Las fiestas navideñas, no van de la mano con la lucha por el poder. Las élites económicas globales, siguen traduciendo la viabilidad de su poder, en guerras. Ucrania y Rusia llevan 3 Navidades sin conocer la Paz; en oriente medio, Israel que se ostenta como “el pueblo elegido por Jesucristo”, continúa con su bombardeo genocida en Palestina, Líbano, Siria, Yemen, Irán, para apropiarse de las tierras de los países más débiles.
Todos los países, se ponen con los pelos de punta, cada vez que Trump twitea. Y México ya se prepara para hacer frente a las extremas decisiones que Donald y Elon Musk planean hacer; dupla que ya se conoce como “el gobierno de los hombres más ricos del mundo”. Lo cierto es que, la élite global, intenta defender su imperio, amurallándose dentro de un solo país, contra los avances de la globalización total y la multiculturalidad. Lo cual anuncia a un nuevo mundo, que se está reconfigurando... y reconstruyendo bajo el Imperio.
Si el mundo está cambiando y reconfigurándose, México también. Aquí, la lucha por el poder no cesa, solo cambió de lugar, por la Navidad. Se descansa temporalmente en el parlamento, pero la lucha política, sigue en todos lados. Y sobre todo que, la política es lucha.
Desde la Institución Presidencial, el poder se sigue ejerciendo a través de la actividad natural de la administración y sus políticas públicas, las cuales son golpes intermitentes e implacables contra los intereses prianistas. Mismas que han aumentado aún más, la legitimación política de Morena, mientras que el bando conservador, se nota totalmente desarticulado, tirando piedritas y gritos al avance del poderoso adversario, se ven zigzagueantes, débiles, ciegos, sin rumbo fijo, como que siguen “atontados” por su terrible derrota.
Todas las encuestas lo dicen: la presidenta de México está muy consolidada y con porcentajes que tienen hasta el 76% de apoyo social a su gobierno, a su imagen, a su estilo personal para gobernar, a su discurso, a sus políticas de austeridad, contra la impunidad y la criminalidad; visiblemente, la apoyan la mayoría de los mexicanos en todos los temas de la cosa pública. Es una verdad de a kilo.
Y claro que implícitamente en todo eso, sucede una intensa lucha política entre el progresismo y el conservadurismo. Lógicamente, ese estilo de gobernar, se abona en la predisposición electoral para las contiendas presentes y las venideras.
Si lo dicho anteriormente es cierto, entonces la imagen de la presidenta Claudia impacta directamente en un aumento a la predisposición electoral y en el fortalecimiento de las estructuras electorales de Morena. Es lógico decir que, las próximas elecciones por las gubernaturas, serán plebiscitarias para calificar la gestión presidencial.
Respecto a la contienda por la gubernatura de Chihuahua, el entorno nacional se refleja, con matices, en las estrategias y tácticas políticas de Morena y del PRIAN. Pues, ambos bandos compiten intensamente en todo el estado por la predisposición del electorado chihuahuense.
Vemos a los líderes políticos de Morena, Ariadna Montiel, Cuauhtémoc Estrada, Andrea Chávez, Cruz Pérez Cuéllar, Juan Carlos Loera, etc., trabajando intensamente en redes y con la población cara a cara, en “el territorio y no desde el escritorio” su imagen y posicionando sus proyectos rumbo al 27. A su favor, tienen los aumentos en todos los apoyos de los programas sociales y la adición de los nuevos a mujeres de 63 y más y la beca universal a todos los niños y niñas de secundaria, que asistan a escuelas públicas. Lo cual implica un plus a la ventaja que ya le sacaba Morena al PRIAN desde las elecciones pasadas y que desplazó al segundo lugar al conservadurismo en todo Chihuahua.
Y en frente, se percibe a los líderes conservadores, principalmente a Marco Bonilla, Alfredo Chávez, Mario Vázquez, Tony Meléndez, etc., buscando lo mismo, posicionar su imagen y sus proyectos al 27.
Pero los conservadores tienen dificultades para sinergiar la imagen y los resultados de sus administraciones a la predisposición electoral, ya que en principio vienen de una derrota terrible, la cual aún sigue generando reformas y nuevas instituciones anti conservadoras. Y aunque se tiene planeado que el año entrante, todos los empleados del gobierno estatal y municipales prianistas, se conviertan a la vez, en promotores y organizadores de su estructura electoral, esta actividad y las políticas públicas del PRIAN no tienen el dinero suficiente para competir con las de la 4T, ni atienden a la misma cantidad de beneficiarios.
Además, hasta nuevo aviso, la elección local, tiene las características de un plebiscito para calificar los gobiernos de ambos bandos políticos.
Y el porcentaje electoral con el que inició cada fuerza política esta lucha, es otro tema estratégico muy interesante para los estrategas electorales: 52% de Morena y 35% del porcentaje electoral para el PRIAN.
Pero en la política como en la realidad nadie la tiene segura para siempre.