Conocí a Cuauhtémoc en el 2015 cuando, a punto del retiro, él jugaba en el Puebla. Digo lo conocí porque tuve la oportunidad de saludarlo, darle un abrazo, tomarme fotos con él. Y pedí un imposible: me concediera una entrevista. Mi sobrino que fue mi contacto, me comentó que era casi imposible “No le caen bien los periodistas. Pero deja ver. Finalmente accedió y me la concedió “diez minutos, aclaró”. Después del entrenamiento nos tomamos las placas, nos firmó balones y camisetas (todas del América, por cierto) y la primera pregunta fue a qué se iba a dedicar después de su retiro de las canchas, si pensaba ser entrenador o directivo. “A la política –respondió- quiero ser presidente municipal de Cuernavaca, Morelos” “¿y cuál es su proyecto político? “Trabajar mucho y servir a la gente”. Y no salió de ahí. Tuve que recurrir a la estrategia para cubrir la entrevista “¿desea que ese municipio sea un más seguro?” “Sí” “¿impulsar el deporte?” “Así es”. “¿Encontrar más inversiones para su municipio?” “Claro” y así, tirando rollo completé una cuartilla. “Caramba, pensé, no trae nada”. Le di las gracias le deseé éxitos en su nueva faceta, nos despedimos y eso fue todo.
Después fue gobernador de ese estado y en este momento diputado federal. Ahora que está en el centro de la polémica por su no desafuero nos preguntamos si está tan seguro de su inocencia ¿por qué no pidió licencia para enfrentar los cargos sin arroparse en la inmunidad? ¿necesita dinero para pagar defensores? Con el permiso para retirarse de su cargo, si la justicia determinaba que las acusaciones no procedían, un arreglo económico o en su caso el juez lo declaraba inocente, ¿por qué no hacerlo?
Morena tiene tanto poder que a veces no sabe cómo manejarlo. Porque él no tiene una fuerza legislativa, no representa miles o millones de votos para debilitar a la Cuarta Transformación, no es un ideólogo de este movimiento, su voto no es definitivo para una decisión parlamentaria. Vamos, no había hecho ni siquiera uso de la palabra. No necesitan ni él ni Morena de su sufragio. Y si hubiese –en el mejor de los casos- solicitado licencia o de plano el desafuero, tanto sus partidos como él hubiesen quedado perfectamente bien ante la mirada de sus correligionarios e incluso ante la oposición. ¿Cuántas veces hemos escuchado que en la 4T no habrá privilegios para nadie? Bueno, casi para nadie.
Llegué a pensar que pronto se aburriría de la política y se retiraría. Me equivoqué rotundamente. El poder político tiene algo que seduce, a atrae, engolosina, enamora, cautiva, encanta. Fue mal alcalde, pésimo gobernador y todavía aspiraba a ser jefe de gobierno de la Ciudad de México.
El Cuauh es considerado de los tres mejores futbolistas mexicanos después de Hugo Sánchez y Rafael Márquez. Con esas cartas credenciales ¿era indispensable en la selección nacional? Nadie lo es. Esa carrera llena de gloria se está enlodando en la política.
Debieron aliarse con el PRI para evitar saliera de la Cámara de Diputados. Y nos hace ser mal pensados. ¿Qué se negoció con esa alianza? ¿para proteger a Alito, a Javier Corral y otros más? No lo sabemos, pero que hay un águila de corazón encerrado, lo hay.
Finalmente, ya sabemos que en Morena la protección incondicional a sus seguidores está asegurada. Dejaron pasar la oportunidad de dejarse ver como una coalición convencida de la justicia, la legalidad, la no corrupción, darle la espalda a los tiempos pasados y alcanzar por fin un gobierno apegado a los principios que diariamente pregonan. Y sí, guardo las fotografías porque son las de un jugador excelente. El nuevo Cuauhtémoc solo da tristeza, coraje, rabia y le paro de contar.
Mi álter ego reconoce que la presidente no tiene formas de defender al país ante los desplantes de Donald Trump. No es posible negociar cuando le tiene una pistola en la frente. Y tiene otra en la nuca cuando está atada de manos porque no tiene influencia en el legislativo, ni en el judicial, ni con los gobernadores de su propio partido y cuando la mitad del gabinete está en manos de quien como dijera Luis Echeverría son “los emisarios del pasado” que hoy tienen plena vigencia.