Venecia, Italia.- El cineasta mexicano David Pablos estrenará este jueves en la 82ª Mostra de Venecia su película En El Camino, una historia de amor marcada por la violencia que azota el norte de México, entre un joven que busca escapar de su pasado y un camionero que lo ayuda en su viaje.

"La película nace de la búsqueda del padre", con "un joven que quiere sanar una herida personal profunda a través de encuentros sexuales en cachimbas", las áreas donde descansan los camioneros en México, explica David Pablos durante una entrevista con la AFP en el Lido de Venecia.

En El Camino compite en la sección Horizontes, dedicada a nuevas tendencias, y está protagonizada por Osvaldo Sánchez (Muñeco) y Víctor Prieto, un actor natural que interpreta a Veneno.

La historia fue rodada principalmente en Ciudad Juárez y sus alrededores, una zona conocida por su violencia.

"El diablo sale de noche", le advirtieron los policías locales, relata Pablos, quien asegura que el rodaje de seis semanas fue "complicado". Tanto, que se vio sacudido por un secuestro, el de un miembro del equipo que estuvo un día entero retenido. "Nos amenazaron, los sicarios nos llamaron", dice.

"Había que estar todo el tiempo con protección, de la policía o de la guardia nacional", señala el director, que aún así da cuenta de un rodaje "hermoso" en el que "hubo una gran conexión entre todo el equipo".

Para el filme, el cineasta de 41 años, nominado en festivales como Cannes, San Sebastián o Estocolmo, quería actores naturales que conocieran el terreno.

En el caso del personaje de Veneno, que encierra una gran sensibilidad por sus heridas de infancia, Pablos explica que necesitaba a un chico "abiertamente gay", algo que era difícil de encontrar pues "muy pocos lo son en esos contextos tan pesados, tan inseguros, tan violentos".

"Si no era gay, le iba a ser muy complicado transitar muchas escenas", indica el director, que apostó por mostrar escenas sexuales muy explícitas.

"Tenía claro que quería hacer una película sin concesiones, que mostrara la sexualidad de la manera más descarnada, más cruda. Porque así son los encuentros sexuales en estos espacios", agrega.

El director recurrió a una coordinadora de intimidad que trabajó con Sánchez y Prieto durante dos meses que les ayudó a generar "un hermandad", algo "indispensable siempre que se van a tener que tocar cosas tan íntimas (...) y no salir dañados ni afectados de alguna manera", señala Osvaldo Sánchez.

Historias de violencia

El filme es una ventana a un mundo aparte, el de esos nómadas capaces de conducir días seguidos sin parar. Un pequeño universo en el que todos acaban conociéndose y cruzándose en las "cachimbas" donde paran a descansar. Vidas solitarias que algunos sobrellevan consumiendo drogas.

"Cuando empezamos esto, empecé a investigar más, a preguntarle a mis familiares que eran 'traileros', cómo funcionaba todo", explica Víctor, quien incluso preparó su personaje "ligando con señores, con personas mayores que yo, para entender a qué se arriesgaba (Veneno), lo que quería".

Osvaldo, actor con 25 años de experiencia, fue incluso más allá: se sacó la licencia para conducir camiones y trabajó como "trailero" durante tres semanas.

"Viví cosas impresionantes. Como actor, necesitaba bajar a ese nivel de realidad, a esa crudeza", cuenta el actor sonorense.

"Estar manejando, con la presión un poco y con el miedo, el temor de las carreteras de Michoacán, de varios estados de la República que son muy peligrosos, te genera una vulnerabilidad de lo que viven realmente los 'traileros'", apunta Osvaldo, que llegó a estar cinco días sin dormir.

Pero según los dos protagonistas, de quienes más aprendieron fueron de los lugareños que participaron en el filme.

"Prácticamente en Ciudad Juárez cada persona tiene su propia película de violencia", comenta Víctor, oriundo de esa localidad. "La gente vive a diario casos de violencia, maltratos por parte de policías, de personas, de narcotraficantes".