“Sabia virtud de conocer el tiempo;
a tiempo amar y desatarse a tiempo”
Renato Leduc
Un año es el tiempo en el cual la Tierra da una vuelta completa alrededor del Sol. Aproximadamente 365 días. Fue muy importante medirlo porque era la manera de calcular los eventos: cuándo era el momento de sembrar y de cosechar, los días espirituales y comerciales. En qué momento se presentarían las estaciones. Cuándo se debe trabajar y también cuánto vivimos. Es válido para nuestro sufrido planeta. Marte tiene su año, pero si lo interpretamos un año son 687 días terrestres.
Calcular un año tiene distintos criterios. Se basaban en la observación de los astros y los cuerpos celestes. La Luna fue uno de ellos. Un mes lunar es de 29.5306 días. De esta manera, un año lunar es de 354.3672 días. Cuando el satélite regresaba a su fase inicial después de completar su órbita, se consideraba que había terminado un mes.
Los humanos hemos calculado, a través del calendario, desde hace 8,000 años antes de Cristo. Los sumerios lo dividieron en doce ciclos lunares. Por ello cada cuatro años agregaban un mes.
Los romanos fijaron la duración de los meses en 29 días, 12 horas y 44 minutos. También establecieron que el día iniciaba a medianoche. En principio eran diez meses, pero por la influencia de los griegos, los transformaron el 12. Los años nuevos iniciaban en primavera dedicado al dios de la guerra, Marte. Luego abril, el mes que se abre. Seguía mayo, el del florecimiento. Junio, el del florecimiento y los siguientes eran quintilis –julio-, sextilis –agosto- septimbris –septiembre- octobris –octubre- novembris –noviembre y decembris- diciembre, januarius –enero y februarius –febrero- dedicado a las purificaciones.
Pero después del asesinato de Julio César, Marco Antonio, cambió el nombre del quinto mes y lo llamó julio. Ese mes ya tenía 31 días. En honor a Augusto, sextilis fue rebautizado como agosto, pero como tenía 30 días y para no ser menos que Julio César, le agregaron un día más. Y de dónde tomaron ese día extra, de febrero.
Los meses de enero, marzo, mayo, julio, agosto, octubre y diciembre tienen 31 días.
Pero los meses –tengan 28 o 29 días, 30 o 31- no todos los humanos los sentimos iguales. Hay meses mucho más largos o al menos eso aparentan. Este es un asunto subjetivo. Para el presidente los siguientes meses serán cortísimos. Para Claudia serán larguísimos y para los mexicanos insoportables.
Siempre he creído en la democracia como el mejor sistema de gobierno. Sus errores se solucionan con más democracia. He estado de acuerdo en la alternancia en el poder político, pero como van las cosas –paradojas de la vida- el tiempo en México rebotará treinta, cuarenta o tal vez cincuenta años. Y no es por una moda retro.
Si no hay un golpe de timón, decir, dar a la nave un cambio brusco de dirección, de parte de la próxima presidenta, entonces seguiremos un curso que nos llevará al abismo. En fin, Morena tiene todo para cambiar la Constitución al antojo del presidente en turno. Y aquí nos preguntaremos ¿a quién hará caso los legisladores federales? Si modifican en septiembre el Poder Judicial y otros más, nos darán la razón de quién manda y quién seguirá mandando a partir del 1 de octubre. Y no se considerarán las consecuencias financieras, por decir el caso más grave, porque los caprichos políticos son primero.
Mi álter ego tiene la solución para la grave sequía que estamos sufriendo: expídase un decreto presidencial y ordénese a la naturaleza llueva porque si no obedece será acusada de traición a la patria.