Con la toma de Gobierno del todavía presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, aunque no parezca, no se dio una comunicación real entre los poderes estado, Legislativo, Ejecutivo y Judicial, sin faltar lo más importante: el pueblo. Es fácil observar que después de las elecciones todos siguen enfrentados, buscando cuotas de poder, acomodos en los escaños en todos los niveles de gobierno, desde luego una desorientación real en cuanto a las expectativas que esperamos del presidente electo, que es por cierto primera presidenta en la historia del país. No existe una comunicación de lo que sucederá a futuro con la toma del poder.
Un claro ejemplo son las reformas al Poder Judicial, que mantienen tensas no sólo las relaciones entre los actores políticos, sino también a ciudadanos, organismos internacionales y ONGS, entre otros. Como lo he comentado no existe una comunicación en los llamados “Foros de Consulta”, es cierto que los argumentos sostienen sus posturas legales y de facto, están más fuertes desde el Poder Ejecutivo y Legislativo que con las reformas la Suprema Corte de Justicia, que será solo adorno para las fiestas de Navidad, eso sí con muchos foquitos, el cual se retirará después de la Nochebuena. Es decir, te quedas, pero te vas, desde luego los juzgadores electos por Morena, perdón por el pueblo, estarán en campaña permanente, gastando nuestros impuestos, eso sí como dice López Obrador; “Como son jóvenes, no serán corruptos”, algo así.
Se formula una reflexión sobre la necesidad de una política de comunicación social porque, a priori, se da por sentado que el nuevo Gobierno de México, es totalmente consciente de la necesidad de líneas de acción para la comunicación, un campo en el que el gobierno de lo que falta, ha fallado en toda la línea, pese a la seguidilla de críticas y recomendaciones procedentes de diversos sectores, incluyendo “Las Mañaneras”.
Y porque también se supone que el nuevo Gobierno no discute la necesidad de una política, sino más bien la forma de definirla, el sistema racionalizado de proponerla, y sus presupuestos ideológicos, así como deslindar las instancias que velen para que los contenidos sean «neutrales» desde el punto de vista partidista - aunque no desde el ángulo político dado que la decisión de establecer una política nacional de comunicación social es esencialmente una opción política pura, real, permanente, sin mentiras, sacando desde luego a los políticos arribistas que desde los mejores tiempos del PRI, siguen mamando del gobierno, desde luego a costa de nuestros impuestos. En Chihuahua hay muchos de todos lo colores.
En esa línea de pensamiento, estas reflexiones al desgaire van encaminadas a plantear algunos presupuestos teóricos sobre la necesidad de tener una política de comunicación que acompañe -a tiempo y en dirección concordante- los esfuerzos de unificación de decisiones políticas de los diversos partidos involucrados en el esfuerzo de sacar el país no sólo de una seria crisis financiera, o bien de encontrar soluciones urgentes e impostergables a problemas de infraestructura, o bien de asistencia médico social y otros aspectos muy puntuales: la corrupción, la narcoactividad, el crimen organizado, así como la extrema polarización que ha dejado una extensa campaña electoral sui generis.
El secuestrado (Corral)
“Hasta la madre”, diria López Doriga, en todos lados, hasta en las cantinas se habla del que he llamado; “El perverso”. Continúo con la falta de comunicación. Éste cuenta con varias órdenes de aprehensión en el estado de Chihuahua, que después de integradas las carpetas de investigación, se giraron estas, se ordena su ejecución, lo localizan, le empiezan a leer sus derechos, cuando va ¡sorpresa! el encargado del Despacho del la Fiscalía de la Ciudad de México, se aparece, y afirma “vengo porque nos avisaron que estaban secuestrando a una persona”. Al margen de que si hubo oficios de colaboración o no era y es una obligacion de las Fiscalias del país proceder a detener a los presuntos delincuentes, entiéndase en este caso Corral.
Con su cara no de espanto, sino de aquí yo mando, se levanta y es custodiado por una decena de elmentos policiacos de la Ciudad de México, lo suben en vehículos oficiales ante actos ilegales que se comete en su contra. Aún más, en sus reclamos en redes sociales amenaza que interpondrá denucias en contra de Maru Campos, gobernadora de Chihuahua y contra el fiscal anticorrupción, sendas denuncias por intento de secuestro, más las que acumulen.
Más grave aún el presidente sale a defenderlo, con el argumento de que es un perseguido político, derivado de que ha sido el mejor gobernador de Chihuahua. Señor presidente cuando un ciudadano comete un error o una falta en las declaraciones al SAT, de inmediato el poder del Estado salta sobre nosotros, paga, o fresco bote. Eso sí, el presidente no dice que somos perseguidos políticos, sino viles delincuentes…“Cuanto gana Loret”…
Mucho ruido, no comunicación entre los gobiernos, esperemos unas semanas Corral será senador por Morena, quienes lo defienden y defenderan, aunque sea un coservador del pasado. Todo será felicidad, otro que cobrara su dieta, y no se bajara de tribuna como le gusta. Al tiempo.