El Paso.- Lo mató porque creyó que era un extraterrestre.
Esa fue la razón que dio Jaime Adrián Contreras, de 39 años, al confesar uno de los crímenes más brutales que han estremecido a El Paso en los últimos años. Según su propia declaración ante la Policía, asesinó a su padre, Víctor Gerardo Contreras, de 74, porque estaba convencido de que “no era su verdadero padre, sino un alienígena, y luego le extrajo los órganos del cuerpo”.
La historia comenzó a descubrirse el 6 de abril, cuando un familiar preocupado ingresó a la vivienda de la víctima, ubicada en la cuadra 11700 de Ronald McNair Drive, en el Noreste de la ciudad. Nadie había visto ni escuchado a Víctor en días.
Al forzar una ventana, encontró una escena indescriptible: el hombre yacía sin vida en una habitación, cubierto con una sábana manchada de sangre.
La descomposición ya era evidente. Y las heridas, devastadoras.
La Policía de El Paso describió el hallazgo con precisión clínica: “múltiples puñaladas en el cuello, la garganta cortada y el abdomen abierto. No fue una muerte rápida. Fue un ataque salvaje y deliberado”.
Según los documentos judiciales, Jaime no sólo confesó el asesinato, sino que describió cómo le cortó la garganta y luego “le sacó los órganos”, convencido de que aquel cuerpo humano ocultaba otra cosa.
La investigación condujo rápidamente hasta Jaime. No estaba en la casa, pero el Jeep Wrangler de su padre tampoco. Días después, los agentes lo localizaron en Hueco Tanks, una zona desértica cargada de simbolismo ancestral a las afueras de El Paso.
Ahí estaba el hijo, solo, en el vehículo robado. Lo detuvieron. Cuando le preguntaron por el paradero de su padre, respondió: “Está en el cielo”.La respuesta fue apenas el inicio. Durante el interrogatorio, Jaime explicó su versión: su padre no era humano. Era un alien. Y por eso lo mató.
Ahora enfrenta un cargo por asesinato en primer grado. Permanece detenido sin derecho a fianza.
Las autoridades aún no han revelado más detalles sobre su estado mental, aunque la naturaleza de su confesión sugiere que podría ser sometido a evaluación psiquiátrica.
No hay antecedentes penales conocidos, ni reportes previos de violencia.
Los vecinos de la zona, al ser consultados, dijeron estar en shock. “Era un hombre callado, tranquilo”, comentó una residente, refiriéndose a la víctima. “Siempre saludaba. Nunca imaginamos algo así”.
Lo más perturbador, quizá, es el tiempo que el cuerpo permaneció dentro de la casa, sin que nadie notara nada. Días completos en los que el cadáver fue pudriéndose, mientras el hijo huía con el auto de su padre y con la idea, tan absurda como real para él, de que había salvado a la humanidad de un invasor alienígena.