Hay personajes de la farándula, llámense cómicos o comediantes que por tal de “caer bien” y ganarse al público, se pasan de chistosos, de graciosos; incluso, echando a volar la vulgaridad y/o el insulto, cayendo en desagradables e inaceptables payasadas.
Tal es el caso del actor-comediante de “humor picante” y “situaciones cómicas” Rafael Inclán, que la semana pasada hiciese el siguiente comentario misógino contra la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum: “Vamos a tener ama de casa por seis años”. Causando, con tan contraproducente “chiste” machista, la desaprobación o rechazo tanto de tirios como de troyanos.
Lógicamente, considerando sus derechos como MUJER y por su INVESTIDURA PRESIDENCIAL, la doctora Claudia Sheinbaum, sostuvo: Soy presidenta, abuela, mamá y AMA DE CASA. Y con orgullo. Todas las amas de casa: mujeres, esposas, que se dedican al hogar, merecen absolutamente todo nuestro reconocimiento…
Para aprobar y estar en consonancia con la contundente y objetiva contestación que dio la ciudadana presidenta de los EUM, es menester dar a conocer al respecto –y de pasada, para que se ilustre Rafael Inclán- la Publicación de Cabaña Argentina de fecha 5 de diciembre de 2012: “AMA DE CASA, SINÓNIMO DE ESPOSA Y MADRE TRABAJADORA Y PRESERVADORA DE VALORES.
“Es admirable el esfuerzo que realizan las mujeres a lo largo de sus vidas, donde nunca abandonaron su doble función y desgraciadamente para lo que el mundo no las preparó biológicamente. Sin embargo lo cumple, a expensas de sacrificio y renunciamiento.
“Decir ama de casa y trabajadora, acaso ser ama de casa no es demasiado trabajo, porque ello implica múltiples funciones, tarea humilde y silenciosa, sin rasgos altisonantes, cumplida casi como rutina, la cocina, limpieza, catequesis, la escuela de los hijos y después de los nietos [y bisnietos, como en el caso de mi abnegada esposa], controlar la salud de toda la familia y tantas otras tareas de la CASA… ¡Feliz día a toda las amas de casa… y todos los amos también! Nélida Peralta de Ávila (presienta Asociación de Amas de Casa)”.
Agregaríamos, para mayor información y comprensión, la definición de Ama de Casa: “Mujer que se dedica a los quehaceres domésticos.- Persona que se encarga de desarrollar aquellas tareas que son necesarias para el funcionamiento cotidiano de un hogar. Aplicable también a los hombres”. (Publicado por Julieta Pérez Porto y Ana Gardey, actualizado el 23 de julio de 2024 https://definición de /ama-de-casa-/).
Ahora bien, desde que se conforma la FAMILIA como la indispensable célula de la sociedad: la esposa, la madre, la abuela, la AMA DE CASA, se constituyen en sólidas columnas no sólo del HOGAR, de la CASA, de la VIVIENDA, sino de toda la vida social y comunitaria.
En las Ciencias Sociales impartidas en los centros escolares desde los últimos grados de la educación básica hasta el nivel medio superior y superior, aprendimos que la vida de la familia se caracteriza tanto por procesos materiales como por procesos espirituales.
Que pertenecen a los procesos materiales, las relaciones biológicas naturales, las relaciones económicas y de consumo; mientras que a las segundas, pertenecen las relaciones morales y psicológicas. Siendo importante para sus fines: la convivencia cotidiana entre el marido y la mujer; sobresaliendo evidentemente, el papel influyente de la madre, jefita, abuela o la ama de casa.
Admirables virtudes cuasi naturales de las progenitoras del ser humano, no todas debidamente ponderadas y en mucho limitadas en sus ingresos monetarios. Madres que desde tiempos remotos, dando muestras de enormes esfuerzos y admirable paciencia y cuidado, lograron el gran descubrimiento del cultivo de la tierra, de la AGRICULTURA. A la par, los hombres se ocupaban de la caza de animales para comer y para utilizar su piel para cubrir parte de su cuerpo.
Desde entonces, y ya en épocas moderna y contemporánea, su entrega a su esposo, a sus hijos, a su CASA, a la comunidad, la llevan a convertirse en la INDISPENSABLE ECÓNOMA de la familia. Pues ella sabrá cómo le hace, pero por raquítico que sean los ingresos, por muy bajo que sea el salario mínimo, ella lo estira, logrando que cuando menos no faltan los frijolitos, las tortillas, una que otra vez la lechita para los más pequeños o para los abuelitos; así como para otros satisfactores vitales.
En ese tenor, no hay mejor cocinera, no hay más diestra costurera; no hay tan humana, preocupada y ocupada “curandera” o enfermera por la salud de sus vástagos, de su esposo y demás familiares como ella: COMO LA AMA DE CASA.
Esas generosas ¿y sufridas? AMAS DE CASA, algunas nada más con estudios de Primaria se desempeñan como verdaderas educadoras y pedagogas guiando, asesorando, auxiliando en sus tareas extra clase o extra escuela a sus criaturas no solamente del nivel básico, sino hasta del nivel medio superior.
¡Ah, loable su tarea como guía espiritual acorde con la denominación religiosa que se profesa y se lleva a la práctica al seno del hogar! Con su ejemplo, pidiendo ser agradecidos por los alimentos recibidos.
Asumiendo, así mismo, el cometido de “doctora corazón”, ya que la hija o el hijo se está fijando en equis compañerito o compañerita del grupo y le gustaría para que fuera su “pareja” su novio o novia; por lo que, sin llegar a lastimar sus sentimientos “amorosos”, convencerlos de que aún no es tiempo del noviazgo. Si acaso de una bonita amistad.
Máximo Gorki en su obra clásica “La Madre” (1906), que puede considerarse como historia novelada, exalta el apoyo y guía hasta el sacrificio que la madre Nilovna ofreció a su hijo Pável y amigos y camaradas, en su lucha revolucionaria clandestina, posteriormente descubierta en Rusia, en contra de la tiranía Zarista.
En dónde nos muestra cómo una mujer ignorante y oprimida se convierte en un nuevo ser, que emprende la ruta de la lucha activa revolucionaria contra los enemigos de la clase trabajadora, del pueblo.
Uno de sus congruentes gritos de batalla: ¡No podréis anegar la razón en sangre! Respetable y grandilocuente esposa, madre, jefita: AMA DE CASA.
“Feliz el hombre que tiene una buena esposa: vive el doble”.- Goethe.