Chihuahua, Chih.- En Chihuahua, el 39% de los 43,819 niños, niñas y adolescentes encuestados en 66 municipios reportó sentirse inseguro en el entorno digital, el espacio donde perciben más riesgos. Entre las principales amenazas señaladas por los menores se encuentran el acoso, el contacto con adultos desconocidos, los mensajes ofensivos y la exposición a pornografía, un fenómeno que preocupa tanto a autoridades como a familias.
Del total de 528,418 adolescentes de 12 a 19 años en la entidad, el 80% utiliza internet, con un promedio de 4.9 horas de conexión diaria. Los que han vivido algún tipo de violencia digital pasan hasta siete horas en línea, un indicador de la magnitud del problema. Las plataformas con mayor incidencia incluyen Roblox —donde las principales víctimas son menores de 7 a 13 años— Snapchat, TikTok, WhatsApp e Instagram. En varios casos, los agresores residen fuera del país, lo que complica la persecución y el seguimiento de los delitos.
Para enfrentar esta situación, Margarita Blackaller, titular del Sistema Estatal de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA), presentó la estrategia “360 grados en seguridad en redes para niñas, niños y adolescentes”. “No se trata solo de prohibir el uso del celular o limitar el tiempo frente a una pantalla, sino de garantizar seguridad y herramientas para detectar riesgos. Queremos que los niños y adolescentes conozcan sus derechos y sepan cómo actuar ante un peligro”, explicó.
La estrategia busca cumplir tres objetivos principales: incidir en la legislación para tipificar la violencia digital contra menores con perspectiva de niñez; capacitar a educadores y ciudadanía —mil personas participaron en talleres impartidos por Child Found—; y coordinar acciones con instituciones como CONALEP y la Comisión Estatal de Derechos Humanos. Entre las acciones se incluyen protocolos de atención a violencia escolar y familiar, así como la prevención de suicidios vinculados al acoso digital.
Blackaller enfatizó la importancia de la comunicación en los hogares como principal medida de prevención. “Los controles parentales no se limitan a la tecnología; la clave es hablar con nuestros hijos, abrir espacios de confianza y preguntar con quién se conectan. Esa comunicación constante puede marcar la diferencia entre detectar un riesgo a tiempo o que se convierta en un problema grave”, señaló.
La titular de SIPINA también resaltó la necesidad de protocolos diferenciados según el tipo de violencia digital, desde grooming y sexting hasta bullying y morphing. Esto permite que autoridades, maestros y padres actúen con rapidez y de manera adecuada, siempre considerando el interés superior de la niñez. La estrategia contempla incluso la coordinación entre la policía cibernética, el 911 y la Fiscalía, asegurando que la atención a los casos sea inmediata y especializada.
“Es fundamental que comprendamos que estos delitos no son iguales a otros; cada situación tiene características propias. La violencia digital puede ocurrir en cualquier momento y lugar, y no siempre dentro de nuestro país. Por eso trabajamos en rutas de atención claras y con perspectiva de niñez, para que cada niño, niña y adolescente reciba la protección que merece”, concluyó Blackaller.