Cd. de México.- "La inmunoterapia ha transformado el tratamiento contra el cáncer. Ahora estamos buscando hacer más vacunas", dice el oncólogo. Crédito: Cortesía Hugo de la Peña
Ni la pareja, los padres o los compañeros de la escuela, sino el sistema inmune "es el mejor amigo que vas a tener toda tu vida", afirma el médico Hugo de la Peña.
Y lo es así, entre otras cosas, debido a su capacidad para hacerle frente al cáncer, combatiendo células malignas de forma cotidiana, como lo describe en entrevista remota el oncólogo mexicano que ha consolidado una distinguida carrera en Reino Unido.
"En ti y en mí hay células que se están convirtiendo de célula normal a célula de cáncer todos los días; pasa por lo que fumamos, por lo que tomamos, por lo que comemos, por la contaminación ambiental, por el exceso de sol irresponsable, por el estrés crónico. Todo eso causa mutaciones y hace que las células se conviertan.
"Nuestro sistema inmune reconoce esa transformación todo el tiempo, y está matando, eliminando células que se están transformando o que se han transformado en cáncer todos los días", refrenda De la Peña (Ciudad de México, 1977).
Aprovechando esto, el oncólogo mexicano y otros investigadores han impulsado la llamada inmunoterapia, que consiste en manipular el sistema inmune para que elimine las células cancerígenas que se le han escapado y cuya proliferación provoca diferentes tipos de cáncer; "lo que hacemos es enseñarle cómo es la 'huella digital' del cáncer, qué es lo que el sistema inmune tiene que atacar", expone el especialista.
"Con la tecnología de las vacunas del Covid, con el RNA Mensajero (mRNA, por sus siglas en inglés), tú puedes hacer un cassette genético donde tú le enseñas al sistema inmune: 'Éstas son las proteínas del cáncer'", detalla: "Creas una vacuna totalmente artificial usando RNA Mensajero, se la pones al paciente, y el paciente monta reacciones inmunes contra el cáncer".
De la Peña, quien desde su labor en el Servicio Nacional de Salud británico ve a unos 50 pacientes a la semana, entre quienes selecciona a algunos para ensayos clínicos con inmunoterapia, explica que el primer paso para la creación de estas vacunas para el cáncer es tomar una biopsia tanto de tejido tumoral como de tejido sano para poder contrastar las proteínas que se expresan en uno y en otro.
De esta forma se pueden identificar las proteínas específicas del cáncer a combatir. Y así, una vez que ha sido alertado mediante el mRNA, el sistema inmune dirige hacia la amenaza su ejército de células T, "la maquinaria asesina más impresionante del cuerpo humano", en palabras de De la Peña, que refiere todo esto como un aprendizaje derivado del tratamiento de la leucemia.
"La primera evidencia de que el sistema inmune mata cáncer viene de las leucemias; cuando nosotros hacemos trasplante de médula ósea, son precisamente esas células T que van del donador al paciente las que lo curan. Desde hace 30 años sabemos que las células T curan leucemias; lo que no sabíamos era cómo, qué es lo que detectan las células T en la superficie de las células de cáncer para matarlas.
"Una vez que tienes identificada la 'huella digital' de cada cáncer, tú puedes hacer vacunas para todos los cánceres", remarca el especialista mexicano. "Pero el problema es que no tenemos la 'huella digital' de todos (los 200 tipos) todavía".
De ahí que, por ahora, estas vacunas, que son completamente individualizadas para evitar que haya rechazo por parte del organismo, principalmente se desarrollen para los tipos de cáncer más frecuentes en el mundo: de mama, colon, pulmón y próstata.
Asimismo, para el melanoma, que De la Peña califica como "uno de los cánceres más espantosos que existen", pues al volverse metastásico -es decir, al diseminarse desde su ubicación original en la piel a otras partes del cuerpo- puede provocar la muerte de los pacientes en sólo tres a seis meses.
"Actualmente, estamos curando a más del 50 por ciento de pacientes con cáncer metastásico de melanoma; más del 50 por ciento curados con inmunoterapia", comparte el oncólogo mexicano, ilustrando el potencial comprobado de este innovador tratamiento.
"Lo más impresionante que hemos visto con la inmunoterapia es que estamos empezando a curar lo que antes no se podía curar", enfatiza. "Usando la inmunoterapia estamos empezando a curar cáncer etapa cuatro metastásico, que antes era imposible".
Esperanzador, pero no inocuo
Los resultados de la inmunoterapia han sido tan prometedores que, en los sitios donde ya se encuentra disponible, destaca como una alternativa a la atención tradicional con quimioterapia, cuya toxicidad provoca a los pacientes duros efectos adversos.
Sin embargo, esta opción terapéutica tampoco está libre de riesgos, siendo una de sus consecuencias el desarrollo de enfermedades autoinmunes. Esto sucede en un 20 por ciento de los casos, apunta De la Peña.
"Lo más común es que el sistema inmune ataca la tiroides, por ejemplo. Entonces, los pacientes terminan con hipotiroidismo (...) pero les das la hormona tiroidea en pastilla, y continúas con la inmunoterapia.
"Pero en un 6 por ciento de los pacientes se desarrolla una enfermedad autoinmune muchísimo más seria", prosigue el especialista. "O sea, el sistema ataca algo por accidente, algo que no debería atacar, puede ser el cerebro, puede ser el corazón, el colon, el hígado, los pulmones. Entonces, podemos curar cáncer metastásico, pero a veces el precio de autoinmunidad es muy severo".
De hecho, el oncólogo mexicano señala que el tipo de inmunoterapia que valió a James P. Allison y Tasuku Honjo el Premio Nobel de Medicina 2018 en realidad puede ser muy tóxica dado que estimula todo el sistema inmune indistintamente.
"Por eso nuestro objetivo es estimular a las células T específicas para el cáncer, y no a todo el sistema inmune como bomba para no crear enfermedades autoinmunes. Es más difícil, pero es muchísimo más sano", indica De la Peña.
'Cáncer prevenido, mejor que uno curado'
Como bien se puede imaginar, desarrollar una vacuna específica no sólo para un tipo de cáncer sino para cada paciente en particular no es sencillo ni, por supuesto, barato.
"Yo me dedico a matar cáncer, y me encanta. Pero es muy caro, es muy caro", confirma de la Peña, cuyo primer encuentro con el cáncer se remonta a cuando, a sus 13 años, fue diagnosticado erróneamente con linfoma y estuvo a punto de recibir quimioterapia.
Al egresar con honores de la carrera de Medicina en la Universidad Autónoma de Coahuila, el joven, chilango de nacimiento pero lagunero de corazón, continuó su formación como especialista en cáncer en tres de las universidades que integran el llamado "Triángulo Dorado" en el Reino Unido: la de Londres, Oxford y Cambridge.
"Obviamente, es algo de lo que yo estoy muy orgulloso, y que me da el respaldo para yo poder hablar con políticos, hablar con Embajadores, y te abre muchas puertas para poder poner presión sobre todo a nivel nacional", considera el especialista, quien ante el reto de los altos costos de una innovación como la inmunoterapia exhorta a dirigir los esfuerzos hacia la prevención.
"A pesar de que me encanta matar cáncer, un cáncer prevenido siempre va a ser mejor que un cáncer curado", sentencia.
"El problema con el cáncer es que a una de cada dos personas nos va a dar; esa estadística es brutal. Pero el 40 por ciento de los cánceres se pueden prevenir dejando de fumar, tomando menos alcohol, bajando de peso, cuidándonos del sol responsablemente y manejando el estrés crónico".
Finalmente, al relatar que todos los ensayos clínicos con las vacunas para cáncer que realizan están patrocinados por farmacéuticas, sin costo alguno para los pacientes participantes, De la Peña insta a que en el País el sector salud estreche lazos con tal industria para poder replicar aquí esos esfuerzos.
"Esas colaboraciones con las farmacéuticas ya existen (...) y los pacientes existen, hay suficientes pacientes para tener estos estudios clínicos abiertos en México. No debería haber excusa".