 horas, en un diálogo bajo la conducción del programa de mi apreciada amiga y colega en psicología, Laura Gaytán, con la grata compañía de Alicia de los Ríos y mi estimado Pedro Uranga Rohana.
Los esperamos en la Casa Redonda el miércoles 17 a las 19:00 horas.
Será un honor compartir. Hasta entonces.
Opinión
Domingo 14 Sep 2025, 06:30
Septiembre, mes de la patria y de los patriotas
.
Arturo Limón D.
