-¿Vendrá la CNTE al desfile del Día del Trabajo?
-Los consultorios de Andrea y la NOM
-No hay hilo negro en agua
Era el martes por la tarde cuando, en una especie de carrusel de llamadas telefónicas, los panistas fueron invitados a la reunión del Comité Directivo Municipal de los miércoles, donde el ponente especial sería Alan “El Cabrito” Falomir, director de la Junta Municipal de Agua y Saneamiento (JMAS).
Quién sabe qué pasó, pero tres doritos después comenzó a correr por el whatsapp de los militantes, el anuncio de que su presencia en el PAN Municipal (puede verse en la edición digital de GPS) sería pospuesta “por causas de fuerza mayor”, que nadie quiso aclarar cuáles eran.
La ponencia de Falomir Sáenz, programada para ayer a las cinco de la tarde, terminó abortada sin explicación alguna, de ahí que sus seguidores acabaron decepcionados y sus detractores, entre todo tipo de burlas, soltaron sus interpretaciones.
Así, el estruendoso y encabritado portazo en Acción Nacional al titular de la JMAS soltó una serie de suspicacias en el marco de una adelantada competencia en los liderazgos del albiazul por ver quiénes se posicionan más y mejor en la capital del estado.
Dicen los panistas, por ejemplo, que ven al “Cabrito” muy puesto para ser candidato a presidente municipal, como si pudiera hacer frente al desatado más encampañado que fiscal, César Jáuregui; al secretario de Desarrollo Humano, Rafael Loera o a la diputada federal, María Angélica “Manque” Granados.
Critican que quiere generar esa idea para luego negociar una diputación o, si no tiene suerte, una local; o hasta una regiduría si, de plano, no queda de otra, aparte, desde luego, de la magistratura del Tribunal Superior de Justicia del Estado que pidió para su esposa.
Entre tantas ambiciones, con el uso de su cargo público, tal vez pueda encontrarse el motivo de su promocionada y luego “pospuesta” presentación ante los panistas de la capital.
Lo cierto es que el desplante municipal no fue solamente para Falomir sino para su representación institucional allá en Palacio de Gobierno.
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En el tradicional desfile del Día del Trabajo, que habrá de realizarse este día desde muy temprano, es posible la presencia de maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), disidente del sindicato oficial, en pie de guerra para tumbar la reforma calderonista de 2007.
Ayer por la mañana, circulaba información en Palacio de Gobierno de que podría haber algunos infiltrados en comités magisteriales de Jiménez y Madera, que mantienen esa exigencia, revivida luego de que la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, mandara su abortada propuesta de reforma al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE).
Más que desmanes públicos, lo que parecía factible era la confrontación o choque con el contingente oficial de la Sección Octava del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), al mando de Eduardo Zendejas Amparán, en parte también rebasado por su disidencia interna.
Con los maestros del subsistema federal levantados y los del subsistema estatal también rebelados contra la dirigencia de la Sección 42, liderada por Manuel Quiroz Carbajal, seguramente este año serán los profes quienes den la nota en el desfile conmemorativo del primero de mayo.
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Es en un acta de esas antiquísimas elaborada por la Comisión Internacional de Límites y Aguas, organismo binacional México-estadounidense, en la que queda claro que desde el principio y hasta la fecha, no ha sido fácil cumplir con el compromiso de intercambio de agua.
Pero, además, explica cómo deberán reponerse los faltantes de agua para evitar conflictos posteriores, por lo cual el acuerdo llegado hace unos días entre ambos países no es otra cosa que lo acordado hace más de 50 años. No hay ninguna novedad.
Es el acta 234 de fecha dos de diciembre de 1969, que plasma los resultados de los primeros quinquenios del tratado internacional firmado por ambos países en 1944, en un estudio firmado por especialistas binacionales.
El informe fue presentado por los ingenieros principales, Jenaro Paz Reyes y D. D. McNealy, quienes dan fe que en el quinquenio de 1953 a 1958, hubo un faltante de 588 millones de metros cúbicos, que fueron pagados en el siguiente con creces, ya que de 1958 a 1963, fueron enviados del lado mexicano 676 millones de metros cúbicos.
A raíz de este fenómeno, donde las lluvias no tienen palabra, un quinquenio caen a borbotones y al siguiente lucen por su ausencia, es que la Comisión decidió establecer -a reserva de que ambos países lo ratificarán- que precisamente los faltantes podrían ser cubiertos en el ciclo posterior, y que, de no ser posible, inclusive podría echarse mano de excedentes del Río Bravo o, inclusive del traspaso de aguas almacenadas en presas internacionales.
Eso nunca lo entendió Andrés Manuel, antes provocó con su actitud cerrada un conflicto que costó la vida a Jessy Silva y lesiones graves a su marido, que aún hoy sufre las consecuencias; fueron detenidos cuatro agricultores, tres de ellos por traer latas vacías de gas lacrimógeno, y uno más como dirigente del levantamiento que terminó con la toma violenta de La Boquilla.
Sin mucho ruido, México y Estados Unidos acaban precisamente de resolver el problema, “descubriendo el hilo negro”, ante las exigencias de los agricultores texanos, quienes recibirán el agua de excedentes del Bravo o de las presas internacionales, Falcón o La Amistad, y si queda algún pendiente, a esperar el ciclo de lluvias, que nadie puede dar lo que no tiene.
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Bien valdría la pena una visitada al consultorio de Andrea Chávez, en Guadalupe y Calvo, y a las unidades ambulatorias -consultorios móviles presumidos aún- para verificar el puntual cumplimiento de la Norma Oficial Mexicana, que podría ser la NOM-016-SSA3-2012, si brindan atención médica especializada o bien, la NOM-005-SSA3-2018, para atención médica de pacientes ambulatorios.
Cualquiera que sea, deberán dichos consultorios estar apegados a la misma, entre cuyos múltiples requisitos está el necesario aviso de funcionamiento, en donde hay un responsable sanitario, con horario fijo de servicio.
Esa documentación es clave para la legal prestación de servicio, como garantía a los usuarios del mismo, porque no es posible, aperturar estos negocios como si de un punto de venta de burritos de hielera se tratara, y vaya que ahí también hay obligaciones qué cumplir.
A estas alturas ya debe tener idea clara la Comisión Estatal de Protección contra Riesgos Sanitarios, o en su defecto la Cofepris -no sería raro encontrar autorizaciones de CDMX- de quien es el responsable sanitario de las unidades móviles y el consultorio fijo localizado en aquel municipio de la sierra de Chihuahua.
No son indispensables las buenas intenciones y dejar de promocionar el nombre en los costados de las unidades móviles o en la fachada del consultorio, sino que hay requisitos a los cuales apegarse, que regulan las condiciones físicas y así como el perfil y desempeño del personal responsable.
Habría que preguntarse entonces por ese responsable sanitario, la autorización para el manejo del medicamento, y si es controlado más aún, la refrigeración en su caso, caducidades, origen y un largo etcétera.
Todo ello merece explicación.