Ahora sí, que Alejandro ‘Alito’ Moreno, al efectuar la espuria XXIV Asamblea Nacional del tricolor, que se caracterizó por su poca concurrencia y por los serios connatos de enfrentamientos a golpes entre los que sí entraron al salón de eventos y los que no dejaron entrar, le salió a los pocos priistas que quedan en algunos lugares del territorio nacional, con: DOMINGO SIETE (de julio de este mes).
Viendo de reojo, y desoyendo las exigencias de históricos cuadros importantes del priismo, en el sentido de que debería renunciar a la presidencia nacional del PRI, dado los pobres y desastrosos resultados electorales que se han tenido desde el primer día en que ha venido forzando la representación nacional del partido; ‘Alito’, en esa citada asamblea, ipso facto, cambió algunos artículos de los estatutos de SU partido tricolor para asegurar la REELECCIÓN y PERPETUARSE en la presidencia nacional del mismo.
Maniobras y actitudes inmorales, mediante las cuales Alejandro Moreno Cárdenas, literalmente se convierte en clásico dictador a la usanza del sempiterno líder de la corporativizada CTM-PRI: Fidel Velázquez; o del actual líder de los trabajadores (as) telefonistas del país, Francisco Hernández Juárez, que está a punto de reelegirse para llegar a cumplir más de 50 años al frente de “tan democrático sindicato”.
Evidentemente, en esa manipulada asamblea dominical del PRI del 7 de julio, prefirió continuar apoyando y usufructuando los intereses de la oligarquía neoliberal-tecnocrática, nacional y extranjera impulsados preeminentemente por y desde el régimen de Carlos Salinas de Gortari, que asumieron como propio las cúpulas de la derecha del PAN y en su momento las propias del PRD.
Recordando el vocabulario “fino y decente” de ‘Alito’, que lo pinta de mente y cuerpo entero, ante esos hechos y tantos y tantos más, seguramente sostendrá: que le importa madres lo que piensen los traidores al partido, sus críticos dentro del tricolor, amenazándolos con expulsarlos del mismo.
Sin importar y a pesar de que la militancia auténtica sigue en desbandada, renunciando o saliéndose del otrora poderoso y hegemónico partidazo, que en la actualidad después de las elecciones del primer domingo de junio del 2024, sólo cuentan con las gubernaturas de Coahuila y Durango; pero que además, son mínimos –como nunca-, los senadores y diputados con que cuentan en el Congreso de la Unión, así como de diputados en los congresos locales o estatales.
En ese engreído y narcisista posicionamiento politiquero-partidista, el campechano tan mentado, que dicho sea de paso, le han sobrado incontables mentadas de… de sus propios correligionarios, mientras exhibía los rostros y daba los nombres de exdirigentes tricolores como Dulce María Sauri, Manlio Fabio Beltrones, Pedro Joaquín Coldwell, Enrique Ochoa y Aurelio Nuño, los cuestionó por sus acciones al frente del partido y los vinculó al HOMICIDIO de LUIS DONALDO COLOSIO en 1994, así como a los desvíos de PEMEX (Pemexgate) en la campaña electoral del 2000 o de la reforma educativa del 2018.
Asimismo, afirmó que ellos [entre otros] no hicieron nada, ¿por qué no levantaron la voz para que se castigara a todos? Y Tuvimos severas consecuencias porque se empezó a fortalecer y consolidar el rechazo al PRI.
Ante ese cuestionamiento o acusación, ¡mayor desfachatez no pudo haber mostrado el “impoluto y sacrificado” dirigente partidista predicho! ¿Pues, en dónde estaba durante su larga militancia priista, que no se dio cuenta de esas acciones y actitudes antinacionalistas, antipatriotas, antidemocráticas de sus compinches?
Ahora bien. ¿Acaso ‘Alito’ tuvo miedo o estaba bien ‘embarrado’ en todo lo que en esa asamblea nacional él recriminó a sus otrora gloriosos y respetabilísimos miembros de la cúpula de las vacas sagradas encumbradas en el por tantos años partido oficial o de Estado?
Ante esa previsible realidad que “sufre” el priismo –que según se observa, la está repitiendo el panismo-, es menester no olvidar que el partido que se autonombró de la Revolución institucionalizada, burocratizada desde su fundación en 1929; y, por ende, desde la creación del nuevo Estado posrevolucionario: se arrogó los grandes anhelos y justas aspiraciones del pueblo, plasmadas en la Constitución de 1917.
Para, arbitrariamente, abrogar cuando así se requiriera y decidieran, algunos artículos de las garantías individuales y sociales de la CPEUM, por ejemplo, entre otros: 3º,27º y 123. Agravando todavía más, las precarias, paupérrimas condiciones económicas y sociales de la inmensa mayoría de las familias mexicanas.
Por supuesto, que ese abrogar, que ese abolir o quitar una ley, preponderantemente a partir del nefasto régimen del SALINATO, estuvieron encaminadas a la privatización de las empresas del Estado mexicano (Pemex, CFE…), de la diversidad de la riqueza natural nacional, de la educación y la salud, etcétera.
Obviamente, en beneficio de la oligarquía del país y de las transnacionales, atendiendo la política económica impuesta por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, a través de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Lo malo para ‘Alito’ (y venturosamente para la inmensa mayoría del pueblo mexicano), consiste en que las ambiciones del ‘Adonis’ campechano quedarán truncas, ya que seguramente se hará realidad ese dicho popular que reza: “No hay mal que dure cien años, ni enfermo [pueblo] que los aguante”.