-Víctima hace trizas a abogado candidato
-La verdad no peca pero incomoda
-La última corralista reacciona como Corral
El ataque de “La Empresa” a una granja-bodega donde había una supuesta fiesta de “Los Verines”, con saldo oficial de dos muertos y un herido, le dio mayor sentido al extraño caso de levantón y ejecución de un hombre a mediados del mes pasado.
La madrugada del domingo antepasado, como es conocido, en la Ampliación Nuevo Triunfo fue interrumpida una reunión de supuestos “capitanes” de Salvador Humberto V., alias “El Verín” o “El señor de la V”, entre la avenida Venceremos y calle 43, en la periferia del norte de la ciudad.
Salieron a relucir las escuadras con las que últimamente cada grupo criminal firma sus intervenciones, las de nueve milímetros de unos y las de calibre .40 de otros.
Aunque inicialmente se hablaba de varios heridos que buscaron auxilio en diferentes hospitales, al final resultó uno solo de forma oficial, así como una persona sin vida, Jesús Geovany S. G, y otro más fallecido horas después.
Hasta hace poco sin avances, los investigadores estatales armaban el rompecabezas entre el sobreviviente, los muertos, las evidencias del ataque, los vehículos, algo de droga en uno de ellos y el inmueble en la todavía muy irregular zona de la ciudad.
En esa telaraña salió a relucir el extraño caso del pasado 12 de marzo, cuando un par de hombres armados, a bordo de una vieja Mercury Mountaineer de color negro, capturaron en calles de Villa Juárez, en el extremo sur de la ciudad, a José Antonio Torres Ruiz, a quien privaron de la vida en el trayecto a dejar su cadáver en el mismo sector de la Nuevo Triunfo, cerca del panteón municipal.
Como fueron detenidos, y tal vez salieron buenos cantantes, Daniel Omar J. E. y Jaime Israel R. G, los captores y sicarios de Torres Ruiz, revelaron sus intenciones de levantar a su víctima en el extremo sur, para matarla y dejar su cadáver en el extremo norte, para dejarle mensaje, precisamente, al “Verín”.
Terminaron por dejar el cuerpo en su propia camioneta e intentar huir a pie, a unas cuadras de la hoy famosa granja-bodega, debido a que ya traían enorme cola de patrullas siguiéndolos. Pero la intención, pues, era acercar lo más posible el cadáver a un seguramente identificado punto de reunión de sus rivales.
En fin, a esos sicarios de mediados del mes de marzo sí los detuvieron tras un exhaustivo seguimiento tecnológico y por tierra, pero del último no hay mayores novedades, por ahora, en el armado del rompecabezas.
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Como era de esperarse, quienes son jueces en funciones o litigantes reconocidos y ahora aparecen como candidatos a juzgadores, son blanco perfectos para que la población, especialmente las víctimas de sus decisiones, los juzguen en su paso a las boletas electorales.
El primero en ser exhibido es Edgar Omar Montes Villa, abogado con aspiraciones a juez penal en Delicias; el candidato carga en su maletín la defensa de Kevin Gualberto P.H, declarado penalmente responsable de matar a su novia Salma Montes, por lo que fue condenado a 70 años de prisión en primera instancia.
“Este Licenciado dice que conozcamos a los candidatos, su trayectoria, humanidad y humildad, pues aquí va lo que conocemos de él: Amigo y defensor del feminicida de mi hermana Salma; durante el juicio no paraba de burlarse de mí y mi familia”, publicó Karen, hermana de la víctima, en sus redes al comenzar la campaña.
“Durante el juicio se sintió con el derecho de juzgar a mi hermana, tratando de que ella quedara como una cualquiera (claro como ya no podía defenderse, pero aquí estoy yo para eso); no olvidemos que le dijo al asesino: si no es en este tribunal, te sacaré en otro”, denunció.
Con unas cuantas líneas, la hermana de la víctima hizo trizas al litigante candidato. ”Discúlpenme pero yo si quiero jueces que me den la seguridad de que recibiré justicia, porque quiero que todas las mujeres de Delicias se sientan representadas y ayudadas justamente ante un tribunal. Yo no perdono ni olvido”, remató.
Antes de la reforma judicial, los jueces nomás hablaban a través de sus sentencias y los abogados mediante sus clientes presos o libres; ahora, ambas figuras están expuestas en una vitrina de cristal y su pasado es el que habla mucho más que su oferta electoral.
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Dicen que la verdad no peca pero incomoda. Quedó evidenciado ayer en un pasquín de esos que se dicen ser medios de comunicación.
Se trata de un boca de ganso guinda cuyos manejadores forman parte de los equipos de comunicación de cierta legisladora. En su momento también apoyaron a Javier Corral, que jugaba golf sin saber jugar golf y no gobernaba porque tampoco sabía ni aprendió a hacerlo en cinco años.
Resulta que los morenistas se quedaron muy mal acostumbrados a los seis años de los otros datos, los calificativos y calumnias que el líder poco moral del partido partía y repartía desde el púlpito de las mañaneras.
Ahora que les toca a ellos quedar evidenciados. Les cala cuando la verdad los golpea en la cara.
De los personajes que dijeron ser vecinos de la zona Reliz y que asistieron a la audiencia pública municipal el viernes, por lo menos dos de ellos no viven en la zona.
Nos referimos a Adrián Sánchez y Pablo Alvídrez, uno dice ser periodista y el otro llegó a ocupar la planilla de regidores en el 2010, junto con la ahora legisladora Brenda Ríos.
A estos dos personajes sólo les faltó llegar con su chaleco guinda de Morena para afiliar en la entrada a todos los vecinos que llegaron al séptimo piso de edificio Eloy S. Vallina.
Nadie puede negar que reciben órdenes desde la torre legislativa y que sus pasquines son paleros de Morena, de nadie más.
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Tenía evento la senadora Andrea Chávez el domingo a las cinco de la tarde en Aldama, para seguir con su promoción de “campaña” que no es campaña, sino acompañamiento del pueblo bueno y sabio.
Sus operadores, se supone tenían ya todo listo para que hiciera entrada triunfal en la plaza del pueblo, en donde llevaría a cabo la reunión multitudinaria.
Está acostumbrada la senadora a tener a su servicio una veintena de operadores que le preparan sus recorridos e invitación a bastantes personas, pero quedó chiflando en la lomita.
Resulta que cuando llegó a la plaza vio que apenas había unas cuantas gentes sentadas en las bancas, probablemente de quienes acostumbran llegar al lugar los domingos para comerse una nieve o un refresco.
Ardió en cólera la legisladora, -según dicen- molesta por la situación, de acuerdo a una versión tomada por medios de comunicación del lugar y difundidos en Facebook.
Las imágenes mostradas indicaban la desabrida asistencia, a la hora en que estaba programada la llegada de la senadora, quien ya se siente gobernadora.
Dicen que argumentó un compromiso de último momento y así como llegó, se retiró sin más del lugar, muy al estilo de su ahora aliado Javier Corral, quien gustaba armar plantones cuando el auditorio era flaco tirando a escuálido.