Cd. de México.- A más de 320 kilómetros de la Tierra, el astronauta Nick Hague respondió a un grupo de estudiantes preguntas relativas a ciencia básica, pero también sobre los retos emocionales de vivir en el espacio.
Desde las instalaciones del museo Universum, los alumnos se enlazaron la mañana de este viernes con Hague, quien orbitaba el planeta a bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés), en una experiencia única.
Renata, una de las participantes, abrió la sesión con una pregunta directa: "¿Qué estudiaste para convertirte en astronauta?". Hague explicó cómo su pasión por las matemáticas, las ciencias y la ingeniería lo llevaron a construir satélites, un primer paso hacia su carrera espacial.
La conexión en sí misma fue un logro sorprendente, posible por la colaboración con ARISS (Amateur Radio on the International Space Station) y el Instituto Federal de Telecomunicaciones.
Mientras la ISS viajaba a una velocidad de 28 mil kilómetros por hora y a más de 320 kilómetros de distancia de la Tierra, los estudiantes del Colegio Vermont tuvieron la oportunidad de dialogar con el astronauta.
Desde Universum, Museo de las Ciencias de la UNAM, uno de los centros de divulgación científica más destacados del País, las voces de los jóvenes pudieron ser escuchadas por el navegante en el espacio.
Nick Hague, con la paciencia y entusiasmo característicos de quienes comparten la pasión por la exploración, respondió a temas que abarcaron desde la microgravedad hasta la cooperación internacional en el espacio.
Joaquín, por ejemplo, quiso saber sobre las investigaciones en curso en la estación. El astronauta describió un experimento donde calientan metales para estudiar el crecimiento de sus estructuras cristalinas en microgravedad, una investigación que tiene implicaciones para la ciencia de materiales en la Tierra y en futuras misiones espaciales.
Entre las preguntas surgieron dudas sobre la alimentación y la salud en microgravedad. Hague describió cómo los líquidos se distribuyen de manera uniforme en el cuerpo en ausencia de gravedad, un fenómeno que puede resultar incómodo al principio.
También compartió que los astronautas disfrutan de una dieta internacional, intercambiando alimentos con compañeros de países como Rusia, Canadá e Italia.
Una pregunta emotiva fue planteada por Valeria: "¿Cómo superas los desafíos emocionales de estar lejos de tu familia?". Hague admitió que este es uno de los aspectos más difíciles de su trabajo, pero destacó la importancia de las tecnologías modernas, como llamadas de video y correos electrónicos, para mantenerse conectado con sus seres queridos.
El tripulante aprovechó la oportunidad para destacar cómo la ISS sirve como plataforma de prueba para misiones más ambiciosas, como la exploración de Marte. Los experimentos realizados en órbita, desde el cultivo de alimentos hasta la validación de nuevos equipos, son pasos cruciales hacia la exploración del espacio profundo.
Cuando un estudiante preguntó si era posible observar la rotación de la Tierra desde la estación, Hague explicó cómo los cambios sutiles en la orientación y las estaciones son perceptibles incluso desde su órbita.
El evento culminó con una ovación para los organizadores y los estudiantes, quienes demostraron curiosidad y entusiasmo.
"Me voy a dedicar 100 por ciento al área de las ciencias, para mí este es un momento muy importante y emocionante porque pude compartir una pregunta con un astronauta que está realmente en el espacio. Este momento cambió mi vida", comentó Isabella Mortera, quien desde pequeña se ha sentido fascinada por la ciencia, y está decidida a seguir una carrera STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas).
La vocación científica de Daniela Cruz, en el penúltimo año de preparatoria, también se vio estimulada por esta experiencia.
"Pensé mucho mi pregunta de qué le pasaba a los líquidos en el cuerpo cuando no hay gravedad y ahora que me respondió en tiempo real, que dijo mi nombre, se me hace algo muy personal y emocionante. Es algo memorable", dijo al final del encuentro.
Los estudiantes que conversaron con Hague, en su mayoría mujeres, fueron elegidos por su desempeño escolar e interés por la ciencia.
María Emilia Beyer, directora del museo Universum, cerró el encuentro con un mensaje de agradecimiento: "Cuando vengas a México, Nick, te esperaremos con los brazos abiertos".
Este enlace entre la ISS y la Ciudad de México no solo demostró los avances tecnológicos que hacen posible la comunicación, sino también sirvió para alentar las vocaciones científicas.
Un mensaje para los jóvenes sobre la importancia de la educación y la perseverancia para alcanzar grandes metas.