Me queda la sensación de que o no estamos en importante proceso político para elegir a nuestros gobernantes, porque la publicidad política o no existe o es pésima o bien que ha sido tan intensa que ya no la percibimos.
En realidad, no ha habido ni de parte de Claudia ni de Xóchitl un plan estratégico llamativo, fuerte, que venda el producto para un lado o para el otro. Tampoco la personalidad de ambas da para más. Una Claudia acartonada y una Xóchitl que no despega. Vamos, en el 2000 la figura de Vicente Fox impactaba. Casi siempre vestido de azul –como el de su partido- y arremangadas las camisas se leía, en su lenguaje corporal, eternamente estaba listo para trabajar. En cambio, Ernesto Labastida y Cuauhtémoc Cárdenas siempre optaron por aburridos trajes grises. Ambos demasiado serios. Años después, cuando el ahora presidente iba arriba, muy arriba en las encuestas, sus oponentes decidieron jugarse todo por el todo con la campaña “Es un peligro para México” (2006). Pero ahora hay nada de impacto, fuerza, ímpetu. O bien como lo comenté antes, ya vemos #EsClaudia hasta en una sopa de letras. Posiblemente sea tanta la publicidad que ya dejamos de verla.
La apatía ciudadana está “justificada” aunque no me guste reconocerlo. Por un lado, una candidata que maneja, como nunca ha sucedido, el continuismo como slogan. La otra tiene tres partidos que no destacan por su pasado lejano o cercano y carentes de una ideología que los unifique y ella no tiene la suficiente personalidad frente a los monitores, porque ya en persona es otro asunto. Pero desgraciadamente no todos los ciudadanos pueden estar con ella directamente. Y el candidato… ese, como se llame, pues simplemente es un cero a la izquierda, y a la derecha, y al centro, y arriba, y abajo. Por eso escucho tantas voces diciendo que no se presentarán a las urnas. Sigo creyendo que es un error, pero…
Lo más seguro es que ambas contendientes estén esperando el resultado de los debates. Ahí se puede inclinar la balanza. Recordemos que el Jefe Diego le dio una repasada de antología a Cárdenas y lo bajó del pedestal (1994). 
Ahora bien, un ataque entre ambas damas, sería interesante para que decidamos por quién vamos a sufragar. No se trata sólo de propuestas, de afirmar que estamos en el paraíso y que la otra diga que en el infierno. Deberían comprometerse a debatir. A responder las preguntas. A refutarse mutuamente. En este momento quien lleva las de malas es Claudia porque la otra no tiene nada que perder. Es decir, la primera ya tocó el cielo, es prácticamente imposible que su popularidad crezca. Ya llegó al tope. La otra es quien tiene ventajas de aumentar la suya porque el descalabro no puede ser mayor. Y el que aspirante de MC que nadie sabe cómo se llama ni para qué tomarlo en cuenta. Sólo podría atacar a quien va adelante a ver si le baja algunos votos.
No recuerdo –será por mi tío el alemán- una campaña presidencial más aburrida que ésta. Por varias razones: las empresas de marketing político están muy apagadas; las candidatas no dan más de sí; no hay agresividad positiva en las propuestas; los partidos –tanto el oficial como los de oposición- están tan desprestigiados como toda la clase política. Por otro lado, la corrupción, la inseguridad, el índice inflacionario real, la violencia campea por el país. Otro desencanto del ciudadano que dice “Todos son igualitos”.
Mi álter ego se atreve a corregir al presidente. Él dijo “El gobernador de Guanajuato gobierna. pero no manda” pero gobernar y mandar son sinónimos. Tal vez lo que quiso decir “ese, el de Guanajuato que acude a Palacio reina, pero no gobierna”. Disculpe usted, le recomiendo usar su diccionario.